haber salido del edificio; en parte, era la luz difusa que entraba por las ventanas opacas y que daba a esta sala un caracter etereo. Y, luego, siempre estaba la sensacion de que el deposito era un almacen, un repositorio, un punto intermedio brutal entre la muerte y el descanso eterno.

Aqui se guardaban los cuerpos hasta que se determinaba la causa de la muerte y, en algunos casos, hasta que los identificaban formalmente. Luego se entregaban a una funeraria siguiendo las instrucciones de los familiares. De vez en cuando, habia cuerpos que no se llegaban a identificar nunca. Habia uno, un anciano, que llevaba casi un ano en una nevera en el trastero. Lo habian encontrado muerto en un banco de un parque, pero nadie lo habia reclamado.

A veces Grace se preguntaba, en sus momentos mas sombrios, si eso era lo que le pasaria a el algun dia. No tenia mujer, ni hijos ni padres, solo tenia a su hermana, ?y si la sobrevivia? Pero nunca se paraba demasiado a pensar en ello -vivir ya le daba suficientes problemas-, aunque si pensaba mucho en la muerte. Sobre todo aqui. A veces, mirando un cuerpo en una camilla o las puertas del congelador, mientras se preguntaba cuantos fantasmas habitaban en este edificio, un escalofrio le recorria las venas.

Cleo Morey, la directora del deposito o tecnico jefe de patologia, para dar su titulo oficial, ayudo al doctor Theobald a retirar la gran sabana exterior y, luego, la doblo con cuidado para guardarla; la mandarian a un laboratorio forense si el cuerpo no revelaba ninguna prueba. Grace se quedo mirandola unos momentos. Incluso con su ropa de trabajo, estaba sorprendentemente guapa, penso, una opinion que compartia con todo el mundo que la conocia.

Luego, el patologo del Ministerio del Interior desenvolvio el torso y comenzo la tarea laboriosa de medir y anotar la longitud de cada una de las treinta y cuatro heridas de arma blanca.

La carne parecia mas palida que ayer, y aunque gran parte, incluidos los pechos de la chica muerta, estaba lacerada en franjas de carne color carmesi, vio que la piel comenzaba a adquirir un aspecto marmoreo.

La sala estaba presidida por dos mesas de autopsias de acero: una, fija; la otra, en la que descansaban los restos de la mujer, con ruedas. Habia un torno hidraulico y una hilera de neveras con puertas que llegaban hasta el techo. Las paredes estaban alicatadas de verde y un desague recorria todo el perimetro. En una de las paredes, habia una fila de fregaderos y una manguera amarilla enrollada. En otra, habia una encimera ancha, una tabla de cortar metalica y una vitrina llena de instrumentos, algunos paquetes de pilas Duracell y recuerdos truculentos que no queria nadie mas -en su mayoria marcapasos- y que habian extraido de las victimas.

Al lado de la vitrina en la pared, habia un grafico donde se detallaba el nombre del fallecido, con columnas para los pesos de cerebro, pulmones, corazon, higado, rinones y bazo. Lo unico que habia escrito de momento era: «Sin identificar. Mujer».

Era una habitacion de proporciones considerables, pero esta manana estaba concurrida. Ademas del patologo y de la tecnico jefe, estaban Darren -el ayudante de la tecnico, un tipo listo, guapo y agradable de veinte anos que llevaba el pelo negro de punta, moderno-, Joe Tindall -el agente del SOCO, que fotografiaba la regla situada junto a cada herida de arma blanca-, Glenn Branson y el.

Los visitantes se habian puesto batas verdes protectoras con punos blancos y chanclos de plastico o botas de agua blancas. El patologo y los dos tecnicos llevaban un traje azul y un delantal verde grueso, y el patologo tenia una mascara colgando debajo de la barbilla. Grace miro a Cleo Morey; ella lo miro, luego vio que le ofrecia una sonrisa breve pero clara y se puso nervioso.

Se sentia como un nino emocionado. Y no estaba bien, no era profesional -ahora mismo debia poner toda su atencion en este caso-, pero no podia evitarlo. Cleo Morey lo distraia, era innegable.

Ya habian tenido una cita hacia unos dias. Bueno, si se le podia llamar cita: una copa rapida en un pub que una llamada que le requeria con urgencia volver al trabajo acorto aun mas.

