coronel Stahl no estaba entre los prisioneros.

—Coronel Kinsman —llamo una voz por los altoparlantes. Era la voz de un hombre joven—. Coronel Kinsman, por favor pongase en contacto con el centro de comunicaciones.

Kinsman fue hasta el telefono de pared que habia en la cocina sin apartar sus ojos de las mesas, que iban llenandose rapidamente. Entraban hombres y mujeres por ambos extremos, urgidos por jovenes armados.

—Aqui Kinsman —dijo, despues de apretar el boton del telefono—. Quiero hablar con el centro de comunicaciones.

La computadora de la estacion hizo un breve zumbido y luego dijo:

Centro de comunicaciones.

—Habla Kinsman —dijo en la rejilla del microfono.

—Si, senor. Habla el teniente Relly. Tenemos al coronel Stahl; estaba en el centro de comunicaciones cuando llegamos aqui.

Involuntariamente, Kinsman dejo escapar un suspiro de alivio.

—Muy bien. Traiganlo al salon principal de oficiales. ?Tienen controlado el centro?

—Si, senor. Ningun problema.

—Bien. Llameme cuando informe el equipo del generador de energia.

—Si, senor.

El salon de oficiales se estaba llenando con hombres y mujeres que protestaban y se mostraban asustados, cuando el teniente coronel Stahl entro, conducido por uno de los muchachos de Kinsman.

—?Kinsman! ?Que demonios cree que esta haciendo aqui?

—Declarando la independencia de Selene.

—?Que? —Stahl se detuvo en el centro del salon, desafiante, con las piernas ligeramente separadas y los punos apretados. Daba la impresion de que estaba por saltar sobre Kinsman.

—Nos estamos apoderando de sus tres estaciones —dijo Kinsman lentamente, mientras caminaba hacia Stahl hasta quedar a medio metro de el—. Es parte de nuestro plan para crear la nacion independiente de Selene. Es un nombre extrano, supongo…, pero es el mejor que tenemos. Los rusos estan haciendo lo mismo con sus propias estaciones.

Stahl estaba palido.

—?Usted… usted y los… los rusos? —parecia mareado.

—Moonbase y Lunagrad juntas, eso es.

—No puede…

—Ya lo hemos hecho.

Los dos hombres estaban de pie frente a frente, inmoviles, sin hablar. El altoparlante quebro esa situacion:

—Coronel Kinsman, por favor llame a la seccion del generador de energia.

Los muchachos en el generador de energia estaban fuera de si de jubilo. No habia habido heridos de ningun bando, y todo estaba bajo control. Kinsman los felicito y les dijo que esperaran ordenes.

Recorrio con la mirada a sus hombres y luego hizo una sena al que parecia ser el mayor.

—Ustedes conduzcan a estos oficiales de vuelta a sus habitaciones, y luego clausuren las portezuelas de emergencia en los extremos de la seccion de oficiales. Pongan un guardia en cada portezuela. —Eso los mantendria en sus propios compartimientos, donde no podrian causar ningun problema—. Yo me voy al centro de comunicaciones.

Este centro estaba en la rueda siguiente, en el nivel Tres, girando a una velocidad suficiente como para producir la mitad de la gravedad de la Tierra. Por primera vez en casi cinco anos, Kinsman sintio una fuerza mayor que la de la suave gravedad lunar. Era como caminar con el agua hasta el pecho.

Se dejo caer agradecido en la silla que el mayor Cahill habia ocupado anteriormente y observo las pantallas visoras que mostraban principalmente las distintas secciones interiores de la enorme estacion espacial. Sentia pesado el pecho; estaba agitado como un atleta excedido en peso.

Las operaciones de limpieza duraron varias horas. Habia unos doscientos civiles a bordo de la estacion, casi todos ellos en la rueda exterior —el Nivel Uno—, con gravedad igual a la de la Tierra. Kinsman los dejo tranquilos por el momento, y concentro sus escasas fuerzas en las areas militares. Esperaba que el numero de hombres de que disponia fuera suficiente para la operacion, y comenzo a tener la sensacion de que la jugada habia dado resultado. Solo habia unos pocos oficiales que no estaban en sus habitaciones ni en el centro de comunicaciones, ni en la plataforma de descarga ni en los generadores. Habia muchos mas tecnicos y empleados, por supuesto, pero los luniks armados los aprisionaron rapida y eficientemente.

