Dak replico:

—Aqui.

La misma voz insistio:

—?Este? —como si no pudiera creer lo que veia.

—Si, si —repuso Dak—. Esta maquillado. No os preocupeis, todo va bien. Ayudadme a colocarle en el prensa-uvas.

Una mano me agarro del brazo, remolcandome a lo largo de un estrecho pasillo, aun flotando, y me metio en un camarote. En uno de los extremos, y colocadas junto a la pared, habia dos literas de las llamadas prensa- uvas; unos tanques de presion hidraulicos, en forma de banera, usados en las grandes naves a reaccion de alta aceleracion. Nunca habia visto uno, pero en la obra Ataque a la Tierra usamos unos modelos de guardarropia bastante convincentes.

En la pared, detras de las literas, habia un letrero: AVISO. No se sometan a mas de tres gravedades sin un traje antipresion. Por orden de…

Gire lentamente en el aire sobre mi mismo antes de que pudiera acabar de leer el letrero, y alguien me empujo dentro de una de aquellas baneras. Dak y el otro hombre me estaban atando a toda prisa los cinturones de seguridad cuando un altavoz colocado cerca de alli lanzo un bramido horrisono. El ruido continuo durante varios segundos, y luego se oyo una voz:

—?Atencion! ?Dos gravedades! ?Tres gravedades! ?Atencion! ?Dos gravedades! ?Tres minutos!

Y el bramido volvio a empezar.

En medio de aquel estruendo pude oir como Dak preguntaba:

—?Teneis el computador preparado? ?La orbita de lanzamiento calculada?

—Desde luego.

—?Donde esta la inyeccion? —Dak dio media vuelta en el aire y se dirigio a mi—: Oiga, companero, vamos a ponerle una hipodermica. No es nada peligroso. Esta compuesta de Antigrav y un estimulante… porque tendra que estar despierto muchas horas para estudiar su papel. Al principio notara cierto ardor en las orbitas de los ojos, y es posible que sienta algo de picazon, pero no sera nada grave.

—?Espere, Dak, yo…!

—No queda tiempo. Tengo que ir a encender los fuegos de esta caldera.

Giro en el aire y salio de la habitacion antes de que yo pudiera terminar mi protesta. El otro hombre me levanto la manga del brazo izquierdo, coloco el aparato de aire comprimido contra la piel y antes de que yo pudiera pronunciar otra palabra, ya habia recibido la inyeccion hipodermica. El hombre salio de alli sin decir nada. El alarido del altavoz se interrumpio y una voz anuncio:

—?Atencion! ?Dos gravedades! ?Dos minutos!

Trate de mirar a mi alrededor, pero la droga empezaba a hacer sentir sus efectos. Los ojos me ardian y tenia la boca seca, y empece a sentir un intolerable picor a lo largo de la columna vertebral; los cinturones de seguridad me impidieron aliviar aquella tortura, y quiza tambien evitaron que me rompiera un brazo por la subita aceleracion. El rugido volvio a apagarse, y esta vez oi la voz firme y llena de confianza de Dak:

—?Atencion! ?Ultimo aviso! ?Dos gravedades! ?Un minuto! ?Dejen de jugar a las cartas y tirense de cabeza a las literas! ?Vamos a encender!

El alarido del altavoz fue reemplazado esta vez por un disco del Ad Astra, de Arkezian, opus 61, en Do mayor. Se trataba de la discutida version de la London Symphony, con su famoso ciclo de 14 notas que se metian en el timpano. Maltrecho, confuso y seminarcotizado como me encontraba, ni siquiera aquello parecio causarme ningun efecto… no se puede mojar el mar.

En aquel momento entro una sirena por la puerta. No tenia cola escamosa, desde luego, pero se parecia mucho a mis suenos de una sirena. Cuando mis ojos consiguieron enfocar su figura, pude ver que se trataba de una joven muy bien parecida y de formas exquisitamente femeninas, vestida con una blusa ajustada y pantalones cortos, nadando en el aire con una soltura que indicaba que la caida libre en el espacio no era ninguna novedad para ella. Me lanzo una mirada seria, sin dignarse sonreir, se coloco en el otro prensa-uvas y se agarro al pasamanos colocado al lado de aquella especie de banera… Ni siquiera se molesto en sujetarse los cinturones de seguridad. La musica ataco el estruendoso final y senti que mi peso aumentaba de un modo desmesurado.

