Y se marcho de nuevo.

—Cobarde —murmuro ella. Pero probablemente tenia razon. Tal vez ella tuviera mas posibilidades de darselas al sargento. La agitacion de Bothari se acercaba a un nivel explosivo.

Hizo a un lado las ampollas y se acerco a el con una sonrisa radiante, cuyo efecto se veia algo mermado por el espanto de sus ojos. Los de Bothari eran rendijas fluctuantes.

—El comodoro Vorkosigan quiere que descanse usted ahora. Envia unas medicinas para ayudarlo.

El retrocedio, alertado, y ella se detuvo, cuidando de no arrinconarlo.

—Es solo un sedante, ?ve?

—Las drogas de la bestia emborracharon a los borrachos. Cantaban y gritaban. Mala medicina.

—No, no. Esto es buena medicina. Hara que los demonios se vayan a dormir —prometio ella. Aquello era como andar sobre una cuerda floja en la oscuridad. Probo con otra tactica.

—Firmes, soldado —dijo bruscamente—. Inspeccion.

Fue un error. El le arrebato la ampolla cuando Cordelia intento aplicarsela en el brazo y cerro la mano en torno a su garganta como si fuera una cinta de hierro candente. Ella contuvo el aliento, dolorida, pero a duras penas consiguio liberar los dedos y presionar el espray de la ampolla sedante contra el interior de su muneca antes de que el la alzara y la arrojara al otro lado de la habitacion.

Cordelia aterrizo de espaldas con estrepito, o eso le parecio, y acabo chocando contra la puerta. Bothari se abalanzo sobre ella. ?Puede matarme antes de que le haga efecto el sedante?, se pregunto salvajemente, y se obligo a quedarse flacida, como si estuviera inconsciente. Sin duda las personas inconscientes no resultaban muy amenazadoras.

Evidentemente, no era el caso de Bothari, pues sus manos se cerraron en torno a su cuello. Una rodilla se hundio en su caja toracica y ella sintio que algo iba dolorosamente mal en esa region. Abrio los ojos a tiempo de ver que el ponia en blanco los suyos. Sus manos aflojaron la tenaza y rodo a cuatro patas, agitando la cabeza mareado, hasta quedar desplomado en el suelo.

Ella se sento, apoyada contra la pared.

—Quiero irme a casa —murmuro—. Esto no entraba en la descripcion de mi trabajo.

El debil chiste no hizo nada para disolver el nudo de histeria que se formaba en su garganta, asi que recurrio a una disciplina mas antigua y mas seria, y susurro las palabras en voz alta. Para cuando termino, habia recuperado el autocontrol.

No podia arrastrar a Bothari hasta la cama. Alzo su pesada cabeza y le coloco una almohada debajo, y luego puso sus manos y piernas en posicion mas comoda. Cuando Vorkosigan y su sombra regresaran, podrian encargarse de el.

La puerta se abrio por fin, y Vorkosigan e Illyan entraron, la cerraron rapidamente y caminaron con cuidado alrededor de Bothari.

—?Bien? —pregunto Cordelia—. ?Como fue?

—Con precision mecanica, como un salto de agujero de gusano al infierno —replico Vorkosigan. Volvio la palma de la mano hacia arriba con un gesto familiar que atrapo su corazon como un garfio.

Ella lo miro, asombrada.

—Es usted tan desconcertante como Bothari. ?Como se han tomado lo del asesinato?

—Salio bien. Estoy bajo arresto y confinado a mis habitaciones, por sospecha de conspiracion. El principe piensa que envie a Bothari a hacerlo —explico—. Dios sabe como.

—Uh, se que estoy muy cansada y no pienso con claridad. ?Pero ha dicho que salio bien?

—Comodoro Vorkosigan, senor —interrumpio Illyan—. Recuerde que voy a tener que informar de esta conversacion.

—?Que conversacion? —dijo Vorkosigan—. Tu y yo estamos solos aqui, ?recuerdas? No se requiere que me observes cuando estoy solo, como todo el mundo sabe. Empezaran a preguntarse por que te retrasas aqui dentro antes de que pase mucho rato.

El teniente Illyan fruncio el ceno al oir estas palabras.

