tres dias, giro de pronto y apunto hacia la costa de Florida. Avisos de desastre recorrieron la peninsula. La velocidad del viento central de Lydia era casi de un centenar de nudos; su frente de lluvias era devastador. Azoto las Bahamas, arrasando palmerales, destrozando escolleras con olas titanicas, amontonando muelles y lanchas por igual contra las rocas, arrancando los tejados, cortando las lineas electricas, inundando carreteras, casas y ciudades; destruyendo, aterrorizando, matando. Cuando los cielos de las islas volvieron a despejarse, hombres cansados y como atontados contemplaron el campo de batalla en donde reinaba la devastacion. Por millares habian quedado sin hogar. Las ciudades carecian de electricidad y agua potable. Los supervivientes se sentian maltrechos, hambrientos, heridos. Los aviones trajeron medicinas y alimentos mientras Lydia recuperaba fuerzas, posandose al borde de la costa de Florida, muy cerca de Miami.

* * *

Al dia siguiente de mi visita a las nuevas instalaciones de Ted en Climatologia, Barney me llamo a Eolo y se invito a si misma a almorzar. Nos reunimos en uno de los restaurantes de la terraza de las torres de Back Bay.

Era un dia calido, soleado… extranamente hermoso para ser a principios de noviembre. Desde nuestra mesa junto a la ventana podiamos distinguir las lejanas colinas que marcaban la situacion del edificio de Climatologia. Barney estaba junto a la ventana, su pelo amarillento captando la luz del sol y enmarcado por el claro y profundo azul del cielo.

— Ted hablo con el doctor Rossman a primera hora de esta manana — dijo despues de que encargasemos la Comida -. Conseguiras un contrato para que Eolo nos ayude en las predicciones a largo plazo y en algunas tareas administrativas.

Asenti.

— En realidad, asombraste ayer a Ted continuo ella -, cuando le rechazaste. Jamas esperaba que le gritaras.

— Yo no rechace a nadie. Solo me ofendio pensar que esperaba que abandonase Eolo del modo en que el lo hizo. Me pidio que diera la espalda al personal del que soy responsable… con tanta sencillez como si me rogara que le pasase el salero.

Sin darse cuenta, Barney extendio el brazo para coger el salero; luego se contuvo. Ambos reimos.

— Mira, nos tiene bien ensenados a ambos — dije.

— Nos necesita, Jerry — contesto, disminuyendo su risa. Muy seria, anadio: No te enfades con el. Por favor, Jerry, por duro que sea, por favor, no te enfades con el. Trata de recordar que necesita a cuantos amigos posee.

— ?Entonces, por que pisotea a la gente?

Sacudio la cabeza.

— Es su caracter. Tendremos que aceptarle asi. No cambiara.

Comprendi que tenia razon con respecto a Ted. Y supe que nunca podria discutir con ella, tanto si estaba en lo cierto como si se equivocaba.

— Bueno, le aceptaremos tal corno es. Pero no tiene que gustarnos. Es un fanatico, y los fanaticos son peligrosos.

— Si, lo se — asintio ella -. Pero son tan peligrosos para si mismos como para cualquier otra persona.

* * *

Miami sufrio las consecuencias del huracan. Los lujosos hoteles de Miami Beach estaban oscuros y vacios mientras los mares invasores y el viento los sacudian, destrozando ventanas e inundando las plantas bajas con una marea tormentosa. Los elegantes automoviles se vieron barridos por el oleaje que sacudio por completo la isla, desapareciendo en su mayoria para siempre dentro del mar. La ciudad de Miami quedo devastada, sus muelles destrozados, sus refugios de la defensa civil atestados por millares de fugitivos. Los aviones se vieron arrancados de sus hangares en los aeropuertos y vagaron como enloquecidos, para estrellarse y quedarse clavados en el empapado terreno. La gente se agrupo durante horas dentro de las casas y edificios, sin tener el consuelo de la recepcion de noticias por la radio, sin telefonos, sin nada que escuchar, excepto sus voces asustadas y la furia aullante del exterior que rompia ventanas, derribaba postes, arrancaba letreros y carteles y, en apariencia, trataba de borrar a la humanidad de la superficie de la zona. Por ultimo, Lydia subio por la peninsula, extendiendo la muerte y la destruccion por todo lo que tocaba.

* * *

Lydia seguia siendo el gran topico de discusion en toda Climatologia a la semana siguiente, cuando visite el taller de Ted. Mi motivo inicial de la visita era para cuidarme del papeleo que conduciria a un contrato entre la Division y Eolo. Pase la manana rellenando formularios y a mediodia tenia tanto hambre que me considere dispuesto a aceptar la comida de la cafeteria. Pero Ted y Barney me llevaron a un pequeno restaurante italiano del barrio contiguo.

Volvia otra vez a llover mientras entrabamos en el aparcamiento del restaurante.

— Una tormenta secundaria — murmuro Ted -. Secuela desprendida de Lydia — anadio.

— Fue un buen huracan — comente mientras corriamos desde el coche hasta la puerta del restaurante -. Miami sufrio grandes destrozos; los danos se calculan en mil millones de dolares.

— Es una verguenza que no tengamos predicciones a lo largo plazo que indiquen donde azotara la tempestad — comento Barney.

Ya estabamos dentro. Ocupamos un reservado y pedimos pizza

— ?Hubiera podido una prediccion a largo plazo ayudar a evitar las catastrofes de Miami? Me pregunte en voz alta.

Encogiendose de hombros, Ted contesto:

— Es dificil precisar con exactitud donde y cuando azotara la tempestad. Hay demasiadas variables. Los huracanes son traicioneros… muy sensibles, aun con todo su tamano y poder.

— Pero un mayor tiempo de aviso habria ayudado a la gente. a que se preparase para enfrentarse a la tormenta

— sugirio Barney.

— No me interesan los avisos — gruno Ted -. Quiero cortar por lo sano esas tormentas. No hay nada peor que saber donde van a atacar, pero sentirse incapaz de hacer nada por evitarlo.

Mire por la ventana del restaurante a la lluvia que caia.

— Parece que se prepara un viento del noreste.

Eso le hizo sonreir.

— Pareces un verdadero yanki. Pero tienes razon. Vamos a tener mal tiempo.

Despues de aquello, llego la 'pizza' y cuando casi nos la habiamos terminado, Barney pregunto:

— ?Que pretende hacer ahora el doctor Rossman, puesto que ya termino con la sequia?

Ted puso cara de vinagre.

— Te dire lo que no va a hacer: controlar el tiempo. Quiere que nosotros repasemos y volvamos a repasar todo lo de la sequia, en el hemisferio norte completo, durante los proximos seis meses. Dice que desea asegurarse que no hemos causado ningun dano. No es mas que otra de sus tacticas dilatorias.

Mientras yo luchaba con una porcion pegajosa de queso que quedaba encima de mi rebanada de 'pizza', Ted prosiguio:

— Se opone a cualquier otro trabajo de modificacion; le da un panico mortal cualquier cosa nueva.

Ya estamos otra vez, pense.

— Sin embargo para mantenerme tranquilo — continuo — cede en lo de las predicciones a largo plazo. Nos permite que las enviemos por las redes del Departamento de Meteorologia siempre y cuando nos cinamos a una base experimental. Las predicciones no seran publicas, pero los aficionados de toda la nacion empezaran a compararlas con lo que ocurre en realidad. Por eso necesitamos a Eolo, viejo camarada yanki. Teneis que empezar a emitir predicciones para toda la zona continental de los Estados Unidos.

— Ese es un gran encargo — murmure desde detras de mi pedazo de 'pizza'.

— Demasiado grande para que lo resuelva Climatologia, a menos que Rossman consiga permiso para doblar su personalcosa que no intentara. Es mucho mas facil conseguir un contrato que despedir a un centenar, poco mas o menos, de empleados del gobierno.

— Gracias por darme animos.

Solto una carcajada.

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