el agua y al cabo de unos segundos comprendio que venian hacia el.

No habia nada apresurado en los pasos que atravesaban la oscuridad en direccion a Bosch. Eran lentos, regulares, metodicos, como los de una novia caminando hacia el altar. Bosch siguio sentado contra la pared y volvio a agitar las piernas por el suelo encenagado con la esperanza de encontrar una de las armas; pero no estaban. Se sentia debil, cansado, indefenso. El dolor sordo del brazo se habia agudizado. Tenia la mano derecha muerta y la izquierda ocupada, apretando la carne desgarrada del hombro. Temblaba y sufria espasmos incontrolados. Sabia que pronto perderia el conocimiento y no volveria a despertar.

Entonces vislumbro el haz de una pequena linterna que se acercaba a el y se quedo mirandola con la boca abierta. Comenzaba a no controlar algunos de sus musculos. Al cabo de unos instantes, los pasos se detuvieron frente a el y la luz se alzo sobre su cabeza como un sol. A pesar de ser solo una linterna de bolsillo, le deslumbro de tal manera que no vio a nadie detras de ella. No le importo, porque ya sabia que cara lo estaria mirando, a quien pertenecia la mano que sostenia la linterna y que llevaba en la otra mano.

– Oye -dijo Bosch en un susurro carrasposo. No se habia dado cuenta de lo reseca que tenia la garganta-. ?Esta linternita y el puntero hacen juego?

Rourke bajo el haz hasta apuntar al suelo. Bosch miro a su alrededor y diviso la M-16 y su propia pistola en el agua, una al lado de la otra. Estaban junto a la pared de enfrente, lejos de su alcance. Bosch volvio la vista a Rourke que, vestido con un mono negro metido en unas botas de agua, lo apuntaba con otra M-16.

– Has matado a Delgado -dijo Bosch. Era una afirmacion, no una pregunta.

Como todo comentario, Rourke sopeso el arma.

– ?Ahora vas a matar a un poli? ?Es ese el plan?

– Es la unica forma de salir de esta. Asi parecera que Delgado te disparo primero con esto. -Rourke levanto la M-16 -. Y que despues yo lo mate. Al final quedo como un heroe.

Bosch no sabia si mencionar a Wish. Podria ponerla en peligro, pero tambien podria salvarle la vida.

– Olvidalo, Rourke -comento finalmente-. Wish lo sabe; se lo dije. Hay una carta en el expediente de Meadows que te involucra. Seguramente se lo habra contado a todo el mundo alla arriba. Te conviene mas rendirte y conseguirme ayuda. Que me estoy muriendo, tio.

Aunque no estaba seguro, a Bosch le parecio detectar un ligero cambio en el rostro de Rourke. Sus ojos seguian abiertos, pero es como si hubieran dejado de ver, como si de repente solo vieran su interior. Cuando volvieron a la realidad, miraron a Bosch sin compasion, llenos de desprecio. En ese momento Bosch clavo sus talones en el cieno e intento apoyarse contra la pared para levantarse. Solo se habia incorporado unos centimetros cuando Rourke se inclino y lo empujo facilmente hacia atras.

– Quedate ahi y no te muevas, cono. ?Crees que voy a sacarte de aqui? Tu nos has costado entre cinco y seis millones de dolares, que Tran tenia en esa caja. Debia de haber mas o menos eso, aunque ahora nunca lo sabre. Has jodido el golpe perfecto, asi que lo tienes crudo, tio.

Bosch bajo la cabeza hasta tocar el pecho con la barbilla. Los ojos se le quedaban en blanco. Queria dormir, pero luchaba por evitarlo. Al final solto un grunido.

– Tu eras la unica cosa dejada al azar en todo el plan. ?Y que ocurre? Pues que en la unica ocasion en que puede pasar algo, va y pasa. Eres la puta ley de Murphy personificada, tio.

Tras un esfuerzo gigantesco, Bosch logro alzar la vista hacia Rourke. Despues dejo caer su brazo bueno. Ya no tenia fuerza para mantenerlo sobre la herida del hombro.

– ?Que? -consiguio decir-. ?Que… que… quieres decir?… ?Azar?

– Quiero decir casualidad. Que te llamaran a ti para el caso de Meadows. Eso no formaba parte del plan, Bosch. ?Es increible! Me pregunto cuantas probabilidades hay de que eso ocurra. Quiero decir, que metemos a Meadows en una tuberia en la que sabemos que habia dormido. Esperamos que no lo encuentren hasta al cabo de un par de dias y luego tarden dos o tres dias mas en identificarlo a partir de las huellas dactilares. Mientras tanto, se decantaran a favor de muerte por sobredosis. Al fin y al cabo el tio esta clasificado como yonqui, ?no?

Rourke hizo una pausa.

