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Debo decir que nunca me habia mezclado en asuntos politicos. Mi padre me previno siempre contra ello:

—Mantente apartado de eso, Larry —solia decirme con aire solemne—. La publicidad que se consigue de ese modo es una mala publicidad, y ademas a la gente no le gusta.

No habia votado una sola vez en toda mi vida… ni siquiera cuando la enmienda del 98 hizo posible que la poblacion flotante —la cual incluye, por supuesto, a la mayoria de los miembros de mi profesion— pudiera ejercer el derecho de voto.

Por otra parte, caso de albergar alguna preferencia politica, esta no se orientaba precisamente hacia el viejo Bonforte. Le consideraba un hombre peligroso, quiza incluso un traidor a la raza humana. La idea de suplantarle y ser asesinado en su lugar me resultaba… ?como podria decirlo?… sumamente desagradable.

Pero eso si… ?que gran papel!

En cierta ocasion hice el papel protagonista de L'Aiglon, y tambien habia representado a Cesar en las dos unicas obras dignas de tal nombre. Pero la idea de representar semejante papel en vida… bien, es suficiente para hacerle a uno comprender por que un hombre puede ir a la guillotina en lugar de otro, solo para tener la oportunidad de representar, siquiera sea durante breves instantes, el definitivo y trascendente papel de la muerte, y hacer de ello una suprema obra de arte.

Me pregunte cuales serian aquellos colegas que habian sido incapaces de resistir la tentacion en las ocasiones precedentes. No cabia duda de que eran artistas… aunque su absoluto anonimato habia constituido el unico tributo al exito de su caracterizacion. Intente recordar cuando habian tenido lugar los anteriores intentos de asesinato de Bonforte, y cuales de mis colegas con las suficientes aptitudes para representar ese papel habian desaparecido del mapa por la misma epoca. Mis esfuerzos fueron vanos. No solo ignoraba los detalles de la historia politica moderna, sino que, ademas, muchas veces los actores se desvanecen de la escena sin que se sepa por que; es una profesion arriesgada, incluso para los mejores de nosotros.

Entretanto, seguia estudiando concienzudamente mi futura caracterizacion.

Comprendi que podia representar el papel. De hecho, podia hacerlo con un pie metido en un cubo de agua y con un incendio entre bastidores. Para empezar, no existian problemas en lo concerniente al aspecto fisico; Bonforte y yo podiamos intercambiar nuestros trajes sin que se notara ni una sola arruga. Aquellos conspiradores de opereta que me habian arrastrado en su loca empresa habian concedido una gran importancia al parecido fisico, cosa innecesaria, ya que eso no significa nada si no esta apoyado en el arte; ademas, el parecido no es imprescindible si el actor es competente. No obstante, admito que constituye una ayuda, y su estratagema de utilizar el cerebro electronico habia conducido, por mero accidente, a la seleccion de un verdadero artista, con el aliciente adicional de que este era gemelo del politico, tanto en medidas corporales como en estructura osea. Sus rasgos faciales eran casi identicos a los mios. Incluso sus manos eran largas, estrechas y aristocraticas como las mias; y eso es importante porque las manos son mucho mas dificiles de imitar que el rostro.

En cuanto a su leve cojera, al parecer resultado de uno de los ya mencionados intentos de asesinato, no presentaba dificultad alguna. Tras estudiarle durante unos minutos, me di cuenta de que podia levantarme de la cama (con la gravedad adecuada, desde luego) y caminar exactamente igual que el sin ningun esfuerzo. La manera que tenia de rascarse el pescuezo y de frotarse la barbilla, el casi imperceptible tic nervioso que precedia cada una de sus frases, tales cosas no suponian ningun problema; habian penetrado en mi subconsciente igual que el agua es absorbida por la arena.

Desde luego, Bonforte tenia unos quince o veinte anos mas que yo, pero siempre es mas facil representar el papel de un hombre mas viejo que el de otro mas joven. En cualquier caso, para un actor, la edad no es mas que un asunto de atencion interior; no tiene nada que ver con la progresiva degradacion de los procesos fisicos.

