de inteligencia sobre nuestro material producirian espasmos a nuestros agentes de contrainteligencia.

—?Hasta donde los perseguiran?

—Eso es cosa de Gottyan. Si considera que no puede alcanzarlos, regresara a la estacion de contacto. Si piensa que si, hara todos los esfuerzos.

—?Porque?

El la miro de reojo.

—No puedo hablar de eso.

—No veo por que no. No voy a ir a ninguna parte que no sea una prision barrayaresa, durante una temporada. Es curioso como cambian los parametros. Despues de este viaje, me parecera el summum del lujo.

—Intentare que no se llegue a eso —sonrio el.

Sus ojos la molestaban, y su sonrisa. Podia enfrentarse a su rudeza y equipararla con su propio orgullo, protegiendose como si fuera el florete de un espadachin. Pero su amabilidad era como luchar contra el mar, y los golpes de ella se volvian suaves y perdian toda voluntad. Cordelia no respondio a la sonrisa, y el rostro de el se ensombrecio y se volvio de nuevo hosco y grave.

3

Despues de desayunar, caminaron un rato en silencio. Vorkosigan fue el primero en romperlo. La fiebre parecia estar disolviendo su natural humor taciturno.

—Charle conmigo. Me distraera de la pierna.

—?Sobre que?

—Sobre cualquier cosa.

Ella reflexiono, sin dejar de caminar.

—?Encuentra muy distinto comandar una nave de guerra que una nave corriente?

El se lo penso.

—No es la nave lo que es distinto. Son los hombres. El liderazgo es sobre todo un poder sobre la imaginacion, especialmente en combate. El hombre mas valiente, solo, puede ser tan solo un lunatico armado. La verdadera fuerza yace en la habilidad de conseguir que otros hagan tu trabajo. ?No es asi incluso en las flotas de la Colonia Beta?

Cordelia sonrio.

—Mas bien. Si alguna vez tuviera que ejercer el poder por la fuerza, eso significaria que ya lo he perdido. Prefiero ser suave. Asi tengo la ventaja, porque siempre puedo mantener mi temperamento, o lo que sea, un poco mas que cualquier hijo de vecino. —Contemplo el desierto—. Creo que la civilizacion debe de haberse inventado para el beneficio de las mujeres, sobre todo de las madres. No puedo imaginar como mis antepasadas cavernicolas cuidaban de sus familias en condiciones primitivas.

—Sospecho que trabajaban juntas, en grupos —dijo Vorkosigan—. Apuesto a que usted podria haberselas apanado, si hubiera nacido en esos tiempos. Tiene la competencia que se suele buscar en una madre de guerreros.

Cordelia se pregunto si Vorkosigan le estaba tomando el pelo. Parecia tener tendencia al humor seco.

—?Dios me libre de eso! Dedicar tu vida a tus hijos durante dieciocho o veinte anos, y luego permitir que el Gobierno te los quite y los despilfarre para arreglar algun fallo de la politica… no, gracias.

—Yo nunca lo he considerado asi —concedio Vorkosigan. Guardo silencio unos instantes, mientras continuaba cojeando apoyado en su palo—. ?Y si son voluntarios? ?No tiene su gente ningun ideal de servicio?

—?Nobleza obliga? —Pero ahora le toco a ella el turno de guardar silencio, un poco cortada—. Supongo que si se ofrecieran voluntarios seria distinto. Sin embargo, no tengo hijos, asi que por fortuna no tendre que enfrentarme a esas decisiones.

—?Se alegra, o lo siente?

—?Lo de los hijos? —Ella lo miro a la cara. Vorkosigan no parecia ser consciente de haber golpeado un punto flaco—. Supongo que no se han cruzado en mi camino.

El hilo de la conversacion se rompio cuando tuvieron que enfrentarse a un tramo rocoso, lleno de subitos barrancos que se abrian a sus pies. Escalar algunos puntos peligrosos y cuidar de Dubauer requirio toda la atencion de Cordelia. Cuando llegaron al otro lado hicieron un descanso de mutuo acuerdo, sin consultarlo siquiera, y se sentaron agotados contra una roca. Vorkosigan se subio la pernera del pantalon y se aflojo la bota para mirar la herida infectada que amenazaba con detenerlo.

