Vortala, y todos sus vejestorios sereis los primeros en ser puestos contra el paredon, te lo prometo. —Alzo la cabeza, recordando que Illyan estaba apoyado en silencio contra el marco de la puerta—. O tal vez te encuentres de vuelta en la Colonia de Leprosos, para cumplir otros cinco anos de servicio de patrulla.

En el cuarto de bano, Bothari se agito incomodo en su semicoma y, para horror de Cordelia, empezo a roncar.

Un ataque de tos espasmodica asalto al teniente Illyan.

—Disculpenme —jadeo, y se retiro al cuarto de bano, cerrando la puerta firmemente.

Encendio la luz e intercambio una silenciosa mirada de panico con Cordelia y una mueca igualmente silenciosa de desesperacion. Con dificultad, volvieron el peso muerto de Bothari hasta un lado del constrenido espacio, hasta que volvio a respirar en silencio. Cordelia le hizo a Illyan un gesto afirmativo con los pulgares, y el asintio y volvio a salir por la puerta.

El principe se habia marchado. El almirante Vorhalas se quedo un momento, para intercambiar unas ultimas palabras con su subordinado.

—… ponlo por escrito. Lo firmare antes de que nos vayamos.

—Al menos no viajeis en la misma nave —suplico Vorkosigan, con seriedad.

Vorhalas suspiro.

—Aprecio que intentes quitarmelo de encima. Pero alguien tiene que limpiar la jaula para el emperador, ahora que Vorrutyer no esta, gracias a Dios. No quiere que seas tu, asi que parece que el elegido soy yo. ?Por que no puedes perder los nervios con tus subordinados, como la gente normal, en vez de con tus superiores, como un lunatico? Crei que ya estarias curado de espantos, despues de lo que te vi tragar con Vorrutyer.

—Eso esta ya muerto y enterrado.

—Si. —Vorhalas hizo un gesto supersticioso, automaticamente, un evidente gesto heredado de la infancia, vacio de creencias pero lleno de costumbre.

—Por cierto… ?que es la Colonia de Leprosos? —pregunto Vorkosigan con curiosidad.

—?Nunca lo has oido? Bueno… ya comprendo por que no. ?Nunca te has preguntado por que tienes un porcentaje tan alto de meteduras de pata, soldados incorregibles y gente a punto de ser dada de baja entre tu tripulacion?

—No me esperaba a la flor y nata del servicio.

—En el cuartel general lo llamaban la Colonia de Leprosos de Vorkosigan.

—Y yo era el leproso jefe, ?eh? —Vorkosigan parecia mas divertido que ofendido—. Bueno, si eran lo peor que puede ofrecer el servicio, tal vez no lo haremos tan mal despues de todo. Cuidate. No me apetece ser el segundo al mando.

Vorhalas se echo a reir, y los dos se estrecharon la mano. Se acerco a la puerta y se detuvo.

—?Crees que contraatacaran?

—Por Dios, claro que contraatacaran. No se trata de una avanzadilla de comercio. Esa gente va a luchar por sus hogares.

—?Cuando?

Vorkosigan vacilo.

—Poco despues de que empeceis a desembarcar tropas de asalto, pero antes de que la maniobra haya terminado. ?No lo harias tu? El peor momento para tener que iniciar una retirada. Lanzaderas que no saben si subir o bajar, sus naves nodriza dispersandose y destruyendose, suministros necesarios que no desembarcan, suministros que desembarcan y no son necesarios, la cadena de mando rota… un comandante sin experiencia al control absoluto…

—Me pones la carne de gallina.

—Si, bueno… intenta retrasar el principio cuanto sea posible. Y asegurate de que tus comandantes entienden al dedillo las ordenes de contingencia.

—El principe no lo ve asi.

—Si, se muere por dirigir un desfile.

—?Que aconsejas?

—No soy tu comandante esta vez, Rulf.

—No es culpa mia. Te recomende al emperador.

—Lo se. No quise aceptarlo. Yo te recomende a ti.

—Y acabamos con ese sodomita hijo de puta de Vorrutyer. —Vorhalas sacudio la cabeza tristemente—. Aqui hay algo que va mal…

Vorkosigan lo condujo amablemente hasta la puerta, dejo escapar un suspiro y se quedo de pie, capturado en su vision del futuro. Alzo la cabeza y miro a Cordelia a los ojos con triste ironia.

—?No habia alguien, cuando los antiguos romanos celebraban sus triunfos, que iba detras susurrando al oido del homenajeado que era mortal y que la muerte lo esperaba? Los antiguos romanos probablemente tambien pensaban que era un conazo.

Ella no dijo nada.

Vorkosigan e Illyan entraron a sacar al sargento Bothari de su improvisado e incomodo escondite. Casi habian atravesado la puerta cuando Vorkosigan solto una imprecacion.

—Ha dejado de respirar.

Illyan resoplo, y colocaron rapidamente a Bothari de espaldas sobre la alfombra. Vorkosigan le acerco la oreja al pecho y le palpo el cuello buscandole el pulso.

—Hijo de puta. —Cerro los punos, y los descargo bruscamente contra el esternon del sargento; luego volvio a escuchar—. Nada.

Se dio media vuelta, con aspecto fiero.

—Illyan. Quienquiera que te proporciono ese pis de lagarto, buscalo y que te de un antidoto. Rapido. Y sin llamar la atencion. Sobre todo sin llamar la atencion.

—?Como… y si… no deberia… merece la pena…? —empezo a decir Illyan. Alzo las manos, indefenso, y salio corriendo por la puerta.

Vorkosigan miro a Cordelia.

—?Quiere empujar o soplar?

—Empujar, supongo.

Ella se arrodillo junto a Bothari, y Vorkosigan le tomo la cabeza, la echo atras y le insuflo una bocanada de aire. Cordelia le apreto el esternon con las manos y empujo con todas sus fuerzas, marcando el ritmo. Empujar, empujar, empujar, soplar, una y otra vez, sin parar. Al cabo de un rato los brazos le temblaban y el sudor le perlaba la frente. Podia sentir sus propias costillas rechinando con cada empujon, dolorosamente, y los musculos de su pecho se retorcian de forma espasmodica.

—Tenemos que cambiar.

—Bien. Estoy hiperventilando.

Cambiaron de sitio, Vorkosigan se hizo cargo del masaje cardiaco, Cordelia hizo una pinza en la nariz de Bothari y le cubrio la boca con la suya. Tenia la boca mojada por la saliva de Vorkosigan. La parodia de beso fue horrible, pero evitarla era despreciable. Continuaron, una y otra vez.

El teniente Illyan regreso por fin, sin aliento. Se arrodillo y presiono la nueva ampolla contra el cuello agarrotado de Bothari, junto a la arteria carotida. No sucedio nada. Vorkosigan siguio bombeando.

De repente, Bothari se estremecio y luego se estiro, arqueando la espalda. Tomo una irregular y temblorosa bocanada de aire, y luego se detuvo de nuevo.

—Vamos —insto Cordelia, casi para si.

Con una brusca y espasmodica toma de aire empezo a respirar de nuevo, entrecortada pero persistentemente. Cordelia se sento en el suelo y lo miro, sin disfrutar del triunfo.

—Hijo de puta.

—Creia que veia usted significado en este tipo de cosas —dijo Vorkosigan.

—En abstracto. La mayoria de los dias es solo dar tumbos en la oscuridad con el resto de la creacion, chocando con cosas y preguntandose por que duele.

Vorkosigan miro a Bothari tambien, con el sudor corriendole por la cara. Luego se puso en pie y corrio a su mesa.

—La protesta. Tengo que escribirla y cursarla antes de que Vorhalas se marche, o no servira de nada.

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