Estaba listo para representar el papel en el escenario, o pronunciar un discurso en su lugar, al cabo de veinte minutos. Pero aquel trabajo, tal como yo lo entendia, era algo mas que una sencilla suplantacion. Dak me habia dicho que tendria que convencer a personas que le conocian bien, quiza en circunstancias intimas. Eso es mucho mas dificil. ?Tomaria el cafe con azucar o sin el? ?Que mano usaba para encender un cigarrillo, y con que gesto? Recibi la respuesta a esa pregunta aun antes de acabar de formularla; la imagen que tenia ante mi encendio un cigarrillo con un gesto que me convencio de que habia usado fosforos y uno de los anticuados encendedores antes de decidirse a seguir la marcha del mal llamado progreso.

Sin embargo, lo peor de todo es que un hombre no constituye una complejidad unica; es un complejo distinto para cada una de las personas que le conocen. Eso quiere decir que, para tener exito, la suplantacion debe cambiar ante cada publico, ante cada conocido de la persona a quien se esta representando. Eso no solo es dificil, sino matematicamente imposible. Hay cientos de detalles en los que uno puede estrellarse.

?Que experiencias comunes tiene nuestro modelo con su conocido John Jones? ?O con cien, o mil, John Jones? ?Como es posible que un doble conozca todos estos detalles?

En si misma, una representacion, como cualquier obra de arte, no es mas que un proceso de abstraccion, que consiste en retener solo los rasgos mas significativos. Ahora bien, en una suplantacion cualquier detalle puede ser significativo. A la larga, algo tan estupido como el no cortar la lechuga con el cuchillo podria descubrir todo el enredo.

Luego se me ocurrio el sombrio pensamiento de que mi trabajo probablemente solo necesitaba ser convincente el tiempo necesario para que algun traidor escondido fijara su mira en mi persona.

Todavia seguia estudiando al hombre a quien debia reemplazar (que otra cosa podia hacer), cuando la puerta se abrio y oi como Dak exclamaba alegremente:

—?Hay alguien en casa?

Las luces se encendieron de nuevo, la figura tridimensional se desvanecio. y senti como si me arrancasen de un sueno. Volvi la cabeza; la joven llamada Penny se esforzaba en levantar la cabeza dentro del otro tanque hidraulico, mientras Dak permanecia apoyado en el umbral.

Le mire y pregunte asombrado:

—?Como puede permanecer de pie?

Una parte de mi cerebro, mi parte profesional, que siempre trabaja con independencia de mis otros procesos mentales, estaba ya anotando la forma en que se sostenia y archivando sus notas en una carpeta nueva, rotulada: Forma en que un hombre se mantiene en pie bajo dos gravedades.

Dak me sonrio.

—No tiene importancia. Llevo tirantes en los pantalones.

“Puede levantarse si quiere. Generalmente no aconsejamos a los pasajeros que se levanten del tanque de presion cuando aceleramos a mas de una gravedad y media; siempre existe el riesgo de que algun idiota tropiece y se rompa una pierna. Pero una vez vi como un tipo forzudo salio del prensa-uvas y empezo a caminar bajo cinco gravedades… sin embargo, despues de aquello nunca sirvio para gran cosa. Pero dos G no tienen importancia; es como llevar a otro hombre a la espalda —lanzo una mirada a la joven—. ?Le ha contado todo, Penny?

—Aun no me ha preguntado nada.

—?Es posible? Lorenzo, creia que usted era el hombre que queria saber todas las respuestas.

Me encogi de hombros.

—No llego a ver que importancia tiene eso ahora, ya que es evidente que no vivire lo bastante para disfrutar de mis conocimientos.

—?Eh? ?Que mosca le ha picado, amigo?

—Capitan Broadbent —dije amargamente—, debo moderar mis palabras por la necesidad de expresarme delante de una dama; por lo tanto, no puedo discutir con precision acerca de sus antepasados, su moral y su posible fin. Pero si le dire que supe que me habia tendido una trampa desde el momento en que conoci la identidad de la persona a quien debo reemplazar. Me contentare con una unica pregunta. Quisiera saber quien es la persona interesada en asesinar a Bonforte. Hasta los munecos del tiro al blanco tienen derecho a saber quien es el que va a tirar contra ellos.

Por primera vez vi a Dak expresar sorpresa. Luego empezo a reir con tal entusiasmo, que la aceleracion de la nave le parecio excesiva; se deslizo hasta el suelo y apoyo la espalda contra la pared, mientras seguia riendo.

—No puedo comprender que hay de gracioso en este asunto —dije furioso.

Se contuvo y se seco los ojos.

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