Kinsman lo observo todo desde el centro de comunicaciones, recostado pesadamente en su asiento y transpirando por el esfuerzo de levantar su pecho para respirar. Llegaron informes de las estaciones Beta y Gamma: todo bajo control. Las otras estaciones eran mucho mas pequenas, con solo uno o dos escuadrones en cada una. Algunos de los tripulantes de Gamma se habian recuperado de la sorpresa inicial y habian tratado de enfrentar a los luniks de Kinsman con sus propias manos, pero despues de una breve escaramuza fueron dominados con las armas.

—No puedo creer que todo vaya tan bien —dijo uno de los jovenes, despues que el capitan Perry informo de su exito en Beta—. ?Acaso las estaciones no estaban en alerta amarilla, al igual que Selene?

Kinsman asintio con la cabeza. Hasta eso era un esfuerzo. Lentamente dijo:

—Si. Pero alerta amarilla aqui significa estar listos para derribar cohetes enemigos, no estar preparados para repeler un abordaje. Son las bondades del sistema; uno siempre sale reventado.

El muchacho rio.

Los civiles estaban comenzando a llamar por telefono al centro de comunicaciones. Sabian que algo extrano estaba ocurriendo, pero no sabian exactamente que. Algunos de ellos trataron de trepar desde su rueda hacia los niveles interiores, pero los guardias de Kinsman los detuvieron a la entrada de los tubos que servian de conexion.

—Les esta comenzando a dominar el panico —dijo uno de los hombres en la consola de comunicaciones—. No saben lo que esta ocurriendo, y eso los asusta.

—Conecteme con el sistema de altoparlantes —pidio Kinsman.

El muchacho estudio las filas de botones en la consola que tenia delante, fruncio la cara y luego apreto cuidadosamente dos de ellos en secuencia. Se volvio hacia Kinsman y dijo:

—Conectado, senor… creo.

Mientras observaba las pantallas visoras que mostraban el corredor principal del Nivel Uno, Kinsman dijo con calma:

—Atencion, por favor. Atencion, por favor.

En las pantallas vio como se interrumpian las conversaciones, y la gente que caminaba por el corredor se detenia bruscamente. Todos tenian sus caras levantadas hacia los altoparlantes en el techo.

—Mi nombre es Chet Kinsman… —subitamente, no supo que decir—. Eh… Hoy, un grupo de nosotros, habitantes de Selene, la que ustedes llaman Moonbase, nos hemos hecho cargo de esta estacion espacial, asi como de Beta y Gamma. Nuestros vecinos rusos de Lunagrad han hecho lo mismo con las estaciones espaciales rojas. Hemos formado una nueva nacion llamada Selene, independiente de los Estados Unidos y de Rusia. Independiente de todas las naciones de la Tierra.

Obaservo sus caras: sorpresa, escepticismo, incredulidad, apatia, furia.

—Nos hemos apoderado de las estaciones espaciales por razones de autoproteccion. Transportaremos a cualquiera que lo desee hasta la Tierra tan pronto como sea posible. Mientras tanto, por favor, continuen con sus tareas como de costumbre. Nadie los va a danar o molestar. Pero por el momento, tenemos que pedirles que permanezcan en su sector de la estacion. Por favor, permanezcan en los niveles Uno y Dos, y no traten de pasar mas alla hasta que anunciemos lo contrario. Gracias.

Observo sus caras en las pantallas visoras. La mayoria se mostraban confundidos. Los blancos, principalmente americanos y algunos europeos, se veian asustados o enojados. Los pocos orientales y negros que habian a bordo estaban sorprendidos, pero no tan asustados. Unos pocos sonreian, pero muy pocos. En contados minutos se formaron grupos. Las conversaciones, los movimientos de brazos se reflejaban en cada pantalla.

Kinsman instalo un cuartel general temporario en el area de descanso del Nivel Seis, donde la gravedad era menor que la lunar. Las paredes, el suelo y el techo del enorme gimnasio estaban acolchados. Muy

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