Ella le hizo un esbozo de saludo militar y le devolvio la sonrisa.

—Espero no haberle complicado demasiado las cosas. Personalmente, quiero decir.

—En absoluto. De hecho, las ha simplificado enormemente.

—El Este es el Oeste, arriba es abajo, y ser falsamente arrestado por haberle cortado la garganta a su oficial en jefe es una simplificacion. Debo estar en Barrayar. Supongo que no se molestara en explicarme que esta pasando aqui.

—No. Pero por fin comprendo por que ha habido tantos locos en la historia de Barrayar. No son su causa, sino su efecto. —Suspiro, y hablo tan bajo que fue casi un susurro—. Oh, Cordelia. No tiene ni idea de cuanto necesito a una persona cuerda cerca de mi. Es usted agua en el desierto.

»Tiene usted buen aspecto… parece que ha perdido peso.

El parecia diez anos mas viejo que hacia seis meses.

—Oh, vaya. —Se paso una mano por la cara—. ?En que estare yo pensando? Debe de estar agotada. ?Quiere dormir, o algo?

—No estoy segura de que pueda, todavia. Pero me gustaria lavarme. Pense que seria mejor no usar la ducha mientras no estuviera usted aqui, por si la tienen controlada.

—Bien pensado. Adelante.

Ella se froto el muslo inerte, la tela negra pegajosa de sangre.

—Esto… ?tiene una buena muda de ropa para mi? Esta esta hecha una porqueria. Ademas, era de Vorrutyer. Tiene hedor psiquico.

—Cierto. —Su rostro se ensombrecio—. ?Esa sangre es suya?

—Si, Vorrutyer jugo a los medicos. No duele. No tengo nervios aqui.

—Mm. —Vorkosigan se acaricio su propia cicatriz y sonrio un poco—. Si, creo que tengo lo adecuado para usted.

Abrio uno de sus cajones con un codigo de ocho digitos y, para asombro de Cordelia, saco del fondo la ropa de faena de Exploracion que ella habia dejado en la General Vorkraft, ahora limpia, zurcida, planchada y perfectamente doblada.

—No tengo las botas, y las insignias estan obsoletas, pero imagino que le vendran bien —observo Vorkosigan timidamente, entregandoselas.

—Usted… ?guardo mi ropa?

—Ya lo ve.

—Santo cielo. Pero… ?por que?

El hizo una mueca triste.

—Bueno… fue todo lo que dejo usted. Aparte de la lanzadera que abandonaron ustedes en tierra, que seria un recuerdo bastante embarazoso.

Ella paso la mano por la ropa parda, sintiendose timida de pronto. Pero justo antes de desaparecer en el cuarto de bano con las ropas y un botiquin de primeros auxilios, dijo bruscamente:

—Todavia tengo en casa mi uniforme barrayares. Envuelto en papel, en un cajon. —Hizo un gesto firme con la cabeza; los ojos de el se iluminaron.

Cuando Cordelia salio de la ducha, la habitacion estaba tenuemente iluminada y tranquila, a excepcion de una luz sobre el escritorio donde Vorkosigan estaba estudiando un disco en su interfaz informatica.

Cordelia salto a la cama y se sento de nuevo con las piernas cruzadas, meneando los dedos descalzos.

—?Que es todo eso?

—Trabajo. Es mi funcion oficial como miembro del personal de Vorrutyer… del difunto almirante Vorrutyer. —Sonrio un poco mientras se corregia, como el famoso tigre del poemita cuando regresaba de cabalgar con la damisela en la panza—. Tengo que planificar y mantener al dia las ordenes de contingencia, por si nos vemos obligados a replegarnos. Como dijo el emperador en la reunion del Consejo, ya que yo estaba tan convencido de que iba a ser un desastre, bien podia encargarme de los planes de contingencia. En este momento soy considerado una especie de quinta rueda.

—Las cosas van bien para su bando, ?no? —pregunto ella, deprimida.

—Nos estamos extendiendo demasiado. Algunos consideran eso un progreso. —Introdujo nuevos datos, y luego desconecto el ordenador.