—Parece que es buena enfermera. ?Cree que ayudaria abrirla y drenarla? —le pregunto a Cordelia.

—No lo se. Temo que si toqueteo acabe por tener peor aspecto.

Dedujo que la herida debia ser mucho peor de lo que el daba a entender, cosa que quedo confirmada cuando Vorkosigan tomo medio analgesico de su precioso y limitado deposito.

Continuaron caminando y Vorkosigan empezo a hablar de nuevo. Conto algunas anecdotas sardonicas de sus dias de cadete y describio a su padre, que habia sido general en jefe de las fuerzas de infanteria en su tiempo, y amigo y contemporaneo del voluntarioso anciano que ahora era emperador. Cordelia capto una leve y distante impresion de un padre frio a quien su joven hijo no podia complacer del todo jamas, ni siquiera con sus mejores esfuerzos, y con quien sin embargo compartia un lazo de subyacente lealtad.

Ella describio a su madre, una dura profesional medica que se resistia a la jubilacion, y a su hermano, que acababa de conseguir el permiso para tener un segundo hijo.

—?Recuerda bien a su madre? —pregunto Cordelia—. Murio cuando era usted muy joven, supongo. ?Un accidente, como mi padre?

—No, un accidente no. Politica. —Su rostro se volvio sombrio y distante—. ?No ha oido hablar de la Masacre de Yuri Vorbarra?

—Yo… no se gran cosa sobre Barrayar.

—Ah. Bueno, el emperador Yuri, en los ultimos dias de su locura, se volvio extremadamente paranoico con sus parientes. Al final se convirtio en una profecia que se cumplio a si misma. Envio a todos sus pelotones de la muerte una noche. El escuadron que iba a por el principe Xav nunca llego a pasar de sus lacayos. Y por algun oscuro motivo, no envio a nadie contra mi padre, al parecer porque no era descendiente del emperador Dorca Vorbarra. No puedo imaginar en que pensaba el viejo Yuri, matar a mi madre y dejar vivo a mi padre. Fue entonces cuando mi padre lanzo a sus comandos contra Ezar Vorbarra, en la guerra civil que siguio.

—Oh.

La garganta de Cordelia parecia seca y pastosa con el polvo de la tarde. Habia provocado una reaccion de frialdad en el, de modo que la pelicula de sudor que banaba su frente parecio de pronto condensacion.

—He estado pensando… Hablaba usted antes de las cosas que hace la gente cuando se deja llevar por el panico, y lo recorde. No pensaba en ello desde hacia anos. Cuando los hombres de Yuri volaron la puerta…

—Dios mio, ?no estaria usted presente?

—Oh, si. Yo tambien estaba en la lista, por supuesto. Cada asesino tenia asignado un blanco concreto. El asignado a mi madre… agarre un cuchillo, un cuchillo de mesa que tenia junto al plato, y lo golpee con el. Pero justo delante de mi, en la mesa, habia un buen cuchillo para trinchar. Si lo hubiera tomado en cambio… bien podria haberlo golpeado con una cuchara. El me agarro y me lanzo al otro lado de la habitacion…

—?Que edad tenia usted?

—Once anos. Pequeno para mi edad. Siempre fui pequeno para mi edad. Me acorralo contra la pared. Disparo un… —Se mordio el labio inferior y a punto estuvo de hacerse sangre—. Es curioso cuantos detalles vuelven cuando uno habla de algo. Crei que habia olvidado mas cosas.

La miro, con la cara blanca, y de repente se entristecio.

—La he molestado, con toda esta chachara. Lo siento. Fue hace mucho tiempo. No se por que estoy hablando tanto.

Yo si, penso Cordelia. Estaba palido y ya no sudaba, a pesar del calor. Medio

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