cuando vio el esqueleto exterior prolijamente apoyado junto a la butaca, como un asfixiante insecto que esperaba para envolverlo.
La mayoria de los aparatos eran equipos medicos de control, que Landau uso ahora para verificar los sistemas vitales de Kinsman. El ruso movio solemnemente la cabeza durante todo el breve examen.
Mientras las enfermeras ayudaban a Kinsman a vestirse y a ponerse el esqueleto metalico, este pregunto a Landau:
—Y bien, Alex, ?como estoy?
Landau estaba sentado en una silla junto al escritorio. Se mordia el labio inferior al observar los resultados en la pantalla visora.
—Muy mal, si quiere saber la verdad —respondio—. La bomba cardiaca no puede soportar ningun esfuerzo fisico.
La enfermera negra estaba levantandole la pierna derecha y armando los aparatos del pie mientras la otra muchacha —que parecia griega o tal vez armenia— hacia lo mismo con la pierna izquierda.
—En ese caso no me esforzare —dijo alegremente—. ?Quien necesita esforzarse teniendo ayudantes tan expertas?
Les hubiera acariciado la cabeza, pero sentia los brazos demasiado pesados: temia no poder coordinarlos adecuadamente.
—No es para tomarlo en broma —dijo seriamente Landau.
Kinsman se dio cuenta de que ni siquiera podia encogerse de hombros normalmente.
—Muy bien. Me quedare quieto y no hare nada mas que hablar.
—Usted sabe que el corazon reacciona ante tensiones emocionales tambien.
Las enfermeras lo hicieron inclinar hacia adelante para colocarle las placas de la espalda.
—Hum… Pero, Alex, me siento mucho mejor ahora que lo que me sentia ayer. ?Que paso? ?Me desvaneci?
—Se desplomo —dijo Landau. Y continuo, amargamente—: Y por una razon que yo tendria que haber previsto, pero fui tan estupido que no lo hice. El aire que respiro estaba fuertemente contaminado, lleno de monoxido de carbono y otras porquerias. Sus pulmones tuvieron que esforzarse, lo que recargo el trabajo del corazon. Se produjo una seria insuficiencia cardiaca y se desplomo. El esqueleto exterior impidio que cayera, de modo que quedo colgando dentro del aparato, totalmente inconsciente.
—?Tuve un ataque al corazon?
Landau sacudio la cabeza.
—No, no es lo que un profano llamaria un ataque al corazon. Fue simplemente una falta de sangre oxigenada en el cerebro.
—Como una detencion en una maniobra en mucha gravedad.
Landau penso durante un momento.
—Supongo que si.
—Pero… ahora me siento bien.
—Se le han dado calmantes, y esta descansando en el ambiente mas confortable que las Naciones Unidas puede ofrecer. El aire de esta habitacion es una mezcla de gases envasados. No hay ni una gota de aire de la ciudad, ni siquiera filtrado.
Kinsman se rio cuando las muchachas le levantaron los brazos y le pusieron las partes correspondientes.
—Recuerdo algo que deciamos cuando eramos ninos: los neoyorkinos no confian en el aire que no pueden ver.
Landau no le encontro ninguna gracia.
Una vez el esqueleto exterior estuvo completamente armado, Kinsman intento dar unos pasos a traves de la amplia y alfombrada habitacion.
Igual que el Hombre de Lata. Espero que alguien se haya acordado de traer el lubricante.
Landau hizo que las enfermeras se retiraran. Unos minutos mas tarde, un par de camareros de librea trajeron el desayuno. Inmediatamente detras de ellos entro Hugh Harriman.
—?Al fin! —dijo con fingida indignacion—. La Bella Durmiente desperto y esta ya trabajando.
—Creo que lograre llegar hasta la hora de la siesta —dijo Kinsman.
—Bien.
Harriman comenzo a dar ordenes a los camareros mientras estos, pacientemente, ponian la mesa para el desayuno y sacaban la comida de las secciones fria y caliente que habia debajo de la mesa rodante cubierta con un mantel blanco. No dieron ninguna senal de que lo escuchaban, o de que siquiera advertian que les hablaba a ellos. Finalmente cuando se fueron y la mesa estuvo prolijamente preparada con gran variedad de platos, Harriman acerco una silla.
—Por todos los dioses… esto es un golpe bajo —se quejo—. Han llenado la mesa con comidas que no podemos conseguir en Selene.
Kinsman descubrio que su silla anatomica tenia una serie de llaves y pequenas palancas en el apoyabrazos derecho. La primera que toco ajustaba el respaldo. La segunda hacia avanzar la silla.
Landau acerco su silla y miro todo lo que habia. Luego murmuro:
—Caviar.
—No se preocupe —dijo Kinsman—. Obtendremos esta clase de cosas en intercambio dentro de un ano.
—?Y que enviaremos de vuelta? —gruno Harriman—. ?Oxigeno?
Inconscientemente Kinsman sacudio la cabeza, y el murmullo de los motores electricos lo sorprendio.
—Ya tendremos productos para intercambiar —dijo lentamente—. Aparatos electronicos, productos farmaceuticos, alojamiento para turistas, facilidades para la investigacion…
—No obstante, sigo pensando que es una deliberada maldad por parte de ellos hacer este despliegue de exquisiteces ante nosotros —dijo Harriman.
Landau se sirvio te.
—Probablemente solo estan tratando de ser corteses.
—O los malditos agentes de seguridad rusos y americanos estan sobornando a las Naciones Unidas para que nos hagan sentir nostalgias de la Tierra.
—Esta bien —dijo Kinsman—. Vamos a lo nuestro. ?Que es lo que me perdi ayer?
—No mucho —replico Harriman—. Conocimos a mucha gente del personal de las Naciones Unidas durante la tarde. Luego, casi a la noche, nos mostraron a una docena de inmigrantes. Querian conocerte a ti, pero tuvieron que conformase con mi encantadora persona.
—?Es la gente que va a vivir a Selene? —pregunto Landau.
Harriman asintio con la cabeza mientras masticaba un bocado de queso cremoso, salmon de Nueva Escocia y cebollas.
—Mmmhum… —Trago energicamente—. Un grupo fascinante de gente. Todos aun estupefactos de que sus gobiernos los dejen partir. Saldran manana de Kennedy. En este momento estan en camino.
—?En camino? —pregunto Kinsman—. ?Hacia donde?
—Al Centro Espacial Kennedy.
—?En Florida? ?No partiran del espaciopuerto J. F. Kennedy, aqui en Nueva York?
Harriman pestaneo.
—No. Me dijeron que el gobierno americano les trasladaria a Florida.
—?Que les impide partir desde aqui? —pregunto Kinsman.
—No tengo la menor idea. Probablemente se trata de alguna prohibicion burocratica, en algun departamento. De todos modos, eso no es lo importante. Te encontraras con el secretario general a las diez de la manana, es decir dentro de una hora. ?Te sientes bien como para hacerlo?
Kinsman comenzo a asentir con la cabeza y luego se arrepintio.
—Estoy bien. ?Donde nos encontraremos?
—Aqui mismo. Mahoma viene a la montana.