Kinsman se rio.
—Me pregunto que pensaran
—Ese es problema tuyo, amigo mio.
Mas seriamente Kinsman dijo:
—Creo que tengo la solucion para nuestro problema.
—?Oh, que no sea nuevamente tu idea de independencia!
—Si, pero…
Leonov cerro los ojos.
—Ya he recibido las ordenes. Despues de todo, no me enviaran a casa. Estare destinado en el complejo de lanzamientos de Turyatum por todo el tiempo que dure la emergencia. Todos los oficiales con calificaciones espaciales estan bajo maxima alerta. No hay permisos.
—?Alerta roja?
Leonov asintio con la cabeza.
—Solo para los oficiales con calificaciones espaciales. Las otras unidades militares estan en alerta de espera.
—?Cuando partes?
—Mi reemplazante llega dentro de cinco dias.
—?Maldicion!
Leonov se volvio y miro por la ventana.
—Y bien, mi idealista camarada, ?que haras ahora?
—Esa no es la pregunta adecuada —dijo Kinsman—. La pregunta clave, Pete, es: ?que estas dispuesto a hacer tu?
Leonov se volvio y miro sombriamente a Kinsman, con ojos graves y cansados.
—Cualquier cosa —dijo, en lo que era casi un murmullo—. Cualquier cosa que evite la muerte de mis hijos.
—?Van a hacerlo, realmente? ?Van a lanzar los proyectiles?
—?Por supuesto que lo van a hacer! —exploto el ruso—. No pueden llegar a este punto sin que alguien apriete el ultimo boton. Ah, si, van a hablar, van a discutir y a amenazarse mutuamente durante unos dias mas, quiza una semana o dos. Pondran los nervios de todo el mundo en tension hasta llegar a un punto en que esten convencidos de que no hay otro remedio que atacar. Uno de ellos apretara el boton… por la gloria de la Madre Patria , o para proteger la democracia en el mundo. Lo demas sucedera automaticamente.
—Entonces… somos nosotros quienes debemos detenerlos.
Leonov se rio.
—?Como? ?Declarando la independencia? Te dije que haria cualquier cosa, pero… ?tiene que ser algo que sirva! No me sentare aqui, bien a salvo, a observar como mi patria… mi pueblo… mis hijos…
—Esta bien, esta bien. —Kinsman le puso ambas manos sobre los hombros—. Tranquilizate. Tomalo con calma.
—?No, no lo tomare con calma! —grito Leonov—. No soy un automata. No soy una criatura de hielo como tu. ?Yo tengo sangre en las venas! ?Sangre rusa! El mundo esta por explotar, y esperas que me quede aqui con toda calma para hablar de politica contigo. ?Como puedes…?
—?Basta! —reacciono Kinsman—. No van a necesitar microfonos para oirnos.
La cara de Leonov brillaba por el sudor. Su pecho estaba agitado.
—Solo quiero saber una cosa —dijo Kinsman—. ?Estas dispuesto a desobedecer las ordenes y permanecer aqui?
—Quedarme en Lunagrad en lugar de… —la voz de Leonov se apago por un momento. Luego, apretando los punos por el esfuerzo de la decision, dijo—: Si. No les hare ningun bien a los ninos apretando botones en Turyatum.
—Muy bien. —Kinsman se paso la lengua por los labios, y estos sabian a sal. Quizas no soy de hielo, despues de todo, se dijo—. Esto es lo que debemos hacer… Las redes ABM estan ambas sin terminar, pero juntas pueden efectivamente cubrir toda la Tierra e impedir cualquier ataque de proyectiles por parte de cualquiera de los dos.
—?Juntas? —repitio Leonov.
—Asi es. Declararemos la independencia de Selene, y al mismo tiempo nos apoderaremos de las estaciones espaciales. Si logramos aduenarnos de los centros de comando y control de los satelites ABM, podemos evitar la guerra. Y reforzar asi nuestra propia independencia.
—Pero… enviaran tropas…
Kinsman sintio que la transpiracion le corria por las costillas.
—Lo intentaran. Pero tendran que enviarlas en cohetes. Si los satelites ABM pueden derribar proyectiles, tambien podran derribar los transportes de tropa.
—?Y tu… podrias hacer eso?
—Les avisaria primero. Pero es muy probable que no me escuchen.
—?Y tu gente disparara contra los americanos?
—No lo se. Pero tu gente si lo haria, y nosotros nos encargariamos de los rusos.
Leonov parecio hundirse contra la ventana.
—Es la unica manera —insistio Kinsman—. Ninguna de las dos partes puede evitar la guerra, por lo menos no del modo en que se estan comportando. Uno de ellos tendria que ceder, y tu sabes ninguno de los dos lo hara. Solo una fuerza exterior podra detenerlos. Debemos convertirnos en esa fuerza.
—Apenas un punado de gente… ?Cuantos somos? ?Mil? Menos.
—Pero estamos en una posicion especial. Podemos extraerles los colmillos. Podemos obligarlos a no pelear.
—Nos consideraran traidores. Nos mataran.
Kinsman asintio con la cabeza.
—Lo intentaran. Y es posible que tu gobierno se apodere de tus hijos.
—Si.
—Podriamos tomar algunos de los oficiales de tus estaciones espaciales como rehenes.
—Eso podria funcionar…
Leonov parecia encandilado; su cara era inexpresiva y su voz sonaba distante y sin tono.
—?Crees que… matarian a los ninos? —pregunto Kinsman.
Con un lento movimiento de cabeza Leonov respondio:
—?Quien sabe?
—Moririan de todos modos, si la guerra…
Habia lagrimas en los ojos del ruso.
—De modo que mi eleccion… es dejar que los bombardeen los americanos, o que los fusile la policia de seguridad.
—Yo…
—No, no, no servira de nada. No podriamos hacerlo jamas. Es una locura hasta pensar en ello.
Leonov se alejo de la ventana. Kinsman se quedo en su sitio y no dijo nada. Observaba las espaldas del ruso, la tension de los musculos del cuello.
—Si servira, Pete —dijo—. Nosotros podemos hacer que sirva.
Leonov giro sobre si mismo y quedaron frente a frente.
—?Que quieres que haga? ?Que traicione a Rusia y le quite la unica defensa que tiene contra un ataque americano? ?Que abandone mi hogar, mis hijos, toda mi vida, para permanecer en exilio aqui en esta roca? ?Que confie en un punado de hombres? ?Lunaticos? ?Americanos? ?Como puedo saber que son leales? ?Como puedo confiar en mis propios hombres? ?Como puedo confiar en ti?
—Tienes miedo…
—?Claro que tengo miedo!
Kinsman sintio el frio de ese cielo vacio metiendosele en las entranas.
—…porque mate a una de tus cosmonautas.
Leonov se balanceo hacia atras medio paso.