Dos gravedades no son dificiles de soportar, especialmente cuando uno se encuentra en un lecho liquido. La membrana plastica colocada en la parte interior del prensa-uvas se elevo alrededor de mi cuerpo, soportando mi peso con firmeza; simplemente me senti muy pesado y con cierta dificultad para respirar. A veces se oyen historias sobre pilotos que arrancan a una aceleracion de diez gravedades, quedando destrozados a los pocos minutos, y no dudo que eso sea posible; pero dos gravedades en el prensa-uvas no causan otro efecto que cierta sensacion de languidez y el deseo de permanecer inmovil.

Paso algun tiempo antes de darme cuenta de que la voz del comunicador interior se dirigia a mi.

—?Lorenzo! ?Como se encuentra, companero?

—Muy bien —conteste; pero el esfuerzo me quito el aliento—. ?Cuanto tiempo tendremos que soportar esta aceleracion?

—Cosa de dos dias.

Debi de lanzar un gemido, porque Dak rio alegremente.

—No se queje, amigo. Mi primer viaje a Marte duro treinta y siete semanas, todas ellas en caida libre en una orbita eliptica. Usted va en un crucero de lujo: solo dos gravedades durante dos dias y una gravedad a la hora de dormir. Deberiamos cobrarle por el paseo.

Empece a decirle lo que pensaba de sus bromas con unas cuantas frases escogidas, hasta que recorde que habia una dama presente. Mi padre me enseno que una mujer puede perdonar casi cualquier ofensa, incluso el asalto con violencia, pero se siente facilmente insultada por las palabras groseras; la hermosa mitad de nuestra especie concede gran importancia al simbolismo, algo muy extrano, teniendo en cuenta su desarrollado sentido practico. En todo caso, nunca permito que una palabra prohibida salga de mis labios, si es que puede ofender los oidos de una dama, desde la ultima vez que mi padre me golpeo en plena boca… Mi padre podia haberle ensenado un par de cosas al profesor Pavlov sobre los reflejos condicionados.

Dak volvia a hablar por el altavoz.

—?Penny! ?Estas ahi, carino?

—Si, capitan —contesto la joven a mi lado.

—Bien, entonces ocupate de que nuestro amigo empiece sus deberes escolares. Bajare tan pronto haya colocado esta ratonera en sus railes.

—Muy bien, capitan —Penny volvio la cabeza hacia mi y me dijo, con una voz suave de contralto—: El doctor Capek le pide que trate de tranquilizarse y que mire unas cuantas peliculas durante las proximas horas. Yo estare aqui para contestar a sus preguntas cuando sea necesario.

—?Gracias a Dios! —Suspire—. ?Por fin encuentro a alguien dispuesto a contestar a mis preguntas!

Ella no replico, pero alzo un brazo con visible esfuerzo y paso la mano por un contacto colocado a su lado. Se apagaron las luces del camarote y se formo ante mis ojos una estereoimagen en tres dimensiones y con sonido. Reconoci al personaje inmediatamente, del mismo modo que uno cualquiera de los miles de millones de ciudadanos del Imperio lo habria reconocido en el acto… y por fin comprendi hasta que punto Dak Broadbent me habia hecho caer en la trampa.

El personaje era Bonforte.

El gran Bonforte. Me refiero al Honorable John Joseph Bonforte, ex Ministro Supremo, jefe del partido de la oposicion y Presidente de la Coalicion Expansionista, el hombre mas querido (y tambien mas odiado) de todo el Sistema Solar.

Mi maravillada mente dio un salto y llego en un instante de penetracion a lo que parecia una certidumbre logica. Bonforte habia escapado por lo menos a tres intentos de asesinato… eso era lo que habian dicho los periodicos. En dos de esas ocasiones se habia librado de milagro. Supongamos que no existio tal milagro… Supongamos que los intentos habian tenido exito, pero que el querido tio Joe Bonforte se encontraba en alguna otra parte en aquellos momentos…

De esa forma se puede utilizar a un buen numero de actores.

Вы читаете Estrella doble
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату