– Harry. -Bosch oyo que Wish lo llamaba, aunque no comprendio como se habia filtrado su voz a traves de la finisima abertura-. Harry, ten cuidado. Podria haber mas de dos.
La voz de ella resono por la sala de acero, mientras Bosch miraba hacia abajo para intentar orientarse. En cuanto se cerro la puerta y lo engullo la oscuridad, salto.
Al aterrizar sobre los escombros, Bosch se agacho, disparo una bala al aire con su Smith & Wesson y se lanzo al suelo del tunel. Era un truco de la guerra: disparar antes de que te disparen. Pero nadie lo estaba esperando, ya que no hubo respuesta. Bosch no oyo nada, excepto unos ruidos lejanos sobre su cabeza; los pasos de alguien corriendo por el suelo de marmol del exterior de la camara. Entonces se reprendio por no haber avisado a Eleanor de que el primer disparo seria suyo.
Bosch abrio su mechero, manteniendolo lejos del cuerpo; otro truco que habia aprendido en Vietnam. Entonces recogio la linterna, la encendio y miro a su alrededor. Bosch descubrio que habia disparado a una pared, porque el tunel que los ladrones habian excavado iba hacia el otro lado. Al oeste, no al este, tal como habian pensado cuando estudiaron los planos la noche anterior. Eso significaba que no habian venido por la alcantarilla que Gearson sugirio; no por Wilshire, sino tal vez por Olympic o Pico y luego hacia el sur o por, Santa Monica y hacia el norte. Bosch comprendio que el hombre del Departamento de Aguas y todos los agentes federales y policias habian sido habilmente despistados por Rourke. Nada era como habian planeado o pensado. Harry estaba solo.
Bosch enfoco el haz de luz hacia la garganta negra del tunel, que descendia y luego subia, dandole tan solo unos nueve metros de visibilidad. Estaba claro que iba al oeste.
Mientras tanto, el Equipo de Operaciones Especiales esperaba al sur y al este, en vano.
Sosteniendo la linterna a la derecha, separada de su cuerpo, Bosch comenzo a gatear por el pasadizo. El tunel no tenia mas de un metro de alto y unos noventa centimetros de ancho. Bosch se movia despacio, aguantando la pistola con la misma mano que usaba para gatear. El aire olia a cordita y un humo azulado flotaba en el haz de la linterna. «Purple Haze», penso Bosch. Sintio que transpiraba en abundancia, por el calor y el miedo. Cada tres metros se detenia para enjugarse el sudor de los ojos con la manga de la chaqueta, que no se quitaba para no diferir de la descripcion dada a la gente que le iba a seguir. No queria morir a manos de sus propios companeros.
El tunel se iba curvando a izquierda y derecha durante cincuenta metros, lo cual hizo que Bosch se sintiera desorientado. En algunos momentos pasaba por debajo de un conducto del sistema y a veces oia el rumor del trafico, que sonaba como si el tunel estuviera respirando. Cada nueve metros ardia una vela metida en una hendidura cavada en la pared. En el suelo arenoso y lleno de escombros, Bosch buscaba cables trampa pero solo encontro un reguero de sangre.
Al cabo de unos minutos de lento avance, apago la linterna y se sento para intentar controlar el sonido de su respiracion. Pero no lograba que llegara el suficiente aire a los pulmones. Cerro los ojos un instante y, cuando los abrio, diviso una luz tenue procedente de la siguiente curva, demasiado fija para ser una vela. Comenzo a moverse lentamente, con la linterna apagada. En cuanto doblo la esquina, el tunel se ensancho formando una especie de sala. «Lo suficientemente alta para ponerse de pie y lo bastante amplia para vivir durante la excavacion», penso Bosch.
La luz provenia de una lampara de queroseno que descansaba sobre una nevera portatil en un rincon de la sala subterranea. Habia tambien dos colchonetas, un hornillo de butano y un retrete portatil. Bosch vio dos mascaras de gas, dos mochilas con comida y herramientas y unas cuantas bolsas de plastico llenas de basura. Era su campo base, como el que Eleanor supuso que utilizaron durante la excavacion debajo del WestLand. Examino todas las herramientas y penso en la advertencia de Eleanor de que los ladrones podrian ser mas de dos. Sin embargo, estaba equivocada; era el equipo de dos personas.
Al otro lado de la sala se abria otro agujero de un metro de diametro por el que continuaba el tunel. Bosch apago la llama de la lampara para no quedar iluminado por detras y se interno en el pasadizo. En aquellas paredes no habia velas; Bosch se valia de la linterna de forma intermitente, encendiendola para orientarse y luego avanzando una corta distancia a oscuras. De vez en cuando se paraba, aguantaba la respiracion y escuchaba. Pero, aparte del ruido cada vez mas lejano del trafico, el silencio era absoluto. A quince metros del campo base, el tunel llegaba a su fin. No obstante, Bosch detecto un contorno circular en el suelo. Era una tapa de conglomerado cubierta con una capa de tierra, algo que veinte anos atras habria denominado un «agujero de rata». Retrocedio, se agacho y examino la tapa mas de cerca, pero no descubrio ninguna senal de que se tratase de una trampa. Lo cierto es que tampoco lo esperaba; si los ladrones habian puesto explosivos, lo habrian hecho para protegerse contra los que entraran, no contra los que salieran. Por lo tanto, las cargas estarian en su lado. De todos modos, Bosch saco la navaja de su llavero, la paso cuidadosamente por el borde de la tapa y luego la alzo un centimetro y medio. Al enfocar la grieta con la linterna, no vio cables ni nada sospechoso adherido a la parte inferior del conglomerado, asi que la levanto de golpe. No hubo disparos.
Bosch se arrastro hasta el borde del agujero y debajo descubrio otro tunel. Entonces dejo caer el brazo y la linterna por el agujero, la encendio y proyecto su luz en varias direcciones, listo para los inevitables disparos. Sin embargo, esa vez tampoco paso nada. El pasadizo inferior era perfectamente redondo, con paredes de cemento liso y algas negras y un riachuelo en el fondo. Era una alcantarilla.
Bosch salto por el agujero, pero al poner el pie en el fondo, patino y cayo de espaldas. Se levanto rapidamente y con la linterna comenzo a buscar un rastro en las algas negras. No habia sangre, pero si unas marcas que podrian ser de alguien hincando los zapatos para no resbalar. El riachuelo discurria en la misma direccion que las marcas, asi que decidio avanzar hacia alla.
A pesar de que para entonces ya habia perdido su sentido de la orientacion, Bosch creia que se dirigia al norte. Apago la linterna y camino lentamente durante seis metros. Cuando la encendio de nuevo, vio que el rastro se confirmaba. En la pared curvada del conducto, vislumbro la huella borrosa de una mano ensangrentada. Medio metro mas adelante habia otra, casi a la altura del suelo. Bosch adivino que Franklin estaba perdiendo sangre y fuerzas rapidamente y que se habia parado alli para examinar la herida. No andaria demasiado lejos.
Bosch avanzo lentamente, intentando reducir el ruido de su respiracion. La alcantarilla olia a toalla mojada y el aire era tan humedo que lo cubrio con una pelicula de agua. El trafico ronroneaba en algun lugar cercano, donde tambien se oian unas sirenas. Bosch noto que el conducto se inclinaba ligeramente hacia abajo para que corriera el agua. Bosch estaba internandose mas y mas en las entranas de la tierra. En las rodillas tenia cortes que sangraban y escocian cuando resbalaba y se rascaba contra el fondo.
Al cabo de unos treinta metros se detuvo y encendio la linterna, manteniendola alejada del cuerpo. El haz de luz descubrio otra mancha de sangre en la pared del tunel. Cuando la apago, reparo en que la oscuridad del final del pasadizo pasaba a una penumbra gris, como la del amanecer. Alli debia de terminar la alcantarilla o, mas bien, desembocar en un tunel debilmente iluminado. De pronto, se dio cuenta de que oia agua; bastante mas de la que corria entre sus rodillas. Bosch dedujo que se acercaba a una gran cloaca.
Avanzo lenta y silenciosamente hasta llegar al origen de la tenue luz. El conducto en el que se hallaba agachado era un ramal secundario que iba a parar a un larguisimo colector, por el que fluia una gran cantidad de agua de un negro plateado. Era como un canal subterraneo. A simple vista Bosch no pudo determinar si el caudal tenia diez centimetros o un metro de profundidad.
En cuclillas en el borde, escucho con atencion en busca de otros sonidos aparte del agua. Al no oir nada, se inclino poco a poco hacia delante para tener una mejor vista del colector.
El torrente fluia hacia su izquierda. Primero miro en esa direccion y vio el perfil tenue de la pared, que se curvaba gradualmente a la derecha. A intervalos regulares una luz fria se filtraba por el techo. Supuso que venia de los agujeros en las tapas de las alcantarillas nueve metros mas arriba. Como diria Ed Gearson, esa era una linea principal. Bosch no sabia cual era ni le importaba. Ya no tenia un plano para orientarlo ni decirle que hacer.
Cuando se volvio para mirar rio arriba, metio la cabeza como una tortuga. Habia visto una silueta negra que se perfilaba contra la pared interior del canal. Y dos ojos naranjas que le miraban en la oscuridad.
Bosch permanecio inmovil y apenas respiro durante casi un minuto. Un sudor que escocia le empapo los ojos. Los cerro, pero no oyo nada aparte del murmullo de las aguas.
Finalmente regreso al borde del conducto hasta que volvio a ver la oscura figura. No se habia movido. Dos ojos, como los de alguien que queda deslumbrado por el fogonazo de una camara, le devolvieron la mirada. Bosch alargo cuidadosamente la mano en que sostenia la linterna y oprimio el boton. La luz descubrio a Franklin sentado y apoyado en la pared; aun tenia la M-16 alrededor del pecho, pero sus manos se habian hundido en el agua, al