usted el detalle de tener un accidente en el camino…

Vorkosigan hizo una mueca amarga.

—Parece que todavia no has decidido lo que quieres hacer. ?Puedo sugerir que no es demasiado tarde, ni siquiera ahora, para cambiar de rumbo?

—Nunca me perdonaria esto —declaro Gottyan, inseguro.

—En mis dias mas jovenes y mas estirados, tal vez no. Pero si te digo la verdad, me estoy cansando un poco de matar a mis enemigos para darles una leccion. —Vorkosigan alzo la barbilla y miro a Gottyan a los ojos—. Si quieres, te doy mi palabra. Ya sabes lo que vale.

El disruptor temblo levemente en la mano de Gottyan, mientras el se tambaleaba al borde de la decision. Cordelia, sin apenas respirar, vio que sus ojos se humedecian. No se llora por los vivos, penso, sino por los muertos; en ese momento, mientras Vorkosigan todavia dudaba, supo que Gottyan pretendia disparar.

Alzo su aturdidor, apunto con cuidado, y descargo una andanada. Zumbo debilmente, pero fue suficiente para que Gottyan, que volvio la cabeza ante el subito movimiento, cayera de rodillas. Vorkosigan se abalanzo hacia el disruptor, y luego lo despojo del arco de plasma y lo derribo al suelo.

—Maldito sea —croo Gottyan, semiparalizado—. ?Es que no se le puede vencer nunca?

—Si se pudiera no estaria aqui. —Vorkosigan se encogio de hombros. Sometio a Gottyan a un rapido registro y confisco su cuchillo y varios objetos—. ?A quien han apostado de guardia?

—A Sens al norte, y a Koudelka al sur.

Vorkosigan le quito el cinturon y le ato las manos a la espalda.

—Te costo trabajo decidirte, ?eh?

En un aparte, le explico a Cordelia:

—Sens es uno de los hombres de Radnov. Koudelka es de los mios. Como si lanzaramos una moneda al aire.

—?Y este era su amigo? —Cordelia alzo una ceja—. Me parece que la unica diferencia entre sus amigos y sus enemigos es cuanto tiempo se dedican a charlar antes de dispararle.

—Si —reconocio Vorkosigan—. Podria enfrentarme al universo con este ejercito si pudiera conseguir que todas sus armas apuntaran en la misma direccion. Ya que sus pantalones aguantaran sin ayuda, comandante Naismith, ?puede prestarme su cinturon?

Termino de asegurar con el las piernas de Gottyan, lo amordazo, y luego permanecio un momento pensativo antes de echar a andar sendero abajo.

—Todos los cretenses son mentirosos —murmuro Cordelia, y luego pregunto en voz alta—: ?Al norte o hacia el sur?

—Una pregunta interesante. ?Como la responderia usted?

—Tuve un profesor que me devolvia las preguntas de esa forma. Yo creia que era el metodo socratico y me impresionaba muchisimo, hasta que descubri que lo usaba cada vez que no sabia la respuesta.

Cordelia miro a Gottyan, a quien habian dejado en el lugar donde ella se habia ocultado de manera tan efectiva, preguntandose si sus indicaciones eran un regreso a la lealtad o un ultimo esfuerzo por completar el intento de asesinato de Vorkosigan. El le devolvio la mirada, lleno de resentimiento y hostilidad.

—Al norte —dijo Cordelia por fin, reacia. Vorkosigan y ella intercambiaron una mirada de comprension, y el asintio brevemente.

—Vamos pues.

Emprendieron silenciosamente el camino, rebasaron un promontorio y atravesaron un pequeno valle cubierto de arbustos.

—?Hace mucho tiempo que conoce a Gottyan?

—Hemos servido juntos los cuatro ultimos anos, desde mi degradacion. Me parecia un buen oficial de carrera. Apolitico siempre. Tiene familia.

—?Cree que podria… recuperarlo, mas tarde?