Dios, era preciosa, penso. Y por muchas veces que la viera, no le cuadraba que esta chica de largo pelo rubio, tez clara y delicada y mente avispada trabajara en este lugar, desempenando uno de los trabajos mas sombrios del mundo. Con su fisico podria haber sido modelo o actriz, y con su inteligencia seguramente podria haber estudiado cualquier carrera que se hubiera propuesto, y habia elegido esta, con sus largas guardias dia y noche. En cualquier momento la avisaban desde la margen de un rio, de un almacen incendiado, de una tumba poco profunda en un bosque, siempre para que fuera a buscar un cadaver. Lo preparaba para que el patologo realizara la autopsia, luego lo dejaba en el mejor estado posible, por muy quemado o descompuesto que estuviera, para que los familiares lo identificaran y para poder ofrecerles algun tipo de ayuda, algun atisbo de esperanza de que su ser querido no habia tenido una muerte tan mala como indicaba el cadaver.

Mientras observaba al doctor Theobald presionar una regla contra la quinta punalada, justo por encima del ombligo de la joven, no envidio la tarea que Cleo tenia por delante. Con suerte, la identificacion se realizaria gracias al ADN, penso; ningun padre tendria que ver nunca aquello. Sin embargo, sabia muy bien lo importante que era para alguna gente verlo por si misma. A menudo, a pesar de todos los esfuerzos para disuadirlos, los familiares insistian en verlos, solo una vez mas, para despedirse.

Para poner un punto final.

Algo que el nunca habia tenido. Y aquello lo habia ayudado a comprender esa necesidad. Si no se ponia un punto final, no habia esperanza para seguir adelante, razon por la cual habia estado en el limbo desde la desaparicion de Sandy. Un joven medium muy cotizado iba a Brighton manana para actuar delante de un publico reducido en un centro medico holistico, y Grace habia comprado una entrada. Seguramente se llevaria otra decepcion, lo sabia, pero tanto la policia britanica como la internacional habian agotado todas las vias convencionales.

Cleo le lanzo una mirada, una mirada afectuosa, claramente insinuante. Procurando comprobar primero que Branson no estuviera mirando, le guino el ojo.

«?Dios santo, que guapa eres!», penso, afligido y sintiendose muy culpable por Sandy. Era como si todavia, despues de todos estos anos, le fuera infiel por salir con otra mujer.

Su movil pito, para indicar que le habia llegado un mensaje. Lo saco del bolsillo interior y miro la pantalla. Era del detective Nicholl desde el centro de investigaciones:

Teresa Wallington, descartada.

De inmediato, Grace se acerco a Branson y le hizo una senal para ir al fondo de la sala.

– Creo que tienes que practicar tu tecnica de corazonadas -le dijo Grace. Luego, levanto el telefono para que su companero leyera el mensaje.

– Mierda. Tenia un presentimiento, tenia un presentimiento de verdad -dijo el sargento. Parecia tan abatido que a Grace le dio pena.

– Glenn, en la pelicula Seven, Morgan Freeman tuvo una corazonada que tampoco acabo del todo bien -le dijo dandole una palmadita para animarlo.

– ?Insinuas que se trata de una caracteristica comun entre los polis negros? -le dijo Branson mirandolo de reojo.

– Que va, el es actor. -Grace volvio a mirar a Cleo, observando como su pelo rubio con mechas, inapropiadamente hermoso, se balanceaba contra la tira del delantal verde alrededor de su cuello-. Quiza solo sea comun entre los gorilas grandes y calvos. -Le dio otra palmadita amistosa.

Luego, llamo a Nick Nicholl desde el telefono fijo que estaba sobre la encimera que tenia al lado. Los nuevos telefonos digitales de la policia codificaban todas las conversaciones, pero en estos momentos era facil realizar escuchas de los telefonos moviles convencionales, asi que evitaba utilizarlos para temas delicados.

– Le entro miedo por la boda -le explico Nick Nicholl-. Se largo. Ahora ha vuelto muy arrepentida.

– Que maja -dijo Grace con sarcasmo-. Se lo dire a Glenn. Le gustan los dramones con final feliz.

Silencio al otro lado. El detective Nick Nicholl era inteligente, pero el sentido del humor no era lo suyo.

Repasaron el resto de la lista de las mujeres desaparecidas que encajaban con la descripcion. Grace le dijo a Nicholl que se asegurara de que la policia conseguia algo de lo que poder extraer el ADN de cada una de las cuatro mujeres. Nicholl le puso al dia del rastreo minucioso que se llevaba a cabo en la zona donde hallaron el cadaver, para encontrar la cabeza y la mano izquierda de la chica. En su fuero interno, Grace no creia que aparecieran. La mano seguramente, porque quiza se la habria llevado un perro o un zorro, pero dudada que alguna vez encontraran la cabeza.

Realizo otra llamada rapida, para comprobar la evolucion del juicio contra Suresh Hossain, un caso que se habia convertido en algo muy personal para el. Se trataba de un asunto dificil; la fiscalia habia cometido errores garrafales, y el tampoco lo habia manejado como deberia. Habia sido una estupidez llevar una prueba a una medium, un zapato que pertenecia al hombre asesinado. El abogado defensor lo habia averiguado y lo habia

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