parientes y amigos de todo el pais, ?vale?
Grace no dijo nada. Aunque navegaban por aguas mas tranquilas con un limite de 65 kilometros por hora, todavia no estaban fuera de peligro. Mientras Branson hablaba, y toqueteaba la radio al mismo tiempo, el coche fue desviandose de la carretera y se metio en el carril de un autobus que venia de frente. Justo cuando Grace iba a agarrar el volante despavorido, Branson parecio ver el autobus y maniobro tranquilamente para llevar el coche al carril izquierdo de la carretera.
– Y entonces ella no se presenta -dijo Branson-. Ni llama ni manda un mensaje, nada de nada.
– ?Asi que su prometido la asesino?
– Va a venir esta tarde. He pensado meterle en la sala, echarle un vistazo.
Habia una pequena sala de interrogatorio de testigos en Sussex House que podia monitorizarse desde una habitacion adyacente a traves de una camara. Su proposito principal era hablar con testigos vulnerables. Observandolos y grabandolos, los agentes podian estudiar su lenguaje corporal y, por lo general, evaluar su credibilidad. Pero, a veces, a Grace le parecia un lugar util para realizar el primer interrogatorio a alguien que podria acabar siendo un sospechoso: la mitad de las veces el marido o amante de una victima de asesinato.
Era mas probable que alguien revelara algo en los comodos sillones rojos de la sala de interrogatorio de testigos que en las viejas sillas rectas y duras de las lugubres salas de interrogatorios de la comisaria de policia de Brighton. En algunos casos, podian dar las cintas de video a un psicologo para que realizara un perfil. Era por esta misma razon por la que sacaban en television tan pronto como era posible a los esposos, companeros o amantes de victimas de asesinato: para ver cual era su lenguaje corporal.
– Entonces, ?has descartado a la abogada en practicas? Creia que te gustaba -se burlo Grace.
– Hable con su mejor amiga. Me dijo que lo ha hecho otras veces, desaparecer durante un par de dias, sin dar ninguna explicacion. Lo unico distinto es que nunca habia faltado al trabajo.
– ?Quieres decir que es rara?
– Eso parece -contesto el sargento, toqueteando la radio otra vez.
Grace se pregunto si Branson habia visto que el trafico estaba detenido en un semaforo, y que se dirigian, demasiado deprisa, hacia la parte de atras de un camion de la basura. Esta vez si hizo algo.
– ??Glenn!!
La reaccion de Branson fue pisar a fondo el freno, lo que provoco el chirrido de los neumaticos traseros. Grace volvio la cabeza y vio que un coche rojo pequeno frenaba en seco y quedaba a unos centimetros de golpearles por detras.
– ?De que iba el curso ese de conduccion que hiciste? -pregunto Grace-. ?Me lo recuerdas? ?Te pasaron los apuntes en Braille?
– Vete a la mierda -contesto Glenn-. Eres un pelele como pasajero, ?lo sabias? Un copiloto conazo.
Grace decidio que el estaria mucho mas seguro con otro piloto.
El coche se calo y Branson volvio a arrancarlo.
– Recuerdas el comienzo de Un trabajo en Italia, cuando mete el Ferrari en el tunel y… ?bumba!
– ?En la version?
– No, palurdo, la version era una mierda. La original. La de Michael Caine.
– Recuerdo el autocar del final, colgando del borde del acantilado. Me recuerda tu forma de conducir.
– Si, bueno, tu conduces como una viejecita.
Grace saco el ejemplar de FHM de su maletin.
– ?Puedes parar un segundo? Necesito tu consejo.
Cuando el semaforo se puso en verde, Branson avanzo un poco y detuvo el coche en una parada de autobus. Grace abrio la revista y le enseno una doble pagina de modelos masculinos con distintos looks.
Branson lo miro de forma extrana.
– ?Te has vuelto gay o que?
– Tengo una cita.
– ?Con uno de estos?
– Muy gracioso. Esta noche tengo una cita, una cita importante. Parece que tu eres el guru de la moda de la policia de Sussex. Necesito tu consejo.
Branson miro las fotografias un momento.
– Ya te lo dije, ?no? Tienes que hacerte algo en el pelo.
– Para ti es facil decirlo porque no tienes.
– Me rape porque mola, tio.
– Yo no me voy a rapar.
– Ya te lo dije, conozco a un peluquero genial. Ian Habben de The Point. Date unos reflejos, cortate las patillas, pero dejatelo crecer por arriba y ponte gel fijador.
– No tengo tiempo de dejarmelo crecer de aqui a las ocho de la tarde, pero si tengo tiempo de pillarme algo de ropa.
De repente, Branson ofrecio una sonrisa muy afectuosa a su amigo.
– Vaya, hablas en serio. ?Si que tienes una cita! Me alegro por ti -dijo dandole un apreton en el hombro-. Ya era hora de que volvieras a tener vida propia. Bueno, ?y quien es? ?La conozco?
– Quiza. -Grace se emociono con la reaccion de su amigo.
– Dejate de misterios. ?Quien es? ?No sera esa Emma-Jane? ?Vaya tipazo!
– No, no es ella. De todos modos, es demasiado joven para mi.
– ?Pues quien? ?Bella?
– Solo dime que me pongo.
– Ese traje viejo que llevas ahora no.
– Venga, ?que opinas?
– ?Y adonde la vas a llevar?
– A un italiano. Al Latin en los Lanes.
– ?Es el restaurante preferido de mi parienta! A Ari le encanta la parrillada de marisco. -Sonrio-. ?Vaya! ?Vas a dejarte la pasta!
Grace se encogio de hombros.
– ?Que crees que tendria que hacer? ?Llevarla al McDonald's?
– Fijate en como come -dijo Glenn Branson obviando el comentario.
– ?Por?
– Se puede saber como es una mujer en la cama por como come.
– Lo recordare.
Entonces Branson se quedo callado unos momentos, examinando la revista. Paso unas cuantas hojas.
– Para alguien de tu edad, yo no intentaria tener un aspecto demasiado juvenil.
– Gracias.
Branson senalo a un modelo que llevaba una chaqueta beis suelta e informal con una camiseta blanca, vaqueros y mocasines marrones.
– Ese eres tu. Te veo con eso. El senor Moderno. Ve a Luigi's en Bond Street. Tendran algo asi.
– ?Quieres acompanarme despues de ir al deposito y me ayudas a escoger algo?
– Solo si despues consigo una cita contigo.
Oyeron un bocinazo fuerte. Branson y Grace se giraron y vieron el morro de un autobus que ocupaba toda la luna trasera.
Branson metio la primera y arranco. Unos minutos despues, conducian colina abajo hasta el transitado nudo de carretera, dejaron un enorme supermercado Sainsbury's a la derecha y luego pasaron por delante de una funeraria estrategicamente situada. Luego, giraron a la izquierda y cruzaron las puertas de hierro colado entre las columnas de ladrillo con el cartel pequeno y desagradable «Deposito de cadaveres de Brighton y Hove».
Grace no tenia ninguna duda de que en el mundo habia peores lugares y, en ese sentido, su vida habia discurrido entre algodones. Pero para el, este sitio no podia ser peor. Recordo una expresion que habia oido una vez: «la banalidad del mal». Y aquel era un lugar banal. Era un edificio soso con un aura horrible. Una estructura larga de una sola planta con paredes grises y rugosas, con una entrada cubierta en un lateral lo suficientemente alta como para que aparcara una ambulancia.
El deposito era una parada de transito en el viaje de ida a la tumba o al crematorio para aquellos que morian