mas virulenta, mas cercana al punto de aniquilacion. —El anciano se puso de pie—. Cada ano es peor… — murmuro, mientras se dirigia a las ventanas.

La mente de Kinsman estaba confundida. El hombre parecia fragil y al mismo tiempo fuerte; viejo y simultaneamente vital. De Paolo se volvio y enfrento a Kinsman; las ventanas enmarcaban su silueta.

—Durante veintidos anos las he visto jugar sus estupidos juegos. ?Orgullosas naciones! Todas y cada una absolutamente convencidas de su derecho divino para ser tan presumidas, estupidas y brutales como deseen. Durante veintidos anos he visto gente que se muere de hambre, poblaciones bombardeadas, naciones enteras saqueadas, mientras los diplomaticos cortesmente conversaban aqui, en este mismo edificio, y se burlaban de ideas tales como justicia, ley y paz. ?No son mejores que los barbaros senores de la guerra que fueron reemplazados hace siglos! —Miraba mas alla de Kinsman y de los demas que estaban en la habitacion, y se mostraba asqueado ante lo que veia—. Conozco sus juegos. He dado los mejores anos de mi vida adulta para convertir a las Naciones Unidas en una fuerza de orden y sensatez en medio de un mundo de locos. Pero se niegan a aceptar el orden y la sensatez. Han deformado nuestros esfuerzos politicos. ?Proclaman a voz en cuello la necesidad de una ley internacional, pero luego usan el poder del dinero y las armas para apoderarse de lo que quieren, como hacen los bandidos y los cobardes!

Miro directamente a Kinsman.

—Durante mas de dos decadas he tratado de usar los brazos no politicos de las Naciones Unidas: la UNESCO , la Organizacion Mundial de la Salud , la Comision Internacional para la Distribucion de Alimentos… pero aun asi, las orgullosas naciones se nos oponen. Su negativa para continuar con los trabajos de modificacion del clima es tan solo el mas reciente ejemplo de su estupidez.

—Lo que usted esta proponiendo…

El enjuto anciano volvio energicamente a su silla.

—Lo que estoy proponiendo es que unamos nuestra capacidad tecnica y nuestro coraje, y trabajemos para lograr un efectivo gobierno mundial. Con los satelites antiproyectiles que usted controla, podemos ofrecer a las naciones mas pequenas del mundo seguridad contra un holocausto nuclear. Con las manipulaciones del clima del doctor Marrett podemos llevar a su maximo rendimiento la produccion de alimentos y evitar tormentas desastrosas…, y al mismo tiempo podemos amenazar a cualquier nacion de la Tierra con calamidades inaceptables si se opone a cooperar con nosotros.

Durante un largo rato Kinsman no supo que decir.

—Eso… eso es una gran responsabilidad.

—Por supuesto. Y no podemos siquiera sonar con comenzar la tarea si no contamos con usted. Los satelites son la clave de todo.

—Pero…

—Lo se —dijo De Paolo—. Usted teme que yo sea un megalomano que aspira a dominar el mundo.

—No…

—?Y efectivamente lo soy! —sonrio nuevamente, y esta vez la tristeza habia casi desaparecido de su rostro—. Quiero ver al mundo dominado por la ley. Por la justicia. Por la cooperacion entre los pueblos. Y no por la fuerza y el terror, como ocurre ahora. —Abrio los brazos expresivamente—. Sabemos como construir un efectivo gobierno mundial, un gobierno en el cual todas las naciones participaran, y ninguna sera considerada como un peon o un esclavo. Podemos reemplazar el presente dominio del poder y los armamentos nucleares por el dominio de la sensatez y la ley.

—Las naciones del mundo no pueden resolver el problema del nacionalismo —dijo Kinsman—. Necesitan una fuerza exterior…

—Y juntos podemos constituir esa fuerza exterior —replico De Paolo—. Se que puede ser peligroso… Se lo tentador que seria dar un golpe para instaurar una dictadura mundial, y obligar a las naciones recalcitrantes a hacer lo que queremos. Hubiera sido facil para George Washington haberse proclamado rey.

—Pero no lo hizo.

—Asi como tampoco nosotros lo haremos.

Kinsman cerro los ojos.

—Esto es mucho para digerir de una sola vez.

—Lo se. Y le dare algo mas para que mastique. Estaba previsto que usted se dirigiera a la Asamblea general esta tarde, pero la delegacion americana ha solicitado que su discurso sea pospuesto hasta el lunes… despues del fin de semana y de las fiestas.

