trabajar?

– Me apetece hacer algo distinto. Recibire formacion. No tiene ningun secreto. Principalmente se trata de manejar el ordenador.

«Asi tendras la oportunidad de entrar en eBay todo el dia», penso Tom, pero no dijo nada. Bebio un trago de su bebida y se quedo mirando y realizando calculos mentales. Si Kellie podia ganar lo suficiente para pagar sus compras, seria una ayuda considerable. Pero tres mil libras menos en su tarjeta de credito por una maldita barbacoa gigantesca… Tardaria meses en ganarlos. Mientras tanto, iba a tener que consolidar la deuda el. Entonces, comenzo a sonar el movil, que habia dejado en el estudio.

Tom y Kellie se miraron. Vio el destello de miedo en los ojos de su mujer y se pregunto si ella tambien lo veia en los suyos.

Subio corriendo y se sintio aliviado al ver en la pantalla que era Chris Webb.

– Hola, Chris -dijo-. ?Has averiguado algo sobre el disco?

La voz del tecnico sonaba poco afable.

– No, y me parece que no voy a descubrirlo.

– ?Y eso?

– He llegado a casa y la he encontrado patas arriba. Alguien lo ha revuelto todo, y quiero decir todo. Tardare una semana en ordenarla.

– Dios santo. ?Te han robado muchas cosas?

– No -dijo-. No mucho. -Hubo una larga pausa, durante la cual Tom oyo el clic de lo que parecia un mechero y una fuerte aspiracion-. En realidad, parece que solo se han llevado una cosa.

– ?Que?

– Tu CD.

Capitulo 23

Alison Vosper, la subdirectora, era el agente superior ante el que Roy Grace tenia que responder en ultima instancia. Tenia un temperamento volatil, que hacia que fuera dulce y tranquila un momento y agria el siguiente. Hacia unos anos, un bromista del cuerpo la habia apodado N.° 27, por el plato agridulce de un conocido restaurante de comida china para llevar. El mote habia arraigado, aunque a Grace le parecio que seguramente habia llegado la hora de cambiarlo, ya que no recordaba la ultima vez que Vosper habia estado de un humor dulce. Y, sin genero de dudas, hoy no lo estaba. A las nueve de la manana de aquel viernes se encontraba en el despacho de Vosper con su alfombra de pelo largo, delante de su mesa, con esa misma sensacion de inquietud en la boca del estomago que solia tener cuando le decian que fuera al despacho del director en el colegio. Era ridiculo que un hombre de su edad tuviera miedo de un superior, pero Alison Vosper producia ese efecto en el, igual que lo producia en todo el mundo, quisieran reconocerlo o no.

Aparentemente, lo habia requerido para que la informara en privado y por adelantado de la rueda de prensa diaria, pero no habia mucho que decir. Habian pasado casi cuarenta y ocho horas y no habian identificado a la victima ni tenian ningun sospechoso.

Una cosa que Grace habia aprendido a lo largo de estos anos como policia era la importancia que daban los agentes a transmitir a los ciudadanos la sensacion de que estaban obteniendo resultados. Desde el punto de vista de intentar conseguir que el pueblo llano se sintiera reconfortado con la policia, Grace tenia la impresion de que los jefes a veces consideraban que era mejor detener a alguien, por muy inocente que fuera, y al menos demostrar que estaban haciendo algo, que tener que admitir de manera poco convincente ante una sala llena de periodistas preocupados por vender periodicos que no tenian ninguna pista.

A diferencia del edificio moderno e impersonal de la central del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex House donde trabajaba ahora, los peces gordos estaban todos en esta magnifica mansion Queen Anne, en el centro del grupo desordenado de edificios que albergaba la central de la policia de Sussex, a las afueras de Lewes, la antigua capital del condado.

Los excelentes detalles arquitectonicos originales del edificio habian permanecido intactos en la mayoria de los despachos mas esplendidos, en concreto el estuco delicado y los techos ornamentados. El de Alison Vosper era un buen ejemplo. Su despacho de la planta baja era impecable, con una vista increible del cesped cuidado, y estaba amueblado con antiguedades elegantes que daban una sensacion de autoridad y permanencia.

