Se habia marchado de casa mas tarde de lo habitual, a las nueve y cuarto, y habia llegado a su despacho en la comisaria de policia de Brighton poco despues de las nueve y media para una reunion informativa sobre el asesinato de un motorista de los Angeles del Infierno que habia aparecido en el puerto de Shoreham con las manos atadas a la espalda y un bloque de cemento encadenado a los tobillos. Le habia prometido a Sandy llegar temprano a casa, salir a cenar para celebrar su cumpleanos con otra pareja, el que entonces era su mejor amigo Dick Pope, tambien detective, y su mujer Leslie, con la que Sandy se llevaba bien. Se habian producido avances en el caso, por lo que habia llegado a casa casi dos horas mas tarde de lo que tenia planeado. No habia rastro de ella.

Al principio, creyo que estaba enfadada con el por llegar tan tarde y que era su forma de protestar. La casa estaba ordenada; su coche y su bolso no estaban; no habia senales de lucha.

Luego, veinticuatro horas despues, encontraron su viejo Golf negro en una plaza del aparcamiento del aeropuerto de Gatwick. Se habian realizado dos transacciones en su tarjeta de credito la manana de su desaparicion, una en un Boots y otra en el Tesco. No se habia llevado ropa ni ningun otro tipo de pertenencia.

Sus vecinos de la tranquila calle residencial donde vivian, cerca del paseo maritimo, no habian visto nada. En la casa de al lado, vivia una familia griega sumamente agradable que regentaba un par de cafes en la ciudad, pero estaban de vacaciones. Al otro lado, vivia una anciana viuda dura de oido que dormia con el televisor encendido a todo volumen. Ahora mismo, a las 6.18 horas oia una voz americana apagada a traves de la pared medianera que separaba sus casas pareadas; parecia John Wayne hablando con un grupo de malos a los que acababa de acorralar.

Bajo a la cocina, preguntandose si prepararse una taza de te o si salir primero a correr. Su pez de colores nadaba sin rumbo en su pecera circular, como siempre.

– ?Buenos dias, Marlon! -dijo con alegria-. ?Dandote un bano matutino? ?Tienes hambre?

Marlon abrio la boca y la cerro un par de veces. No era un gran conversador.

Puso agua a hervir, separo una silla y se sento a la mesa de la cocina, mirando a su alrededor, preguntandose que senales de Sandy habia en esa estancia. Casi todo, excepto la nevera gris metalizado, era rojo y tenia un motivo del mismo color. El horno y el lavaplatos eran rojos, los tiradores de los aparatos blancos, los quemadores y los pomos de las puertas eran todos rojos. Incluso la mesa de la cocina era roja y blanca. Todo lo habia elegido Sandy. Era el color de moda en aquel entonces, pero ahora parecia todo un poco anticuado; las encimeras de ceramica estaban muy desportilladas. Algunas de las bisagras estaban torcidas. La pintura estaba rayada y sucia.

La verdad era que estaria mejor en un piso, lo sabia. El, Marlon y el fantasma de Sandy vagaban por la casa.

Abrio un armario de debajo del fregadero de la cocina, se agacho, encontro un rollo de bolsas de basura negras y arranco una. Luego, cogio una fotografia de el y Sandy de un estante y se quedo mirandola un momento. La habia sacado un desconocido, con la camara de Grace, en su luna de miel. Justo en la cima del Vesubio. Sandy y el estaban posando, sudorosos por el esfuerzo de la dura ascension, los dos con camiseta, delante del crater parcialmente oculto por una nube baja gris.

Metio la foto en la bolsa de basura, luego se quedo inmovil, como esperando a que le alcanzara un rayo y lo matara.

Pero no paso nada.

Salvo que lo embargo un sentimiento de culpa enorme. ?Y si esta noche iba todo muy bien y acababa llevando a Cleo Morey a casa despues de cenar?

Se dio cuenta de que tenia que quitar todo lo que hablaba de Sandy y se le hacia muy cuesta arriba. Una montana.

Pero ?quizas habia llegado el momento?

Luego, se lo penso mejor y saco la fotografia de la bolsa de basura y volvio a colocarla en la repisa. Pareceria raro que no tuviera fotos. Eran los objetos personales de Sandy los que tenia que reducir su presencia en la casa.