—?No puedo! —reacciono Kinsman—. No puedo permanecer aqui por tanto tiempo.

De Paolo asintio con la cabeza.

—Lo comprendo. Esto es un truco para impedir que usted haga llegar su mensaje a los pueblos del mundo. Lamentablemente, los rusos estan de acuerdo con los americanos en este asunto, y entre ellos y sus aliados en la Asamblea General tienen suficientes votos como para hacer posponer la sesion especial. Y como la mayoria de los delegados estan fuera durante esta semana, el aplazamiento les resulta muy conveniente.

—Pero…

—No tema —dijo De Paolo, alzando una mano—. Puede dirigirse a la Asamblea General la semana que viene desde la Luna , o desde una de las estaciones satelites. Su presentacion publica no fue la verdadera razon por la que queria que estuviera aqui. Hay unas cuantas personas clave que usted debe conocer… y aprovecharemos el tiempo que permanezca aqui para hacer que lo visiten. Son funcionarios de muchas latitudes diferentes. La mayoria vienen de naciones debiles y pequenas, pero hay unos cuantos que lo sorprenderan.

—Si ellos aceptan lo que usted diga —intervino Marrett—, entonces haran que sus gobiernos nos apoyen para reorganizar las Naciones Unidas y comenzar a movernos hacia un efectivo gobierno mundial.

—Un momento —dijo Kinsman—. Aun no estoy seguro de querer llegar tan lejos…

De Paolo sonrio, y una vez mas, generaciones de sufrimiento humano se reflejaron en su rostro.

—Las conversaciones con esos hombres y mujeres le ayudaran a resolverlo. Obviamente, .ninguno de nosotros puede dar un solo paso hasta que no estemos todos de acuerdo.

—Me parece bien —dijo Kinsman.

De Paolo se puso de pie.

—Debo regresar a mis obligaciones. Es posible que oigan algunos golpes en las paredes y en el techo, de tanto en tanto. No se alarmen; son solo los hombres de nuestro equipo de seguridad a la busca de espias electronicos.

Se dirigio hacia la puerta, solo. Se detuvo ahi y se volvio hacia Kinsman:

—Usted creyo que actuaba para salvar su mundo, su Selene, de la destruccion provocada por decisiones tomadas aqui. Y luego se dio cuenta de que tal vez podia salvar a la gente de la Tierra de la autodestruccion. Ahora le ofrecemos algo mucho mas grande, y mucho mas dificil de lograr: la posibilidad de liberar a la Tierra de la maldicion del nacionalismo. La oportunidad de empujar a la sociedad humana hacia su proxima fase evolucionaria. Un gobierno mundial es la unica solucion que tenemos para evitar la catastrofe total.

A lo largo del dia y hasta bien entrada la noche estuvieron desfilando. Uno a uno, raramente de a pares y solo en una oportunidad tres personas visitaron simultaneamente a Kinsman. Diplomaticos, representantes de muchos paises. Algunos de ellos tenian una formacion tecnica lo suficientemente solida como para hablar libremente acerca de trayectorias de proyectiles y de la logistica de las operaciones orbitales. Unos pocos habian estado en la Luna por breves periodos, si bien Kinsman solo recordaba a uno de ellos, una impresionante italiana de piel oliva y pelo negro. Ahora formaba parte del equipo de la UNESCO que estaba estudiando los recursos naturales en escala mundial, y aparentemente dependia, sin intermediarios, del gabinete italiano.

—Un padre en un alto cargo —murmuro con un dejo de acento en su ingles britanico. Sonrio como si creyera que la posicion de su padre se veia favorecida por su trabajo y no al reves.

Marrett permanecio con Kinsman y Harriman hasta que desaparecio el ultimo visitante. A estos les habia hablado del control de clima, de mejorar las condiciones meteorologicas, de posibilitar el planeamiento de las cosechas sin frustraciones a ultimo momento. Kinsman les hablo de la paz internacional apoyada por la red orbital ABM, del desarme y de la posibilidad, para las naciones mas pequenas, de depender de leyes mundiales en lugar de mantener ejercitos costosos que a veces se volvian contra sus propios gobiernos y los derribaban.

Los visitantes que llegaron a la afelpada y silenciosa habitacion dotada de aire filtrado venian de Africa, de Asia, de las desparramadas islas del Pacifico, de las superpobladas naciones de America Latina. Kinsman se sorprendio al recibir al equipo de tres hombres de Japon, que se deshicieron en sonrisas y corteses inclinaciones y

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