— ?Maldito pez! — grito, chorreando agua -. Olvide que es usted un isleno! ?Vamos, intentemoslo otra vez!

Era para el un desafio, una prueba que no podia ignorar. Despues de media docena de largos, mantenia su distancia conmigo. Carecia de la adecuada coordinacion, pero daba brazadas a base de fuerza bruta, solo para alcanzarme, manotazo tras manotazo.

— Parece como si usted pudiese hacerlo todo — dije cuando por ultimo salimos de la piscina.

— Es inutil intentar hacer nada, a menos que se pueda conseguir hacerlo bien — respondio.

Mientras nos vestiamos, Tuli me dijo en voz baja.

— Es el tipo que o bien se supera en lo que hace, o simplemente deja de hacerlo. Es casi tan bueno en karate ahora como yo, aunque llevo estudiando ese arte durante anos y el solo unos cuantos meses.

— Se trata de una persona extraordinaria — asenti.

— Cuando llegue por primera vez el ano pasado al MIT, Ted fue el unico que me acepto en seguida — anadio Tuli -. Claro, mi ingles era terrible. Compartio su apartamento conmigo y paso dos meses largos trabajando en mi pronunciacion. No hay muchos como el.

Despues de vestirme, Ted sugirio que fuesemos a almorzar.

— ?Aqui en el Y? — pregunte. Asintio.

— He de ver a unas personas en Boston — menti. Encogiendose de hombros, me contesto:

— Esta bien. Nos veremos pronto.

Se volvio hacia la puerta del vestuario.

— Queria pedirle — dije, poniendome a su lado — que me dijese como van las predicciones a Largo Plazo.

Eso origino una sonrisa.

— Hasta ahora, estupendamente. Los calculos manuales que yo hice a mitad de semana parecen solidos. La prediccion oficial de esta manana del Departamento de Meteorologia de Boston es exacta a la mia…, pero, claro, no tan detallada.

— Y usted hizo la suya hace tres dias.

— Cuatro. Hemos conseguido que el computador del MIT prepare la prediccion detallada para la semana proxima. Los calculos quedaran terminados esta noche. Luego solo restara la faena rutinaria y pesada de controlarlo todo… hacer una comprobacion que cubra todo el pais durante los siguientes ocho dias de domingo a domingo.

— Y tu tienes a la mitad del Departamento de Meteorologia del MIT y a tres cuartas partes de la Seccion de Computadores de Climatologia ayudandote — dijo Tuli, abriendo la puerta del vestuario.

— ?Tanta gente? Bueno… los necesitaremos. Y mas.

— ?Sabe algo de esto el doctor Rossman? — pregunte.

Ted parpadeo.

— Espero que no. Por lo menos, aun no. Si se entera de cuanto tiempo y mano de obra estamos empleando en este trabajo de contrabando…

— Quiza considere la posibilidad de aplicar ciertos metodos que en Oriente tenemos para tratar a los indeseables — dijo Tuli muy serio.

— Para el viernes tendremos las predicciones de todo el pais comprobadas en lo que respecta a mas de una semana. Entonces se lo dire a Rossman… si todo resulta bien.

— ?Por que no lo celebramos?- sugeri -. Podriamos ir a Thorntorn para pasar el fin de semana.

— ?Thornton?

— La casa de mi familia en Marbiehead.

Ted miro de reojo a Tuli.

— Bueno, ?por que no? Quizas el proximo fin de semana requiera una celebracion.

Nos estrechamos la mano cerrando el trato y les dije que pidiesen a Barney que nos acompanase.

— Yo se lo pedire a Barney — contesto Ted. No habia nada realmente hostil en su voz al decir estas palabras, pero su tono parecia muy firme.

IV

BARNEY

Hasta la tarde del domingo no volvi a tener noticias de ellos. Me encontraba yo en mi habitacion del hotel, mirando la TV, cuando sono el telefono. Para mi sorpresa, era Barney.

— Me acaba de decir Ted que nos invita usted a pasar el proximo fin de semana en Marbiehead.

— Es verdad — asenti -. Espero que pueda usted venir.

— No veo ninguna razon que me lo impida. Y es usted muy amable al invitarnos. Solo se me ocurrio avisarle, sin embargo. Robe una mirada a la prediccion de Ted para la zona y parece como si vamos a tener lluvia todo el fin de semana.

'Precisamente lo que necesitamos', me dije a mi mismo. En voz alta, la conteste:

— Mala cosa; yo tenia la esperanza de llevarla a usted a dar un paseo en barca. Quiza la prediccion de Ted se equivoque…

— No diga eso… le descorazonaria.

— Lo supongo.

Sacudiendo la cabeza, ella continuo:

— Me gustaria mucho ir en una embarcacion, sin embargo. Lastima… el tiempo sera estupendo toda la semana, hasta ultima hora del viernes.

Mire hacia la ventana. El rio Charles estaba salpicado de velas.

— Quiza podriamos ir durante esta semana… solo una vueltecita…

— ?Se refiere a despues de trabajar? ?Tendriamos bastante tiempo?

— Claro — dije.

— De acuerdo — contesto ella, feliz -. ?Que le parece el martes?

— La recogere en el edificio de Climatologia.

— Maravilloso.

Y asi, aquel martes, despues de una rapida conduccion hasta los suburbios, zarpamos por el rio Charles en una embarcacion de vela alquilada. Rebordeamos el rio, atestado de otras embarcaciones y con un crucero da turistas que zigzagueaba ruidosamente por entre la flotilla. El sol comenzaba a hundirse detras del complejo de torres de Back Bay; podiamos ver su imagen flameante reflejada en las ventanillas del edificio del MIT, en el lado del rio correspondiente a Cambridge.

— Me alegro mucho de que tuviese usted libre esta tarde.

— Yo tambien contesto, alzando ligeramente la voz contra el viento que azotaba las velas. Llevaba pantalones y un sueter muy grande, que encontramos en uno de los cajones de la cabina de la embarcacion -. Ted nos tiene terriblemente atareados con sus predicciones. Pero creo que el computador puede hacer el resto del trabajo sin mi. Me arrellane, una mano en el timon, y deje que la brisa nos transportara. Barney parecia divertirse.

— ?Ted es siempre asi?

— ?Como que? — pregunto ella.

— Bueno… una especie de volcan en actividad.

Barney solto una carcajada.

— Esta muy emocionado con esa tecnica de prediccion. Esta semana es importante para el.

Tuve que poner rumbo al centro del rio cuando nos acercabamos al puente de Harvard.

— Pasan ustedes mucho tiempo juntos, ?verdad?

— Supongo que si, entre la oficina y este trabajo extra por su cuenta. Incluso hemos salido en ocasiones, de vez en cuando… Hay momentos en que deja de ser por completo meteorologo.

— Eso me parece muy raro.

— Lo se — replico ella, volviendo a reir -. Pero es cierto. Al principio pense que Ted solamente se

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