Arriba, en el dormitorio, miro su cepillo. Aun habia cabellos rubios y largos enredados en las cerdas. Cogio uno, lo levanto, triste de repente. Solto el cabello y se quedo mirando como caia flotando hasta la moqueta, con un nudo en la garganta. Luego, se llevo el cepillo a la nariz y lo olio, pero ya no habia rastro de la fragancia de Sandy solo un olor neutro y seco.

Metio el cepillo en la bolsa de basura y el resto de sus pertenencias que habia en el tocador y luego las del bano. Llevo la bolsa al cuarto de invitados, que utilizaban para guardar trastos, y la dejo junto a una maleta vacia, la caja del portatil y varios rollos antiguos de papel de regalo de Navidad.

Luego, se puso los pantalones cortos, una camiseta y las deportivas, se metio un billete doblado de cinco libras en el bolsillo y salio a correr.

Su recorrido lo llevo directamente a Kingsway, una ancha calle de dos carriles que recorria todo el paseo maritimo de Hove. A un lado, habia casas que tras ochocientos metros darian paso a mansiones y hoteles - algunos modernos, algunos Victorianos, algunos de la epoca de la Regencia – que continuaban a lo largo de todo el paseo. Enfrente, habia dos estanques pequenos para barcos y unos columpios, cesped y luego el paseo con casetas, detras la playa de guijarros y, a solo kilometro y medio al este, los restos del viejo West Pier.

Estaba casi desierto. Sintio como si tuviera toda la ciudad para el. Le encantaba salir tan temprano el fin de semana, como si le tomara la delantera al mundo. La marea estaba bajando y podia ver la esfera del sol naciente muy arriba, ya en el cielo. A lo lejos, en las marismas, un hombre caminaba balanceando un detector de metales. Un buque portacontenedores, que apenas era mas que un puntito, descansaba sobre el horizonte y parecia no moverse.

Un camion barredora avanzaba despacio hacia Grace, su motor rugia, los cepillos giraban, recogiendo los desechos habituales de una noche de viernes: envases de comida rapida, latas de Coca-Cola, colillas de cigarrillo, alguna que otra jeringuilla.

Grace se detuvo en medio del paseo, a poca distancia de un borracho que dormia acurrucado en un banco, y realizo sus estiramientos, inhalando profundamente ese olor familiar a mar que tanto le gustaba -el olor salado del aire fresco y suave, rociado de oxido y alquitran, cuerdas viejas y pescado putrefacto- y al que la generacion de ancianas propietarias de casas junto al mar gustaba llamar en sus prospectos «aire puro».

Luego, comenzo su carrera de casi diez kilometros de ida y vuelta al principio del club nautico. En el ultimo kilometro, siempre giraba hacia dentro, subia por la concurrida calle comercial de Church Road, en Hove, hasta una tienda de comestibles que abria las veinticuatro horas, y compraba leche y el periodico, y quizas una revista que le gustara. Quizas esta manana compraria otra revista de moda, algo como Arena; solo para tener mas ideas sobre que ponerse esta noche.

Se detuvo delante de la tienda, sudando copiosamente, en parte con energias renovadas por la carrera y en parte cansado por la falta de sueno. Realizo sus estiramientos, luego entro en la tienda y se dirigio hacia la seccion de periodicos y revistas. Y, al instante, vio los titulares de la edicion matinal del Argus.

El enigma del escarabajo en el asesinato de

la estudiante de derecho de brighton

Furioso, cogio un periodico de la estanteria. Reproducia la fotografia de Janie Stretton que habia hecho publica ayer. En un recuadro de debajo, habia una pequena fotografia de un escarabajo pelotero.

El Departamento de Investigacion Criminal de Sussex se niega a revelar si un extrano escarabajo pelotero, no originario de las islas Britanicas, podria ser una pista vital en el asesinato de Janie Stretton. A la peticion de confirmar el hallazgo del escarabajo durante la autopsia llevada a cabo por el patologo del Ministerio del Interior, el doctor Frazer Theobald, el inspector jefe del caso, el comisario Roy Grace del Departamento de Investigacion Criminal de Brighton y Hove, no quiso hacer comentarios…

Grace se quedo mirando las palabras, mas furioso a cada minuto. ?Que no quiso hacer comentarios? Nadie le habia pedido que comentara nada. Y habia dado ordenes muy estrictas de que no se informara a la prensa sobre el escarabajo.

Entonces, ?quien lo habia filtrado?

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