la mitad, en la pantalla aparecio la cara del comandante Venne.
—?Comodoro Vorkosigan? Recibimos algo muy extrano. ?Quiere que le envie una copia de los datos tal como llegan?
—Si, por favor. Inmediatamente.
Vorkosigan fue sorteando un punado de conversaciones de todo tipo, y encontro la senal de un comandante, un hombre moreno y fornido que hablaba a su cuaderno de bitacora con acento gutural tenido de miedo.
—… nos atacan con
La estatica interrumpio la transmision.
—… no se como lo hacen. No pueden haber creado motores lo bastante grandes en esas lanzaderas para generar esto…
Mas estatica. La transmision se corto bruscamente.
Vorkosigan selecciono otra. Illyan se inclino sobre su hombro, ansioso. Cordelia permanecio sentada sobre la cama, en silencio, la cabeza gacha, escuchando. La copa de la victoria: amarga en la lengua, pesada en el estomago, triste como la derrota…
—… la nave insignia esta siendo atacada ferozmente —informo otro comandante. Cordelia reconocio la voz con un respingo y doblo el cuello para verle la cara. Era Gottyan: evidentemente habia conseguido por fin su rango de capitan—. Voy a bajar todos los escudos y tratar de destruir una a impulso maximo.
—?No lo hagas, Korabik! —grito Vorkosigan sin esperanza. La decision, fuera cual fuese, ya habia sido tomada hacia una hora, y sus consecuencias estaban inevitablemente fijas en el tiempo.
Gottyan volvio la cabeza hacia un lado.
—?Preparado, comandante Vorkalloner? Vamos a intentar… empezo a decir, y fue ahogado por la estatica, luego por el silencio.
Vorkosigan dio un fuerte punetazo contra la mesa.
—?Maldicion! ?Cuanto van a tardar en darse cuenta…? —Miro la senal de nieve, y luego volvio a pasar la transmision, observandola con una expresion aterradora, pesar y furia y nauseas mezcladas. Luego selecciono otra banda, esta vez un grafico informatico del espacio alrededor de Escobar, donde las naves aparecian como pequenas luces de colores que chispeaban y se perdian. Parecia algo diminuto, y brillante, y simple, como un juego de ninos. Sacudio la cabeza, tenia los labios tensos y blanquecinos.
El rostro de Venne volvio a interrumpir. Estaba palido, con peculiares arrugas de tension en la comisura de su boca.
—Senor, creo que sera mejor que venga a la Sala de Tacticas.
—No puedo, Venne, sin violar el arresto. ?Donde esta el comodoro Helski, o el comodoro Couer?
—Helski fue con el principe y el almirante Vorhalas, senor. El comodoro Couer esta aqui. Es usted el oficial de mas rango a bordo.
—El principe fue bastante explicito.
—El principe… creo que el principe esta muerto, senor.
Vorkosigan cerro los ojos y exhalo un suspiro, sin alegria. Los volvio a abrir y se inclino hacia delante.
—?Esta confirmado? ?Tiene alguna nueva orden del almirante Vorhalas?
—Esta… el almirante Vorhalas estaba con el principe, senor. Su nave fue alcanzada. —Venne se volvio para ver algo por encima de su hombro, luego se giro de nuevo—. Esta… —Tuvo que aclararse la garganta—. Esta confirmado. La nave del principe ha sido… aniquilada. No quedan mas que residuos. Esta usted al mando ahora, senor.
El rostro de Vorkosigan se volvio frio y triste.
—Entonces transmita de inmediato las ordenes de Contingencia Azul. Que todas las naves cesen el fuego inmediatamente. Pongan toda la energia en los escudos. Y que esta nave se dirija a Escobar a maxima velocidad. Tenemos que recortar el lapso temporal de nuestras transmisiones.
—?Contingencia Azul, senor? ?Eso es retirada total!
—Lo se, comandante. Lo escribi yo.
—Pero retirada total…
—Comandante Venne, los escobarianos tienen un nuevo sistema de armas. Se llama campo de espejo de plasma. Es un nuevo prototipo betano. Vuelve la potencia del atacante contra si mismo. Nuestras naves se estan destruyendo a si mismas con su propia potencia de fuego.
—?Dios mio! ?Que podemos hacer?
—Nada, a menos que queramos empezar a abordar sus naves y estrangular a esos hijos de puta uno a uno. Es atractivo, pero poco practico. ?Transmita esas ordenes! Y ordene al comandante de ingenieros y al oficial en jefe de los pilotos que vayan a la Sala de Tacticas. Y que el comandante de la guardia baje aqui para relevar a sus hombres. No quiero que me hagan pedacitos cuando salga por la puerta.
—?Si, senor! —Venne corto la comunicacion.
—Primero tenemos que conseguir que esos soldados den la vuelta —murmuro Vorkosigan, levantandose de la silla. Se giro y vio que Cordelia e Illyan lo estaban mirando.
—?Como sabia…? —empezo a decir Illyan.
—?… lo de los espejos de plasma? —termino Cordelia.
Vorkosigan continuo impasible.
—Usted me lo dijo, Cordelia, cuando dormia, mientras Illyan estaba fuera. Bajo la influencia de una de las pociones del cirujano, por supuesto. No sufrira ningun efecto secundario.
Ella se enderezo, anonadada.
—?Que… miserable… la tortura habria sido mas honrosa!
—?Oh, que limpieza, senor! —lo felicito Illyan—. ?Sabia que tenia usted razon!
Vorkosigan le dirigio una mirada de disgusto.
—No importa. Confirmamos la informacion demasiado tarde para que sirviera de nada.
Llamaron a la puerta.
—Vamos, Illyan. Es hora de llevar a mis soldados a casa.
10
Apenas una hora despues, Illyan regreso por Bothari. Cordelia permanecio doce horas sola. Penso en escapar de la habitacion, como era su deber de soldado, y preparar algun tipo de sabotaje. Pero si Vorkosigan estaba llevando a cabo una completa retirada, apenas serviria de nada.
Permanecio tendida en la cama, sumida en un negro cansancio. El la habia traicionado: no era mejor que el resto. «Mi guerrero perfecto, mi querido hipocrita», y parecia que Vorrutyer lo conocia mejor que ella, despues de todo. No. Eso era injusto. Habia cumplido con su deber al extraer aquella informacion; ella habia hecho lo mismo al ocultarla el maximo tiempo posible. Y de soldado a soldado, aunque novato (cinco horas de servicio, ?no?), tenia que darle la razon a Illyan: habia sido elegante. No podia detectar ningun efecto secundario despues de lo que fuera que el habia utilizado para la invasion secreta de su mente.
Lo que fuera que habia utilizado… ?Que podia haber sido? ?De donde lo habia sacado, y cuando? Illyan no se lo habia traido: se habia mostrado tan sorprendido como ella cuando Vorkosigan dejo caer esa informacion. Habia que creer que el guardaba un arsenal secreto de drogas interrogatorias oculto en sus habitaciones, o…
—Santo Dios —susurro, no una imprecacion, sino una plegaria—. ?Con que me he topado ahora?
Recorrio la habitacion, las conexiones encajando incontrolablemente en su sitio.
Se sintio absolutamente segura. Vorkosigan nunca la habia interrogado: sabia de antemano lo de los espejos de plasma.
Aun mas, parecia que era el unico hombre del mando barrayares que lo sabia. Vorhalas no tenia ni idea. Y el principe tampoco. Ni Illyan.
—Poner todos los huevos en una sola cesta —murmuro—. ?Y… tirar la cesta? ?Oh, no puede haber sido un plan suyo! Desde luego que no…