Ella intento apartar el tema de conversacion del peligroso presente.

—?Deduzco que entonces no le acusaron de traicion? —pregunto, pensando en su ultima conversacion, tan lejos en el tiempo ya, en otro mundo.

—Ah, en eso quedamos en tablas. Me mandaron regresar a Barrayar despues de que usted escapara. El ministro Grishnov (el jefe de Educacion Politica, y el tercero en el poder despues del emperador y el capitan Negri) estaba practicamente babeando, tan convencido se hallaba de que por fin me tenia. Pero mi caso contra Radnov era intachable.

»El emperador intervino antes de que llegaramos a las manos, y forzo a un compromiso, o mas concretamente a una suspension. No me han llegado a declarar inocente, los cargos estan todavia pendientes en algun limbo legal.

—?Como lo logro?

—Juegos malabares. Dio a Grishnov y a todo el partido de la guerra cuanto pedian, todo el plan de Escobar en bandeja y mas. Les dio al principe. Y todo el credito. Despues de la conquista de Escobar, Grishnov y el principe piensan que seran cada uno de ellos el gobernante de facto de Barrayar.

»Incluso hizo que Vorrutyer se tragara mi ascenso. Recalco que me tendria directamente a sus ordenes. Vorrutyer vio la luz de inmediato. —Los dientes de Vorkosigan destellaron ante algun recuerdo doloroso, y su mano se abrio y se cerro una vez, inconscientemente.

—?Cuanto tiempo hace que le conoce? —pregunto ella con cautela, pensando en el insondable pozo de odio en el que habia caido.

El aparto la mirada.

—Fuimos a la academia, y nos graduamos juntos como tenientes, cuando el no era mas que un voyeur corriente. Empeoro, segun tengo entendido, en los ultimos anos, desde que empezo a asociarse con el principe Serg, y llego a pensar que podria salir de rositas con todo. Dios nos ayude, casi tenia razon. Bothari ha hecho un gran servicio publico.

Lo conocias mejor que eso, penso Cordelia. ?Era esa tu infeccion de la imaginacion, tan dura de combatir? Bothari ha hecho un gran servicio privado, tambien, segun parece…

—Hablando de Bothari. La proxima vez, sedelo usted. Se puso como loco cuando me acerque con la ampolla.

—Ah. Si. Creo que comprendo por que. Estaba en uno de los informes del capitan Negri. Vorrutyer tenia la costumbre de drogar a sus, uh, jugadores, con diversos productos, porque queria tener un espectaculo mejor. Estoy seguro de que Bothari fue una de sus victimas.

—Repugnante. —Cordelia se sintio enferma. Sus musculos se agarrotaron en el costado dolorido—. ?Quien es ese capitan Negri del que no para de hablar?

—?Negri? No le gusta llamar la atencion, pero no es ningun secreto. Es el jefe del equipo de seguridad personal del emperador. El jefe de Illyan. Lo llaman el familiar de Ezar Vorbarra.

»Si consideramos que el Ministerio de Educacion Politica es la mano derecha del emperador, entonces Negri es la izquierda, la que no se permite que conozca la derecha. Se encarga de la seguridad interna en los mas altos niveles… los jefes de ministerios, los condes, la familia del emperador, el principe… —Vorkosigan fruncio el ceno, introspectivo—. Llegue a conocerlo bastante bien durante los preparativos de esta pesadilla estrategica. Un tipo curioso. Podria tener el rango que quisiera. Pero las formalidades no le importan. Solo le interesa la sustancia.

—?Es un buen tipo o un mal tipo?

—?Que pregunta tan absurda!

—Pense que podria ser el poder detras del trono.

—Dificilmente. Si Ezar Vorbarra dijera «Eres una rana», el saltaria y croaria. No. Solo hay un emperador en Barrayar, y no permite que haya nadie tras el. Todavia recuerda como llego al poder.

Ella se desperezo y dio un respingo al notar el dolor de su costado.

Вы читаете Fragmentos de honor
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×