para una herida de bala. Nada de esos doctores pijos de la Universidad de California; aqui entrenan a medicos del ejercito para que atiendan a bajas de guerra. Te trajeron en un helicoptero.

– ?Que hora es?

– Las siete y unos minutos, domingo por la manana. Has perdido un dia.

Entonces Bosch recordo a Eleanor. ?Fue ella la que aparecio en el tunel al final? ?Que habia pasado? Edgar le leyo el pensamiento, algo que todo el mundo parecia hacer ultimamente.

– Tu companera esta bien. Tu y ella sois heroes, tio.

Heroes. Bosch penso en ello. Al cabo de unos segundos, Edgar anadio:

– Tengo que largarme. Si se enteran de que he hablado antes contigo, me mandaran a Newton.

Bosch asintio. A la mayoria de policias no les importaria trabajar en la Division de Newton, ya que nunca habia escasez de movimiento. Pero no a Jerry Edgar, agente inmobiliario.

– ?Quien viene?

– Los de siempre, supongo. Asuntos Internos, el equipo de Agentes Implicados en Tiroteos, el FBI, el departamento de Beverly Hills… Creo que todo el mundo se pregunta que cono paso ahi abajo y solo os tienen a ti y a Wish para explicarselo. Seguramente quieren comparar vuestras versiones de los hechos. Por eso te aconsejo que les digas que no recuerdas una mierda. Te han disparado, tio. Eres un agente herido en cumplimiento del deber. Estas en tu derecho de no recordar lo que paso.

– ?Tu sabes lo que paso?

– El departamento no ha dicho ni mu; ni siquiera corren rumores. En cuanto me entere de lo que habia ocurrido, me fui para alla, pero me tope con Pounds y me echo. El muy cabron no me conto nada. Lo unico que se es por la prensa: la tipica mierda de siempre. Ayer por la noche la tele no tenia ni puta idea y el Times de esta manana tampoco dice mucho. Parece que el departamento y el FBI se han aliado para glorificaros a todos.

– ?A todos?

– Si. A Rourke, a Lewis, a Clarke… Segun ellos, todos cayeron en acto de servicio.

– ?Wish ha dicho eso?

– No, ella no entra. Quiero decir, que no la han citado. Supongo que la estan manteniendo en secreto hasta que termine la investigacion.

– ?Cual es la version oficial?

– Segun el Times, el departamento dice que Lewis, Clarke y tu formabais parte del equipo de vigilancia del FBI. Yo se que es mentira porque tu nunca dejarias que esos payasos participaran en una de tus operaciones. Ademas, son de Asuntos Internos. Creo que el Times sospecha que hay gato encerrado. Ese tal Bremmer me llamo el otro dia para preguntarme lo que sabia, pero no le dije nada. Si mi nombre sale en el periodico me enviaran a un lugar peor que Newton, si es que existe.

– Si -dijo Bosch. Aparto la mirada de su antiguo companero. Se habia deprimido, lo cual parecia aumentar el dolor que sentia en el brazo.

– Mira, Harry -dijo Edgar al cabo de medio minuto-. Mas vale que me vaya. No se cuando vendran, pero lo haran. Tio, cuidate y hazme caso: amnesia. Te coges tu ochenta por ciento de baja y que se jodan.

Edgar hizo un gesto conminandole a pensarselo bien y Bosch asintio distraidamente. Cuando Edgar se fue, Harry vio un oficial de uniforme sentado en una silla fuera, al lado de la puerta.

Al cabo de un rato, Bosch cogio el telefono que estaba junto a su cama. No consiguio linea, asi que apreto el boton para llamar a la enfermera. Esta aparecio unos minutos mas tarde y le informo de que el Departamento de Policia habia dejado ordenes de mantenerlo desconectado. Cuando pidio un periodico, ella nego con la cabeza. Lo mismo.

Bosch se desanimo aun mas. Sabia que tanto la policia como el FBI se enfrentaban a enormes problemas de imagen por lo que habia ocurrido pero no comprendia como pretendian ocultarlo. Habia demasiadas agencias involucradas, demasiadas personas. Les resultaria imposible mantener el secreto. ?Serian tan idiotas como para intentarlo?

Bosch se desabrocho la correa que le rodeaba el pecho e intento incorporarse por completo, pero se mareo y su brazo le pidio a gritos que lo dejara en paz. Al sentir nauseas de nuevo, alargo la mano para coger un recipiente de acero inoxidable de debajo de la mesilla de noche. Aunque las ganas de vomitar se le pasaron, aquella sensacion le recordo su conversacion con Rourke de la manana anterior. Comenzo a encajar los retazos de nueva informacion con lo que ya sabia. Entonces se pregunto si habrian encontrado los diamantes -el botin del robo al WestLand- y donde. Por mucho que admirara la organizacion del golpe, no podia admirar a su maximo artifice: Rourke.

