Tuvo una subita vision del plan, completo: el plan para asesinar en masa mas grande de la historia de Barrayar, y el mas sutil, los cadaveres ocultos en montanas de cadaveres, irrecuperables para siempre.

Pero el debia de haber obtenido la informacion de alguna parte. Entre el momento en que ella lo dejo sin mas preocupaciones que una sala de maquinas llena de amotinados, y ahora, que se esforzaba por rescatar a una flota a la desbandada hasta un lugar seguro antes de que la destruccion que habian desatado les rebotara. En algun lugar en una habitacion tranquila y de seda verde, donde un gran coreografo disenaba una danza de muerte, y el honor de un hombre de honor quedaba roto en la rueda de su servicio.

Vorrutyer, el de la vanidad demoniaca, se fue encogiendo mas y mas ante aquella vision que crecia por momentos, convirtiendose en un raton, en una pulga, en una mota.

—Dios mio, ya me parecio que Aral estaba nervioso. Debia estar medio loco. Y el emperador… el principe era su hijo. ?Puede ser verdad? ?O me he vuelto tan loca como Bothari?

Se obligo a sentarse, luego a tenderse, pero los planes y contraplanes todavia giraban en su cerebro, un amasijo de traiciones dentro de traiciones alineandose bruscamente en un punto del espacio y el tiempo para conseguir su fin. La sangre le latia en el cerebro, densa y mareante.

—Tal vez no sea cierto —se consolo por fin—. Se lo preguntare, y eso es lo que dira. Solo me interrogo en suenos. Les dimos una paliza, y yo soy la heroina que salvo a Escobar. El no es mas que un soldado que realiza su trabajo.

Se volvio de lado y contemplo la penumbra.

—Los cerdos tienen alas y podre volver a casa volando montada en uno.

Illyan la rescato por fin, y la llevo al puente.

La atmosfera habia cambiado un poco. Los guardias no la miraban de la misma manera; de hecho, parecian evitar mirarla. Los procedimientos seguian siendo claros y eficaces, pero apagados, muy apagados. Cordelia reconocio un rostro: el guardia que la habia escoltado hasta las habitaciones de Vorrutyer, el que se habia apiadado de ella, parecia estar ahora al mando, con un par de nuevas insignias rojas de teniente abrochadas en el cuello del uniforme, algo torcidas. Cordelia se habia vuelto a poner la ropa de Vorrutyer. Esta vez le permitieron cambiarse en la intimidad el pijama naranja. Luego la escoltaron a una celda permanente, no a una zona de retencion.

La celda tenia otra ocupante, una joven escobariana de extraordinaria belleza que yacia en su camastro mirando a la pared. No miro a Cordelia cuando entro, ni respondio a su saludo. Al cabo de un rato, un equipo medico barrayares entro a llevarsela. Ella los siguio sin decir palabra, pero en la puerta empezo a pugnar con ellos. A un gesto del doctor, un guardia la sedo con una ampolla que Cordelia creyo reconocer, y un momento despues se la llevaron inconsciente.

El doctor, que por su edad y rango Cordelia supuso que podia ser el cirujano jefe, se quedo un ratito a atenderle las costillas. Despues de eso se quedo sola, sin nada mas que la entrega periodica de raciones alimenticias para marcar el tiempo, y ocasionales cambios en los leves ruidos y vibraciones en las paredes que le permitian suponer que estaba sucediendo fuera.

Unas ocho raciones de comida mas tarde, cuando estaba tumbada en el camastro aburrida y deprimida, las luces se oscurecieron. Volvieron, pero se oscurecieron de nuevo casi inmediatamente.

—Agh —murmuro, mientras el estomago le daba un vuelco y empezaba a flotar hacia arriba. Se agarro rapidamente al camastro. Su prevision fue recompensada un momento mas tarde cuando se vio aplastada contra la cama a unas tres ges. Las luces se encendieron y apagaron, y quedo ingravida una vez mas.

—Ataques de plasma —murmuro para si—. Los escudos deben de estar sobrecargados.

Una sacudida tremenda hizo estremecer la nave. Cordelia fue lanzada del camastro al techo en medio de una completa negrura, ingravidez, silencio. ?Un impacto directo! Reboto en la pared del fondo, no consiguio hallar asidero, se golpeo dolorosamente un codo contra… ?una pared?, ?el suelo, el techo? Giro en el aire, gimiendo. Fuego amigo, penso histerica: voy a morir por fuego amigo. El final perfecto para mi carrera militar… Apreto los dientes y escucho con feroz concentracion.