—?Olvidar y perdonar? Le di su oportunidad. Me rechazo. Dos veces, si tiene usted razon con lo de las indicaciones.

Subieron otra pendiente.

—El centinela esta en la cima. Sea quien sea, podra vernos de un momento a otro. Quedese aqui y cubrame. Si oye disparos… —Hizo una pausa—. Siga su iniciativa.

Cordelia reprimio una carcajada. Vorkosigan aflojo el disruptor en su canana y camino abiertamente por el sendero, haciendo ruido.

—Centinela, informe —le oyo decir Cordelia, firmemente.

—Nada nuevo desde… ?Santo Dios, es el capitan!

Una risa de sincero deleite siguio a estas palabras. Cordelia se apoyo contra el arbol, sintiendose subitamente debil. ?Cuando fue, se pregunto a si misma, que dejaste de sentir miedo de el y empezaste a sentir miedo por el? ?Y por que este nuevo temor es mas atenazante que el primero? No parece que hayas ganado mucho con el cambio, ?no?

—Puede salir ya, comandante Naismith —llamo la voz de Vorkosigan. Ella se abrio paso entre los matorrales y escalo la pendiente. En lo alto habia dos jovenes muy apuestos y marciales con sus uniformes de faena. Reconocio a uno de ellos, mas alto que Vorkosigan por una cabeza, con cara de nino y cuerpo de hombre, porque lo habia visto con el catalejo: Koudelka. Estaba estrechando la mano de su capitan con verdadero entusiasmo, asegurandose de que no era un fantasma irreal. La mano del otro hombre se dirigio al disruptor en cuanto vio el uniforme de ella.

—Nos dijeron que los betanos lo habian matado, senor —dijo, receloso.

—Si, es un rumor que he tenido dificultades para acallar —respondio Vorkosigan—. Como puede ver, no es cierto.

—Su funeral fue esplendido —dijo Koudelka—. Tendria que haber estado alli.

—La proxima vez, tal vez. —Vorkosigan hizo una mueca.

—Oh. Ya sabe que no lo he dicho con esa intencion, senor. El teniente Radnov hizo un discurso buenisimo.

—Estoy seguro. Quiza llevaba meses preparandolo.

Koudelka, un poco mas rapido de reflejos que su companero, dijo: «Oh.» El otro hombre simplemente parecio desconcertado.

—Permitanme que les presente a la comandante Cordelia Naismith —continuo Vorkosigan—, del cuerpo de Exploracion Astronomica Betana. Es… —Hizo una pausa y Cordelia espero interesada a ver cual era su condicion —. Ah…

—?Lo que parece? —murmuro.

Vorkosigan apreto los labios con fuerza, forzando una sonrisa.

—Mi prisionera —escogio por fin—. Bajo palabra. A excepcion de libre acceso a zonas clasificadas, hay que tratarla con la maxima cortesia.

Los dos jovenes parecian impresionados, y enormemente curiosos.

—Esta armada —senalo el acompanante de Koudelka.

—Y menos mal. —Vorkosigan no amplio el tema, sino que paso a asuntos mas urgentes—. ?Quien forma parte del grupo de aterrizaje?

Koudelka dio una lista de nombres. Su companero refresco su memoria de vez en cuando.

—Muy bien —suspiro Vorkosigan—. Radnov, Darobey, Sens y Tafas tienen que ser desarmados, de la manera mas calmada y limpia posible, y arrestados bajo el cargo de amotinamiento. Habra otros mas tarde. No quiero ninguna comunicacion con la General Vorkraft hasta que todos esten bajo llave. ?Saben donde esta el teniente Buffa?

—En las cavernas. ?Senor? —Koudelka parecia un poco triste, ya que habia empezado a deducir lo sucedido.

—?Si?

—?Esta seguro respecto a Tafas?

—Casi. —Vorkosigan suavizo el tono—. Seran juzgados. Para eso sirven los juicios, para separar a los culpables de los inocentes.

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