repentina, violenta o inexplicablemente, o por culpa de una enfermedad de aparicion rapida como una meningitis virica, donde una autopsia podia proporcionar datos medicos que algun dia podrian ayudar a los vivos. Por lo general, Grace se estremecia involuntariamente cuando cruzaba estas puertas, pero hoy era distinto.
Hoy estaba euforico. No por el cadaver que habia ido a estudiar, sino por la mujer que trabajaba aqui. Su cita de esta noche.
Pero no tenia la mas minima intencion de contarselo a Glenn Branson.
Capitulo 17
Tom saco el Audi marcha atras de la plaza del aparcamiento de Gravytrain Distributing, temiendo dar un golpe al Lamborghini de Ron Spacks. Luego coloco el movil en el soporte del manos libres y llamo a Kellie, absorto en sus pensamientos.
Esa imagen de la mujer siendo apunalada le horrorizaba, y se repetia una y otra vez en su cabeza. Era una pelicula, tenia que serlo -habia cientos de peliculas que no habia visto-, una escena de un thriller, nada mas. O quizas un trailer. Hoy en dia, podian crearse todo tipo de efectos. Era una pelicula, si.
Tenia que serlo.
Sin embargo, sabia que solo intentaba convencerse a si mismo. ?El fallo de su ordenador, el mensaje amenazador? Se estremecio como si una nube negra le ensombreciera el alma. ?Que diablos habia visto realmente el martes por la noche?
Luego, oyo la voz de Kellie, un poco mas alegre ahora.
– Hola -dijo.
– ?Carino? -dijo el-. Siento lo de antes, estaba con un cliente muy dificil.
– No, no pasa nada, seguramente es cosa mia. Es solo que… Ya sabes, me he asustado.
Mientras dejaba atras una hilera de fabricas y almacenes, otro avion se dispuso a aterrizar y Tom alzo la voz por encima del estruendo.
– Cuentame exactamente que ha pasado.
– Solo ha sido una llamada. El hombre me ha preguntado si era la casa de los Bryce, luego si yo era la senora Kellie Bryce, y cuando le he dicho que si, ha colgado.
– ?Sabes que? -dijo Tom-, seguramente sera uno de esos estafadores. Lei algo de eso en el periodico el otro dia, hay una red en pleno funcionamiento. Llaman a la gente y fingen ser del banco, dicen que estan haciendo un control de seguridad. Hacen que les confirmes un monton de cosas sobre la casa, las contrasenas, luego tus datos bancarios y tarjetas de credito. Puede que fuera uno de ellos y que lo interrumpieran a medio trabajo.
– Quiza. -No sonaba mas convencida que el-. Tenia un acento raro.
– ?Que clase de acento?
– De algun pais europeo, no era ingles.
– ?Y no ha dicho nada mas?
– No.
– ?Estas esperando alguna entrega?
Se produjo un silencio extrano.
– No exactamente.
Mierda. Habia comprado algo.
– ?Que quiere decir «no exactamente», cielo?
– La puja no esta cerrada.
Tom no queria ni saber cual seria la gran compra de hoy.
– Escucha, intentare llegar temprano. Tengo que ir a la ciudad a recoger el portatil, me lo estan arreglando otra vez.
– ?Aun no funciona?
– No, algun problema tecnico que no se soluciona. ?Que tal el tiempo?
– Mejor.
– Quiza si llego pronto podriamos hacer una barbacoa con los ninos.
Su reaccion fue extrana, casi evasiva, penso Tom mientras dejaba la carretera principal y buscaba los indicadores de Londres en una rotonda a poca distancia.
– Si -dijo ella-. Bueno, vale, quiza.
Durante todo el camino, mientras avanzaba lentamente por el embotellamiento de la M 4, gracias al maldito carril bus de John Prescott (por el que Tom le habria hervido en aceite los testiculos al viceprimer ministro en innumerables ocasiones), intentaba entender todas las razones que podria tener alguien para realizar esa llamada y luego colgar. La mas probable era que se tratara de un repartidor y que la llamada se hubiera cortado. Asi de sencillo. No habia nada de que preocuparse.
Pero si se preocupo, porque queria muchisimo a Kellie, a Max y a Jessica.
Sus padres habian muerto en un accidente de coche en la M 1 por culpa de la niebla cuando tenia veinte anos, y su unico hermano, Zack, cinco anos menor, que nunca habia llegado a superarlo, era un drogata que habia dejado los estudios, vivia en Bondi Beach en Sydney, hacia trabajos raros y practicaba un poco de surf. Aparte de Zack y de su tio materno que vivia en Melbourne, al que no habia visto desde que tenia diez anos y que no se habia molestado en asistir al entierro de sus padres, Kellie, Max y Jessica eran su unica familia, y eso aun los hacia mas valiosos.
Justo donde la autopista terminaba y se convertia en Cromwell Road, sono el movil. No aparecia ningun numero en la pantalla.
Tom pulso la tecla para contestar.
– ?Si?
– ?Es usted Tom Bryce? -le pregunto una voz de hombre con un fuerte acento de la Europa del Este.
– Si, soy yo -respondio con cautela.
Luego el hombre colgo.
Capitulo 18
Los restos de la mujer muerta descansaban en una camilla de acero en la esterilizada sala de autopsias, dentro de una bolsa de plastico traslucida, como si fuera un producto congelado de un supermercado.
El torso estaba envuelto en una sabana; las dos piernas y la mano que habian recuperado del campo de colza estaban empaquetadas por separado. La mano estaba dentro de una bolsa pequena, y cada uno de los pies, envueltos en otra bolsa; aquello se hacia para proteger particulas de tejidos, piel o tierra que pudieran haber quedado debajo de las unas. Luego, lo habian cubierto todo con una sabana grande.
El doctor Frazer Theobald estaba retirando la sabana de plastico con sumo cuidado, comprobando minuciosamente, por muy microscopica que fuera, cualquier cosa que pudiera haber caido de la piel o del pelo de la muerta y pudiera proceder del asesino.
Grace habia estado en este lugar mas veces de las que recordaba. La primera vez habia sido mas de veinte anos atras, cuando era un poli novato y tuvo que asistir a su primera autopsia. Aun lo recordaba perfectamente, ver a un hombre de sesenta anos que se habia caido de una escalera, tumbado completamente desnudo, desprovisto de toda dignidad humana con dos etiquetas con su nombre -una beis y otra verde- colgadas del dedo gordo.
Cuando el tecnico forense corto la parte posterior del cuero cabelludo, justo por debajo del nacimiento del pelo, luego lo retiro de modo que quedo colgando sobre la cara, dejando al descubierto el craneo, y el patologo, blandiendo una sierra de cinta, comenzo a rebanar la parte superior del craneo, Grace hizo lo que hacia mas que algun que otro novato: ponerse amarillo, salir de la sala tambaleandose y vomitar.
No habia devuelto ninguna vez mas, pero aquel lugar siempre le dejaba mal cuerpo. En parte, era la peste a desinfectante Trigene que te llevabas contigo, en todos los poros de tu piel, durante horas y horas despues de