Demasiado silencio. ?Habian perdido aire? Tuvo una desagradable vision de si misma como la unica superviviente, atrapada en aquella caja negra y condenada a flotar hasta que la lenta asfixia o el lento congelamiento le robaran la vida. La celda seria su ataud, y meses mas tarde seria abierta por alguna tripulacion de salvajes.

Y un pensamiento mas horrible: ?podia haber sido el impacto en el puente? El centro neural donde sin duda estaria Vorkosigan, donde los escobarianos sin duda concentrarian su fuego. ?Habia muerto el aplastado por los escombros flotantes, medio congelado en el vacio, quemado por el fuego de plasma, aplastado entre las cubiertas destrozadas?

Sus dedos encontraron una superficie por fin, y buscaron freneticamente asidero. Una esquina; bien. Se agarro, se enrosco en el suelo, respirando entrecortadamente.

Paso una eternidad sumergida en aquella oscuridad estigia. Los brazos y las piernas le temblaban por el esfuerzo de sujetarse. Luego la nave gimio a su alrededor y las luces regresaron.

Oh, demonios, penso, esto es el techo.

La gravedad regreso y la derribo al suelo. El dolor le recorrio el brazo izquierdo, y luego el aturdimiento. Regreso al camastro, agarrandose como pudo a los rigidos barrotes con la mano derecha, y haciendo palanca tambien con un pie, preparandose de nuevo para echar a volar.

Nada. Espero. Algo humedo empapaba su camisa naranja. Vio que un fragmento de hueso amarillo rosaceo asomaba a traves de la piel de su antebrazo izquierdo, y que la sangre se acumulaba a su alrededor. Se quito torpemente la parte superior del pijama, se envolvio el brazo con ella y trato de detener la hemorragia. La presion desperto el dolor. Intento, de manera experimental, pedir ayuda. Sin duda estarian vigilando su celda.

No vino nadie. A lo largo de las tres horas siguientes Cordelia vario el experimento de gritar, hablando razonablemente, dando golpes a la puerta y las paredes con la mano buena, o simplemente sentandose en el camastro y gimiendo de dolor. La gravedad y las luces fluctuaron varias veces mas. Por fin tuvo la sensacion familiar de que la volvian del reves a traves de un bote de pegamento, lo cual indicaba un salto a traves de un agujero de gusano, y el entorno se consolido.

Cuando la puerta de la celda se abrio por fin, la sorprendio tanto que retrocedio contra la pared y se golpeo la cabeza. Pero era el teniente a cargo de los calabozos, con un guardia medico. El teniente tenia una interesante magulladura del tamano de un huevo en la frente; el guardia parecia dolorido.

—Esta es la siguiente —le dijo el teniente al guardia—. Despues de eso, puedes seguir con la lista.

Con el rostro blanco, agotada y silenciosa, ella mostro el brazo para que lo inspeccionara y atendiera. El guardia era competente, pero carecia de la delicadeza del cirujano jefe. Cordelia casi se desmayo antes de que por fin le aplicaran la escayola plastica.

No hubo mas signos de ataque. A traves de una rendija en la pared le entregaron un nuevo uniforme de prisionera. Dos raciones alimenticias despues, sintio otro salto de agujero de gusano. Sus pensamientos giraban una y otra vez sobre la rueda de sus temores: cuando dormia solo sonaba y sus suenos eran todos pesadillas.

Fue el teniente Illyan quien vino a escoltarla por fin, junto con un guardia corriente. Ella estuvo a punto de besarlo, llena de alegria por ver una cara conocida. En cambio, se aclaro la garganta y pregunto, esperando parecer indiferente:

—?Esta el comandante Vorkosigan bien, despues de ese ataque?

El alzo las cejas, y le dirigio una mirada de divertido analisis.

—Por supuesto.

Por supuesto. Por supuesto. Ese «por supuesto» incluso sugeria que estaba ileso. Sus ojos se humedecieron de alivio, cosa que intento enmascarar con una expresion de frio interes profesional.

—?Adonde me lleva? —le pregunto mientras salian del calabozo y empezaban a recorrer el pasillo.

—A la lanzadera. Sera usted trasladada al campamento de prisioneros de guerra planetario, hasta que se terminen los acuerdos de intercambio y los envien a todos a casa.

—?A casa! ?Y que pasa con la guerra?

—Se ha terminado.

—?Terminado! —Ella asimilo la idea—. Terminado. Si que ha sido rapida. ?Por que no nos persiguen los

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