—Entonces es verdad —su voz sonaba hueca.
—Es verdad.
—Nunca crei en los informes de inteligencia. A veces contienen exageraciones… mentiras, propaganda.
—Yo la mate —dijo Kinsman.
El ruso se acerco a Kinsman. Las lagrimas todavia brillaban en sus ojos. Sacudio la cabeza.
—No era mi intencion forzarte a esa confesion.
Kinsman se sintio liberado, casi etereo. Era como salir de la anestesia.
—Era algo que debia decirte; no podia permitir que se interpusiera entre nosotros. —Leonov no dijo nada—. No puedo volver a matar a nadie —dijo Kinsman—. Ni siquiera permitir que otros aprieten las teclas. Tengo que tratar de impedirlo. Tengo que hacerlo, Pete.
—Y no puedes hacerlo sin la ayuda de Lunagrad.
—Sin tu ayuda.
—Perdoname, viejo amigo…, pero nunca podria haber confiado en ti si no me lo hubieras dicho. Es ridiculo, pero no podria haber confiado en ti.
Estaban de pie uno junto al otro, mirando por la ventana al paisaje yermo y al cielo vacio.
—Ya han muerto demasiados —le dijo Kinsman—. Es hora de detener la matanza.
Mientras miraba las rocas esteriles, las antiguas montanas gastadas, las inmoviles estructuras de artefactos humanos, Leonov pregunto quedamente:
—?Crees que hay suficiente gente en Selene que nos apoye para llevarlo a cabo? ?Tendremos exito… o simplemente iniciaremos una guerra aqui, en la Luna ? No deseo un glorioso fracaso. Solo los vencedores escriben los libros de historia.
—Maldicion, Pete… Si no lo intentamos, ya no habra libros de historia.
—El salvador del mundo —dijo Leonov. Pero no habia ninguna ironia en ello. Hizo un gesto con la cabeza senalando a traves de la ventana hacia el telescopio, ahora inutil—. Quieres hacer que los ciegos vean. Ya le has devuelto la vida a un hombre. Y ahora quieres salvar al mundo de los fuegos del infierno. Sabes que nos crucificaran…
Kinsman se encogio de hombros. Luego, con una sonrisa que era mas bien tristeza que otra cosa, Leonov levanto lentamente la mano y la tendio hacia Kinsman. Tomandola, Kinsman apreto la mano del ruso con firmeza.
—?No fue uno de tus revolucionarios el que dijo: “Debemos luchar todos juntos, pues si no, seguramente nos lincharan por separado”?
Kinsman se rio.
—Ese fue Franklin.
—Debemos actuar con rapidez —dijo Leonov—. Y debemos comenzar
El motor propulsor ceso de funcionar, y Kinsman sintio que la presion se reducia a cero. Caida libre. Flotar. Sus manos se separaron de los apoyos del asiento. Permanecio recostado en su lugar, desde donde no podia ver a la docena de pasajeros, sumergidos en sus propios sillones y en sus propios pensamientos.
Hizo mover el respaldo para sentarse y toco las llaves de comunicaciones que estaban en el apoyabrazos de la derecha. La pantalla que habia en la parte de atras del asiento anterior cobro vida frente a el, y en pocos instantes aparecio la cara de Pat Kelly, preocupada, de labios apretados.
—?Que sabes de tu mujer y tus hijos? —pregunto Kinsman.
Kelly se mostro intrigado de que su jefe lo llamara desde el cohete de Farside para hacerle una pregunta personal.
—Ayer estaban en Kennedy. No me he conectado con Alfa todavia, pero deberian estar trasbordando del cohete a la lanzadera esta tarde. Ese es el plan.
—Escucha, Pat. Comunicate con Alfa y averigua exactamente cuando zarpo la lanzadera y quien viene en ella. Quiero la informacion sobre mi escritorio para cuando descienda en Selene.
—Muy bien, senor.
—Otra cosa —dijo Kinsman. Acerco el microfono del apoyabrazos y bajo la voz mientras hablaba—. Quiero que se preparen para alerta roja…
La boca de Kelly se abrio.
—No, no es una alerta roja autentica, pero quiero que pongas a toda la base en esas condiciones. Los mejores hombres que tenemos deben ir a los lugares criticos: comunicaciones, energia, fabrica de agua, complejo de lanzamientos. Solo luniks, ningun temporario. El programa esta listo en la computadora de comando. Todo lo que tienes que hacer es distribuir las ordenes.
Kelly se rasco entre sus escasos cabellos.
—Bueno, ?es una alerta o no? ?Que les dire…?
—?Haz lo que te digo y hazlo ahora! Quiero que la base este totalmente preparada antes de medianoche.
Kelly hizo un gesto con los hombros y dijo:
—La gente hara un monton de preguntas.
—Mantenlos tranquilos tanto como puedas. Nada de problemas, alarmas o asustar a los civiles. Simplemente coloca a la gente necesaria en los lugares necesarios. ?Ahora!
Kelly se sentia poco feliz cuando Kinsman entro como una rafaga a su oficina, mas de una hora despues.
—?Novedades? —pregunto, yendo directamente a su escritorio.
Kelly tenia un grueso manojo de informes de plastico en sus manos.
—Hemos interferido con el trabajo de todo el mundo, pero la base estara lista a tiempo. Muchas preguntas, muchos grunidos.
Mientras se sentaba en el sillon de su escritorio, Kinsman dijo:
—Te dije que lo hicieras con tranquilidad.
—?No se puede alistar a la mitad de la poblacion militar con tranquilidad!
Kinsman lo miro.
—Muy bien, Pat, muy bien. Sientate —senalo un sofa—. Dame un breve informe.
Cuando Kelly termino, Kinsman estaba satisfecho pues todo se desarrollaba tan suavemente como era posible.
—?Que pasa con la lanzadera? —pregunto.
—Abandono Alfa a horario.
—?La lista de pasajeros?
—En la computadora.
Kinsman se reclino en su silla.
—Muy bien. Comunicate con la lanzadera y diles que aumenten el impulso y que vengan en trayectoria de maxima energia. Prepara el centro de lanzamientos para ellos. Y habla con tu mujer mientras esten en comunicacion.
Kelly sacudio la cabeza, como si intentara aclararla.
—?Trayectoria de maxima energia? Chet, ?que demonios estas haciendo?
Kinsman sonrio.
—Tu mujer y tus ninos estan a bordo. ?No estas ansioso por verlos?
—Si, pero…
—?Cuantos ninos tienes?
—Eh… seis.
—No pareces estar muy seguro.
Esta vez fue el turno de Kelly para sonreir.
—Bueno, no la he visto durante un par de meses. Es posible que ella sepa algo que yo no se.
—Maldito maniaco sexual.