igual que el canon del arma. Bosch tardo unos segundos en darse cuenta de que lo que llevaba en la cara no era una mascara, sino gafas infrarrojas.
– Franklin, se ha acabado -grito Bosch-. Policia. Rindete.
No hubo respuesta, aunque no la esperaba. Miro en ambas direcciones de la linea principal y salto. El agua solo le cubria hasta los tobillos. A pesar de que avanzaba con la pistola y la linterna fijas sobre la figura, no creia que fuera a necesitar el arma. Franklin estaba muerto; la sangre todavia brotaba de una herida en el pecho, empapaba su camiseta negra, y se mezclaba con el agua para desaparecer canal abajo. Bosch le asio la muneca para buscarle el pulso, pero no lo encontro. A continuacion, enfundo su propia pistola y saco la M-16 por encima de la cabeza de Franklin. Finalmente le quito las gafas especiales y se las puso.
Bosch miro hacia un extremo del largo pasadizo y luego al otro. Era como ver un viejo televisor en blanco y negro, salvo que los blancos y los grises poseian un tinte ambar.
Tardaria un poco en acostumbrarse, pero veia mejor con las gafas y decidio dejarselas puestas.
Despues, Bosch registro los bolsillos laterales de los pantalones militares de Franklin, en los que encontro un paquete de cigarrillos y otro de cerillas totalmente mojados. Tambien habia otra cinta de municiones, que se guardo en el bolsillo de la chaqueta, y un trozo de papel mojado cuya tinta azul se estaba corriendo y tornando borrosa. Bosch lo desdoblo cuidadosamente y vio que era un mapa hecho a mano. No habia nombres que identificaran nada; solo lineas azules. El centro estaba ocupado por un cuadrado que debia de representar la camara acorazada, mientras que las otras lineas debian de ser tuneles. Le dio la vuelta al mapa, pero no supo interpretarlo. Junto al cuadrado habia una linea mas gruesa, que tanto podria ser Wilshire como Olympic. Las lineas que la atravesaban eran calles perpendiculares: Robertson, Doheny, Rexford y otras. Esta red de lineas llegaba hasta el borde del papel, donde al final habia un circulo con una cruz. La salida.
Concluyo que el mapa era inutil, porque no sabia donde estaba ni que direccion habia tomado. Lo arrojo al agua y observo como se lo llevaba la corriente. En ese momento decidio que seguiria avanzando en esa direccion, por ser tan buena como cualquier otra.
Bosch chapoteaba corriente abajo, posiblemente hacia el oeste. El agua negra, que se estrellaba contra la pared creando remolinos anaranjados, le llegaba por encima de los tobillos y le llenaba los zapatos, obligandole a caminar de forma lenta e insegura.
Rourke lo habia hecho muy bien, penso Bosch. No importaba que hubieran encontrado el jeep y las motos. Todo era un cebo, una trampa. Rourke y sus compinches habian insinuado lo obvio para hacer lo contrario. Cuando prepararon los planes de batalla la noche anterior,
Rourke los habia convencido a todos. Y ahora mismo el Equipo de Operaciones Especiales esperaba ahi abajo con una fiesta de bienvenida a la que nadie acudiria.
Bosch busco algun rastro en el canal, pero no encontro nada. El agua lo hacia imposible. Habia senales grabadas en la pared, incluso pintadas hechas por pandillas, pero cada garabato podria llevar alli varios anos. Bosch los estudio, pero no reconocio ninguno. Esa vez, Hansel y Gretel no habian dejado pistas.
El ruido del trafico y la luz comenzaban a aumentar, por lo que Bosch se levanto un momento las gafas infrarrojas y vio que cada treinta metros se filtraban unos conos de luz azulada por las alcantarillas o los sumideros. Al cabo de un rato llego a una interseccion subterranea en la que el agua de su linea se unia a la corriente de otro canal. Bosch se acerco a la pared lateral y lentamente se asomo por la esquina. No vio ni oyo a nadie. No tenia ni idea de hacia donde ir. Delgado podria haber tomado cualquiera de las tres direcciones. Finalmente decidio seguir el nuevo canal a la derecha porque, segun creia, le llevaria en direccion contraria al Equipo de Operaciones Especiales.
No habia dado mas de tres pasos en el nuevo tunel cuando oyo un susurro mas adelante.
– Artie, ?estas ahi? ?Venga, date prisa, Artie!
Bosch se quedo helado. A pesar de que la voz provenia de tan solo unos veinte metros mas adelante, no veia a nadie. Entonces comprendio que, gracias a las gafas -los ojos naranja-, no habia caido en una emboscada. Pero su tapadera no duraria demasiado. Si se acercaba mucho mas, Delgado se daria cuenta de que no era Franklin.
– ?Artie! -volvio a gritar Delgado con voz carrasposa-. ?Venga!
– Voy -susurro Bosch. Avanzo un paso mas, pero su instinto le dijo que no habia funcionado. Delgado se habria dado cuenta. Bosch se arrojo al suelo, al tiempo que levantaba la M-16.