La pieza central era una gran mesa de palisandro pulido en la que habia un cartapacio con el borde negro, un jarron fino de cristal con tres tulipanes violetas, fotografias enmarcadas de su marido -un policia varios anos mayor que ella pero tres rangos inferior- y sus dos hijos, un nino y una nina, inmaculados en sus uniformes del colegio, un portaplumas de amonita y, como siempre, un fajo de periodicos matutinos colocados en abanico. Gracias a Dios, Grace no aparecia en ninguna de las portadas.

La subdirectora Alison Vosper no solo estaba agria esta manana, sino sumamente fria, un efecto realzado por la blusa de cuello alto almidonada color hielo que llevaba, rematada por un broche de estras igual de frio. Incluso su perfume desprendia un aroma acido.

Como era habitual, Vosper no le invito a sentarse, una tecnica que utilizaba con todos los policias de rango inferior para que las reuniones fueran cortas y directas. Grace la informo de todo lo que habia sucedido desde la ultima reunion. La unica reaccion visible que obtuvo fue cuando llego al escarabajo, el asco suficiente para demostrar que, debajo de su duro caparazon, Alison Vosper seguia siendo un ser humano.

– ?Asi que tenemos tres posibilidades entre las mujeres cuya desaparicion se ha denunciado estos ultimos dias? -dijo; tenia un acento monotono de Birmingham que la endurecia aun mas.

– Si, y hemos enviado a Huntingdon material recogido de sus casas para los analisis de ADN. Me debian un favor. A lo largo de hoy tendremos una identificacion positiva.

– ?Y si no la hay?

– Tendremos que ampliar la busqueda.

Sono el telefono. Vosper pulso una tecla, la mantuvo presionada y espeto:

– Estoy reunida. -Luego, volvio a mirar al comisario-. ?Sabes que te juegas mucho en este caso, Roy?

El se encogio de hombros.

– ?Mas que en otros?

Vosper lo miro un buen rato, en silencio y con severidad.

– Creo que los dos lo sabemos.

Grace fruncio el ceno, no estaba seguro de que vendria ahora y le incomodaban sus palabras.

Vosper dio unas vueltas a la alianza de oro que llevaba en el dedo y aquello parecio ablandarla.

– Eres afortunado por haber podido ejercer tu carrera en la misma zona hasta la fecha, Roy. Muchos policias tienen que trasladarse constantemente si quieren ascender, como yo. Soy de Birmingham, pero solo he ejercido tres anos de mi carrera alli. He estado en todas partes, Northumberland, Ipswich, Bristol, Southampton. En la epoca de tu padre era distinto. El hizo toda su carrera en la policia de Brighton, ?verdad?

– Si tambien incluyes Worthing.

Vosper le ofrecio una pequena sonrisa. Worthing estaba unos kilometros mas al sur en la costa. Luego, su expresion volvio a endurecerse.

– Tu padre era un hombre muy querido y respetado, es lo que me han dicho. Pero para mucha gente, no pareces hijo de tu padre.

Dejo que las palabras flotaran en el aire. Roy las sintio como una punalada en el corazon. Era como si le hubieran hecho un corte y la energia se le escapara por la herida. Miro a la subdirectora, confuso y, de repente, muy vulnerable.

– Yo… se que tengo mis detractores -dijo, y se dio cuenta, demasiado tarde, de la pobreza del argumento.

Vosper nego con la cabeza y esta vez se saco la alianza de golpe y la sostuvo delante de ella, como un simbolo de que nada era permanente, de que podia borrarle de su vida tan facilmente como podia tirar el anillo a la basura.

– No son tus detractores los que me preocupan, Roy. Al director le preocupa el dano que has hecho a la policia de Sussex. Casi provocas un juicio nulo hace un par de semanas al llevar una prueba a una medium y,

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