– ?Pero que pasa? Un ninato encuentra el cuerpo en menos que canta un gallo -se lamento en tono de victima-, y ?a quien llaman? A un cabron de mierda que conocia al fiambre y lo identifica en dos segundos. A un amiguete de los putos tuneles de Vietnam. Ni yo mismo me lo puedo creer -continuo Rourke-. Lo jodiste todo, Bosch. Incluso tu mierda de vida… Que, ?me sigues?

Bosch noto que levantaba la cabeza, empujado por el canon del arma de Rourke.

– ?Me sigues? -repitio Rourke. A continuacion asesto un golpe con la M-16 en el hombro derecho de Bosch, lo cual le produjo una descarga electrica que le recorrio todo el brazo, bajo por el cuerpo y le llego directamente hasta los testiculos. Bosch gimio y abrio la boca en busca de aire, al tiempo que alargaba la mano para intentar alcanzar la pistola. No fue suficiente; tan solo consiguio aire. Bosch se trago su propio vomito y noto el sudor que le empapaba el pelo.

– No tienes muy buen aspecto, amigo -se burlo Rourke-. Quiza no tenga que hacer esto despues de todo. Puede que el primer disparo de Delgado, sea suficiente.

El dolor habia resucitado a Bosch, manteniendolo despierto y alerta aunque solo fuera temporalmente. De hecho, ya comenzaba a perder fuerzas. Rourke seguia inclinado sobre Bosch, y cuando este alzo la vista, vio unas telas que le colgaban del pecho y el cinturon de su mono negro. Eran bolsillos; Rourke llevaba el mono al reves.

En el cerebro de Bosch se encendio una luz. Recordo que Tiburon le habia dicho que el hombre que metio el cadaver en la tuberia llevaba una especie de delantal de herramientas. Ese era Rourke. Aquella noche tambien llevaba el mono al reves, porque en la espalda ponia FBI y no queria que se viera. En ese momento la informacion era totalmente inutil, pero a Bosch le gusto encajarla en el rompecabezas.

– ?De que te ries, hombre muerto? -le pregunto Rourke.

– Vete a la mierda.

Rourke levanto la pierna para pegarle una patada en el hombro, pero esa vez Bosch estaba preparado. Cogio el tacon de Rourke con la mano izquierda y tiro de el con fuerza. Su otro pie resbalo en el lecho de algas y cayo de espaldas salpicando por todas partes. Sin embargo Rourke no solto el arma, tal como Bosch esperaba. No paso nada; eso fue todo. Bosch llego a agarrar la M-16, pero Rourke le separo los dedos del canon y lo empujo contra la pared. Bosch se inclino hacia un lado y vomito en el agua, mientras notaba que un poco mas de sangre brotaba de su herida y le recorria el brazo. Habia jugado su ultima carta. Ya no le quedaban mas.

Rourke se levanto del agua, se acerco y apoyo el canon de la M-16 en la frente del Bosch.

– ?Sabes? Meadows solia hablarme del eco negro. De toda esa mierda. Pues aqui estas. Esto es el final, Harry.

– ?Por que murio? -susurro Bosch-. Meadows. ?Por que?

Rourke retrocedio y miro en ambas direcciones del tunel antes de hablar.

– Ya sabes por que. Fue un inutil alli y aqui. Por eso murio. -Rourke parecia estar repasando una escena en su memoria y sacudio la cabeza disgustado-. Todo hubiera sido perfecto de no ser por el. Se quedo el brazalete. Los jodidos delfines de jade incrustados en oro.

Rourke tenia la mirada perdida en la oscuridad del tunel y una expresion nostalgica en el rostro.

– Eso fue lo unico que fallo -comento Rourke-. El exito del plan dependia de una completa obediencia. El idiota de Meadows… no obedecio.

Rourke sacudio la cabeza, todavia furioso con el hombre muerto, y se quedo callado. Fue en ese preciso instante cuando a Bosch le parecio oir el ruido de pasos en la distancia. No estaba seguro de si eran reales o si los habia imaginado. Bosch chapoteo un poco con el pie izquierdo. No lo suficiente para que Rourke apretara el gatillo, pero si para cubrir el ruido de pisadas. Si es que no lo habia sonado.

– Se quedo el brazalete -resumio Bosch-. ?Nada mas?

– Eso fue suficiente -protesto Rourke, enfadado-. No podia aparecer nada. ?No lo ves? Esa era la gracia del asunto. Nos ibamos a desembarazar de todo excepto los diamantes, que guardariamos hasta terminar los dos robos. Pero el muy idiota no pudo esperar a acabar el segundo trabajo. Se agencio ese brazalete barato y lo empeno para comprar droga. -Rourke hizo una pausa-. Yo lo vi en los informes de objetos empenados. Si, despues del robo del WestLand, fuimos al departamento de policia y les pedimos que nos enviaran sus listas mensuales de objetos empenados, asi que nos empezaron a llegar al Buro. Por suerte yo vi el brazalete y vuestros tios de empenos, no. Es logico; ellos tienen que buscar miles de objetos. Yo solo buscaba uno, porque sabia que alguien se lo habia quedado. La gente denuncio muchas cosas robadas de la primera camara que no estaban

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