eran suyas.

Mi prisionero se quedo quieto en el acto.

Dak dijo, apremiante:

—Roger, ?que hacen ahora?

Clifton miro hacia atras y contesto:

—Estan dando la vuelta para seguirnos.

Dak replico:

—Bien, Jefe, no separe la pistola de este tipo mientras yo paso delante —lo estaba haciendo mientras hablaba; le resultaba dificil a causa de sus largas piernas y de lo lleno que iba el coche. Se acomodo en el asiento del conductor y dijo alegremente—: No creo que exista nada sobre ruedas que pueda alcanzar a un Rolls en una recta —piso el acelerador y el coche dio un salto hacia adelante—. ?Que tal vamos, Roger?

—Acaban de dar la vuelta.

—Bien. ?Que hacemos con este individuo? ?Lo tiramos a la carretera?

Mi victima se retorcio y dijo:

—?Yo no he hecho nada!

Aprete el pulgar un poco mas y se callo de repente.

—?Oh, casi nada! —admitio Dak, sin separar los ojos de la carretera—. Todo lo que has hecho ha sido tratar de causar un pequeno accidente… lo bastante grave para impedir que el senor Bonforte llegase a tiempo a la ceremonia. Si no me hubiese fijado en que frenabas para no resultar herido en el choque, es posible que lo hubieseis conseguido. ?Te falto valor, eh? —Tomo una curva con las cubiertas chillando sobre la lisa carretera mientras el giroscopo luchaba para mantener el equilibrio del coche—. ?Como va eso, Roger?

—Bien —Dak no redujo la velocidad; debiamos andar rozando los trescientos kilometros por hora—. Me pregunto si se atreveran a bombardearnos con uno de los suyos en el coche. ?Que te parece, amigo? ?Crees que vacilaran en matarte con nosotros?

—?No se de que me habla! ?Tendra que responder de este ataque!

—?Es posible? ?Con la palabra de cuatro personas respetables contra tu ficha de penado? ?O es que no eres uno de los condenados a Colonias? De cualquier modo, el senor Bonforte prefiere que sea yo quien conduzca el coche… y, por lo tanto, no has tenido inconveniente en hacerle este favor.

Pasamos por encima de algo del tamano de un gusano atravesado en el camino liso como un cristal y mi prisionero y yo casi salimos por el techo.

—?Senor Bonforte!

Mi victima mascullo el nombre como si fuera una maldicion.

Dak permanecio silencioso unos segundos. Por fin dijo:

—No creo que debamos dejar a este en la carretera, Jefe. Pienso que, despues de que usted haya bajado del coche, tendremos que llevarlo a un lugar tranquilo. Es posible que hable si le insistimos un poco.

El conductor trato de revolverse. Aumente la presion sobre el cuello y le hundi el pulgar en el costado. Un pulgar quiza no se parezca al canon de una pistola radionica, pero… ?quien se atreve a averiguarlo? El hombre se tranquilizo y mascullo:

—No se atreveran a clavarme la aguja.

—?Cielos, no! —contesto Dak con fingido horror—. Eso seria ilegal. Penny, ?tienes una horquilla?

—Pues si, desde luego, Dak.

Penny parecio sorprendida y yo tambien lo estaba.

—Bien. Amigo, ?nunca te han clavado una aguja de mujer debajo de las unas? Dicen que llega a anular una orden hipnotica de mantener un secreto. Actua directamente sobre el subconsciente o algo asi. La unica dificultad es que el paciente hace unos ruidos muy desagradables. De modo que vamos a llevarte a las dunas, donde no molestaras a nadie excepto a los escorpiones. Cuando nos hayas dicho lo que queremos saber, y ahora viene la parte mas graciosa… despues de que hayas hablado te dejaremos en libertad; no te haremos nada mas, solo tendras que volver andando a la ciudad. Pero… escucha con atencion… si te portas bien y cooperas con nosotros, tendras un premio. Te dejaremos la mascara de oxigeno para el paseo.

Dak dejo de hablar; por un momento no se escucho otro sonido que el silbido del aire marciano rozando el techo del coche. Un ser humano no puede andar mas de cien metros en Marte sin una mascara de oxigeno, si disfruta de excelentes pulmones. Creo haber leido sobre un caso en que un hombre pudo andar casi medio kilometro antes de caer muerto. Mire al cuentakilometros y vi que nos encontrabamos aproximadamente a veintitres kilometros de Goddard.

El prisionero dijo lentamente:

—Le juro que no se nada de todo esto. Solo me pagaron para que provocara un accidente.

—Trataremos de estimular tu memoria.

Las puertas de la ciudad marciana se erguian ya ante nosotros. Dak empezo a reducir la velocidad.

—Ya hemos llegado, Jefe —dijo—. Roger, sera mejor que tomes tu pistola y sustituyas al Jefe para vigilar a nuestro invitado.

—De acuerdo, Dak.

Roger se puso a mi lado y clavo un dedo en la espalda del hombre. Yo me aparte. Dak freno suavemente hasta parar delante mismo de las enormes puertas.

—Faltan cuatro minutos —dijo con voz tranquila—. Este es un buen coche; me gustaria que fuese mio. Roger, apartate un poco y dejame sitio.

Clifton hizo lo que le decian y Dak golpeo expertamente al chofer en el cuello con el canto de la mano; el hombre se quedo inmovil sin lanzar un grito.

—Asi se mantendra tranquilo mientras usted atraviesa las puertas. No podemos permitir que se arme escandalo ante los mismos ojos del nido. Y ahora comprobemos el tiempo.

Mire el reloj y vi que aun faltaban unos tres minutos y medio para el momento exacto de mi entrada.

—Tiene usted que presentarse en el momento preciso —dijo Dak—. Ni antes ni despues, ?comprende?

—Muy bien —replique.

—Tiene treinta segundos para subir la rampa de entrada. ?Que quiere hacer durante estos tres minutos que le quedan?

Suspire y dije:

—Tranquilizarme.

—No le hace falta recobrar la serenidad. Cuando tuvimos el incidente con el conductor, no perdio usted la cabeza. Animese, muchacho. Dentro de dos horas ya podra estar de regreso hacia el hogar, con su paga caliente en el bolsillo. Estamos muy cerca de la meta.

—Espero que asi sea. La carrera ha sido dura. Oiga, Dak.

—?Que?

—Venga conmigo un momento.—Descendi del coche y le hice un gesto para que se reuniese conmigo a corta distancia de los demas—. ?Que puede suceder si cometo un error, una vez ahi dentro?

—?Como? —Dak parecio sorprenderse y luego se echo a reir, quiza un poco demasiado fuerte—. No cometera ningun error. Penny me ha dicho que se ha aprendido todos los detalles a la perfeccion.

—Bien, pero suponga que me equivoco.

—No se equivocara. No tenga miedo; se como se siente. Yo senti lo mismo el dia que tuve que realizar mi primer aterrizaje sin instructor. Pero cuando la cosa empezo, estuve tan ocupado en cumplir mi tarea que no me quedo tiempo para equivocarme.

Clifton nos llamo, con una voz extranamente amortiguada en el aire rarificado.

—?Dak! ?Ya controlan el tiempo?

—No hay prisa. Aun nos falta un minuto.

—?Senor Bonforte!—era la voz de Penny.

Di media vuelta y regrese al coche. Ella se bajo del vehiculo y me tendio la mano.

—Buena suerte, senor Bonforte —dijo.

—Gracias, Penny.

Roger me estrecho la mano y Dak me dio unas palmadas en la espalda.

—Nos quedan treinta y cinco segundos. Sera mejor que se vaya.

Asenti sin pronunciar palabra y empece a ascender por la rampa de entrada a la ciudad. Debi llegar ante el

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