—La intencion del emperador…

—?Si? Hablame de la intencion del emperador. —Vorkosigan lo miro de manera salvaje.

—La intencion del emperador, tal como me la comunico a mi, era impedir que se incriminara usted. Ya sabe que no puedo alterar mi informe.

—Ese fue tu razonamiento hace cuatro semanas. Ya viste el resultado.

Illyan parecio perturbado.

Vorkosigan hablo en voz baja y controlada.

—Todo lo que el emperador requiere de mi se cumplira. Es un gran coreografo, y tendra su danza de sonadores hasta el ultimo paso. —La mano de Vorkosigan se cerro en un puno, y luego se abrio de nuevo—. No he retirado nada que sea mio de su servicio. Ni mi vida. Ni mi honor. Reconoceme eso. —Senalo a Cordelia—. Me diste tu palabra entonces. ?Pretendes retirarla?

—?Quiere alguien explicarme de que estan ustedes hablando? —interrumpio Cordelia.

—El teniente Illyan tiene un pequeno conflicto entre su deber y su conciencia —dijo Vorkosigan, cruzandose de brazos y mirando a la pared del fondo—. No es algo que pueda resolverse sin redefinir una cosa o la otra, y debe elegir ahora.

—Vera, hubo otro incidente como ese. —Illyan senalo con el pulgar en direccion a las habitaciones de Vorrutyer—. Con una prisionera, hace unas cuantas semanas. El comodoro Vorkosigan quiso, eh, hacer algo al respecto ya entonces. Yo le convenci de lo contrario. Despues… despues accedi a no inmiscuirme con ninguna accion que quisiera emprender, si la situacion volvia a plantearse.

—?La mato Vorrutyer? —pregunto Cordelia morbosamente.

—No —respondio Illyan. Se miro las botas.

—Vamos, Illyan —dijo Vorkosigan, cansado—. Si no los descubren, podras darle al emperador el informe completo, y que el lo altere si quiere. Si los encuentran aqui, la integridad publica de tus informes no va a ser tu mayor preocupacion, creeme.

—?Maldicion! El capitan Negri tenia razon —dijo Illyan.

—Suele tenerla… ?Que es lo que dijo?

—Dijo que permitir que los juicios personales influyeran en mi deber acerca de los asuntos mas nimios seria igual que quedarse un poquito embarazado… que las consecuencias me sobrepasarian muy pronto.

Vorkosigan se echo a reir.

—El capitan Negri es un hombre con mucha experiencia. Pero puedo decirte que, muy raramente, incluso el ha hecho algun juicio personal.

—Pero Seguridad esta poniendolo todo patas arriba ahi fuera. Llegaran aqui tarde o temprano por un simple proceso de eliminacion. En el momento en que a alguien se le ocurra dudar de mi integridad, se acabo.

—Con el tiempo —reconocio Vorkosigan—. ?Cuanto tiempo calculas?

—Completaran el registro de la nave dentro de unas pocas horas.

—Entonces tendras que redirigir sus esfuerzos. Ampliar su area de busqueda… ?no partio ninguna nave de aqui entre la muerte de Vorrutyer y el momento en que se instalo el cordon de Seguridad?

—Si, dos, pero…

—Bien. Usa tu influencia imperial. Pide toda la ayuda que, como ayudante de mas confianza del capitan Negri, puedas conseguir. Menciona a Negri frecuentemente. Sugiere. Recomienda. Duda. Mejor no sobornar ni amenazar, eso es demasiado obvio, aunque puede que haya que llegar a eso. Torpedea sus procesos de inspeccion, haz que los registros se evaporen… todo lo que sea necesario para enturbiar las aguas. Consigueme cuarenta y ocho horas, Illyan. Es todo lo que pido.

—?Todo? —se atraganto Illyan.

—Ah. Intenta asegurarte de que seas tu y nadie mas quien traiga las comidas y todo eso. E intenta traer algunas raciones de mas cuando lo hagas.

Vorkosigan se relajo visiblemente cuando Illyan se marcho, y se volvio hacia ella con una sonrisa triste y torpe que fue tan buena como una caricia.

—Bienvenida, senora.

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