Todo sucedio muy rapido y el solo distinguio el brillo producido por el fogonazo de un arma. El ruido de los disparos en el tunel de cemento fue ensordecedor. Bosch los devolvio y mantuvo el dedo firme en el gatillo hasta que el percutor se quedo sin balas. Los oidos le zumbaban, pero en seguida supo que Delgado o quienquiera que estuviese alli tambien habia parado. Bosch lo oyo insertar un nuevo cartucho en su arma y luego pasos rapidos sobre un suelo seco. Delgado habia emprendido la huida y se habia metido por otro pasadizo. Harry se levanto de un salto y lo siguio, sacando el cargador vacio de su arma prestada y reemplazandolo con el de repuesto al tiempo que avanzaba.
Al cabo de veinticinco metros, Bosch llego a otra alcantarilla secundaria. Tenia un metro y medio de diametro y Bosch tuvo que subir un escalon para entrar. El fondo estaba tapizado con algas negras pero, a diferencia de los otros conductos, por aquel no corria el agua. En el suelo yacia un objeto: un cartucho vacio de M-16.
Bosch habia acertado el camino, pero ya no oia los pasos de Delgado. A pesar de la ligera pendiente, Bosch empezo a avanzar muy deprisa. Al cabo de medio minuto llego a una sala con una rejilla a unos nueve metros de altura por la que se filtraba la luz. Al otro lado de esa sala continuaba la alcantarilla. No tuvo otro remedio que seguir adelante, esta vez por un tunel que se inclinaba gradualmente hacia abajo. Despues de unos quince metros vio que aquella galeria desembocaba en un colector mas grande: una linea principal. Incluso oia el rumor del agua.
Cuando Bosch se dio cuenta de que avanzaba demasiado rapido, ya era tarde. No pudo detenerse y acabo resbalando sobre las algas y deslizandose hacia el colector. En ese instante Bosch comprendio que Delgado le habia tendido una trampa e hinco los tacones en el cieno negro a fin de frenar su caida, pero no consiguio evitar precipitarse en el nuevo pasadizo con los pies por delante y los brazos hacia atras en un intento desesperado por mantener el equilibrio.
Aunque resulte extrano, noto que la bala le perforaba el hombro derecho antes de oir los disparos. Fue como si alguien hubiera soltado una cuerda con un gancho desde el techo, se lo hubiera clavado en el hombro y hubiera tirado de el hasta derribarlo.
Bosch solto el arma y se desplomo. Sintio que caia unos treinta metros, cosa obviamente falsa, y que era el suelo del pasadizo, con sus cinco centimetros de agua, el que se alzaba como una pared contra el y lo golpeaba en la cabeza. Las gafas infrarrojas salieron volando y contemplo, de forma tranquila y distante, las chispas que saltaban por encima de el y las balas que se estrellaban y rebotaban contra las paredes.
Cuando volvio en si, a Bosch le parecio que habia estado inconsciente durante horas, pero en seguida se dio cuenta de que habian sido solo segundos, puesto que el estruendo del tiroteo todavia resonaba como un eco por todo el tunel. Noto un olor a cordita y oyo los pasos de alguien que corria. Que huia, deseo el detective con todas sus fuerzas.
Bosch rodo en el agua, extendiendo en la oscuridad los brazos en busca de la M-16 y las gafas. Al poco rato se rindio y decidio desenfundar su propia pistola. Sin embargo, la funda estaba vacia. Bosch se incorporo y se sento contra la pared. En ese momento se dio cuenta de que tenia la mano derecha insensible. La bala le habia dado en la cabeza, del humero y sentia un dolor sordo en el brazo que iba desde el punto de impacto hasta la mano. Tambien noto la sangre que se deslizaba por el pecho y brazo, por debajo de la camisa. Aquella sensacion calida contrastaba con el agua fria que se arremolinaba alrededor de sus piernas y testiculos.
De pronto Bosch se percato de que respiraba con dificultad, por lo que intento controlar el aire que inhalaba. Sabia que estaba a punto de sufrir espasmos, pero no podia hacer nada.
En ese momento ceso el ruido de pasos. Bosch aguanto la respiracion y escucho. ?Por que se habia detenido Delgado? Estaba libre. Agito las piernas en busca de una de las armas, pero no hallo nada. Estaba demasiado oscuro para ver donde habian caido y, para colmo, la linterna tambien habia desaparecido.
Entonces Bosch oyo una voz. Aunque no la reconocio por estar demasiado lejana y amortiguada, no le cupo duda de que alguien estaba hablando. A continuacion sono una segunda voz; eran dos hombres. Intento comprender lo que decian, pero no pudo. De repente la segunda voz comenzo a chillar. Se produjo un disparo y luego otro. Habia transcurrido demasiado tiempo entre los dos para que se tratara de la M-16, penso Bosch.
Mientras reflexionaba sobre el posible significado de aquel incidente, Bosch volvio a oir un ruido de pasos en