Bosch sintio que la fatiga le invadia como una nube que tapa el sol. Recosto su cabeza contra la almohada. Y la ultima cosa en que penso antes de dormirse fue el comentario que Rourke le habia hecho en el tunel sobre su parte del botin. Segun el, esta habia aumentado gracias a la muerte de Meadows, Franklin y Delgado. Fue entonces, al deslizarse por el agujero de la jungla en el que se habia metido antes Meadows, cuando comprendio lo que implicaban las palabras de Rourke.

El hombre sentado en la silla de las visitas llevaba un traje a rayas de ochocientos dolares, gemelos de oro y un anillo de onix rosa en el dedo menique. Pero no era un disfraz.

– Asuntos Internos, ?no? -le dijo Bosch con un bostezo-. Me despierto de un sueno y entro en una pesadilla.

El hombre se sobresalto. No habia visto a Bosch abrir los ojos. Se levanto y se marcho sin decir una palabra. Bosch volvio a bostezar y busco un reloj. No habia ninguno. Se aflojo la correa del pecho e intento sentarse. Esta vez se sintio mucho mejor. No se mareo ni le entraron ganas de vomitar. Miro los ramos de flores que adornaban la repisa de la ventana y la comoda, y penso que habian aumentado mientras dormia. Se pregunto si algunas serian de Eleanor. ?Habria venido a verlo? Seguramente no se lo habrian permitido.

Al cabo de un minuto, Traje a rayas volvio a entrar armado con una grabadora y al frente de una procesion que incluia otros cuatro hombres trajeados. Uno era el teniente Bill Haley, jefe de la Brigada de Agentes Implicados en Tiroteos de la policia de Los Angeles, y otro el subdirector Irvin Irving, jefe de Asuntos Internos. Bosch dedujo que los otros dos serian miembros del FBI.

– Si hubiera sabido que tenia a tantos trajes esperandome habria puesto el despertador -dijo Bosch-, aunque no me han dado ninguno, ni un telefono que funcione, ni un periodico.

– Bosch, ya sabe quien soy -afirmo Irving y senalo a los demas-: Y tambien conoce a Haley. Este es el agente Stone y este es el agente Folsom, del FBI.

Irving miro a Traje a rayas e indico la mesilla de noche con la cabeza. El hombre dio un paso adelante, puso la grabadora en la mesa, un dedo sobre el boton y se volvio hacia Irving. Bosch lo miro y pregunto:

– ?Tu no te mereces que te presenten?

Traje a rayas le hizo caso omiso, al igual que todos los demas.

– Bosch, quiero hacer esto rapido, obviando su sentido del humor -dijo Irving. Movio los enormes musculos de su mandibula, haciendo un gesto a Traje a rayas para que encendiera la grabadora. Irving pronuncio secamente la fecha, el dia y la hora. Eran las 11.30 de la manana. Bosch solo habia dormido un par de horas, pero se sentia mucho mas fuerte que cuando Edgar habia venido a verlo.

Irving menciono los nombres de las personas presentes en la habitacion. De esta manera Traje a rayas paso a tener nombre propio: Clifford Galvin Junior, igual que uno de los subdirectores del departamento -excepto el «Junior»-. Clifford estaba siendo mimado, penso Bosch. Una carrera meteorica, bajo la tutela de Irving.

– Empecemos por el principio -dijo Irving-. Detective Bosch, quiero que nos cuente todo lo que sepa sobre este asunto desde el momento en que usted entro en escena.

– ?Tiene un par de dias?

Irving camino hacia la grabadora y pulso el boton de pausa.

– Bosch -dijo-, todos sabemos lo listo que es usted, pero no estamos dispuestos a aguantar sus salidas de tono. Esta es la ultima vez que paro la cinta. Si lo vuelve a hacer, el martes por la manana habre acristalado su placa. Y eso porque manana es fiesta. Y olvidese de su pension de invalidez. Me encargare personalmente de que reciba un ochenta por ciento de nada.

Irving se referia a la normativa del departamento que prohibia que un policia retirado se quedara con su placa. A los jefes y al ayuntamiento no les gustaba la idea de que viejos policias se pasearan por la ciudad mostrando credenciales falsas. Estafas, comidas gratis…; era un escandalo que podia olerse a kilometros. Asi que si querias llevarte tu placa podias; magnificamente envuelta en cristal tallado, con un reloj decorativo. Era un

Вы читаете El eco negro
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату