– Diez minutos -dijo-. Volvere a llamarle. No, no se preocupe. Por supuesto. Gracias.

De repente, todo el mundo se habia callado y le miraba.

– Otra posible pista -dijo Branson al colgar el telefono.

– ?Es buena? -dijo Grace.

– Un hombre desde una cabina, le daba miedo llamar desde su casa. Luego, ha comenzado a preocuparse por un coche aparcado en la calle. Queria pasar por delante, echar un vistazo. Tengo que llamarle dentro de exactamente diez minutos.

Branson miro su reloj, un rectangulo enorme de acero inoxidable que le encantaba ensenar siempre que podia. Era un reloj ruso de submarinista, como le contaba a todo el mundo, que habia comprado en una tienda de ropa moderna de Brighton. Se suponia que era el mayor reloj de pulsera del mundo. Grace habia visto relojes de pie con esferas menores.

Desde que se habia hecho publico el asesinato el miercoles por la tarde, habian registrado mas de doscientas cincuenta llamadas de ciudadanos. Habia que investigarlas todas y solo un porcentaje minusculo serian utiles. Ahora, con la informacion del escarabajo pelotero en el Argus de hoy -que sin duda apareceria en toda la prensa nacional de manana-, el numero de llamadas seguramente aumentaria y les resultaria mucho mas dificil separar las autenticas de las falsas.

– ?Es alguien que quiere hacernos perder el tiempo o que tiene informacion de verdad? -pregunto Grace.

– Ha dicho que cree que fue testigo del asesinato de Janie Stretton.

Capitulo 36

Grace condujo mientras Emma-Jane Boutwood, elegantemente vestida con un traje de dos piezas azul marino y una blusa azul palido, estaba sentada en el asiento del copiloto de un Ford Mondeo camuflado, con las indicaciones que habia imprimido de Internet encima de un gran sobre marron sobre las rodillas.

Normalmente, Roy Grace habria aprovechado la oportunidad que ofrecia un trayecto en coche de una hora para conocer mejor a un miembro joven de su equipo, pero esta manana tenia demasiadas cosas en la cabeza, de las cuales el enfado con Norman Potting solo era una pequena parte, asi que solo conversaban esporadicamente. Emma-Jane le hablo un poco de ella: su padre tenia una agencia de publicidad en Eastbourne y su hermano menor habia superado un tumor cerebral hacia unos anos. Lo suficiente para que Grace percibiera al ser humano que se escondia tras la fachada de policia joven y ambiciosa que veia en el trabajo. Pero ella recibio muy poco de el a cambio y despues de intentar en varias ocasiones entablar una conversacion con el, Emma-Jane capto la indirecta de que Grace queria silencio.

Condujo a una velocidad constante de 120 kilometros por hora, en sentido contrario a las agujas del reloj por la M 25. Era una de las carreteras que menos le gustaban y como habitualmente sufria grandes retenciones mucha gente la habia apodado «el mayor aparcamiento del mundo», pero este sabado por la manana, habia poco trafico y avanzaban con fluidez. Despues de un comienzo de dia agradable, el tiempo estaba empeorando, el cielo tenia un color cada vez mas oscuro que no presagiaba nada bueno. Algunas gotas de lluvia chocaban contra el cristal, pero no las suficientes todavia para accionar los limpiaparabrisas. Apenas se habia fijado; conducia con el piloto automatico puesto, la mente centrada en el caso.

Janie Stretton habia sido asesinada el martes por la noche y estaban a sabado por la manana, y aun no habian encontrado la cabeza, ni el movil ni ningun sospechoso.

Ni una maldita pista.

Y Alison Vosper le habia dicho que el lunes el tremendamente arrogante inspector Cassian Pewe de la Met se uniria al Departamento de Investigacion Criminal de Brighton con el mismo rango que el. No dudaba en absoluto que la subdirectora estaba esperando a que diera un paso mas en falso para apartarle volando del caso y sustituirlo por Pewe, con su pelo rubio y brillante, sus ojos azules angelicales y su voz invasiva como la fresa de un dentista.

Alison Vosper estaria encantada de que su nuevo protegido -que es lo que Pewe parecia a los ojos de Grace- destacara enseguida, y no podia haber mejor escaparate que un asesinato como este, en el que el equipo que lo investigaba no estaba consiguiendo ningun resultado.

Lo que mas desconcertaba a Grace era la naturaleza salvaje del asesinato -el agresor debia de estar totalmente histerico- y que, sin embargo, aparentemente no hubiera habido agresion sexual. ?Tenian en sus manos a un degenerado total, quizas otro esquizofrenico como Peter Sutcliffe, el destripador de Yorkshire? ?Un hombre que oia la voz de Dios diciendole que matara a prostitutas?

?O Janie Stretton tenia un enemigo?

Obviamente, su ultimo novio, Justin Remington, era un sospechoso en potencia, pero por lo que habia dicho el padre de Janie se trataba de una posibilidad muy remota. Bella Moy juzgaba bien a las personas; Grace tendria mejores sensaciones acerca de aquel hombre despues de que la sargento lo interrogara, lo que sucederia hoy, con suerte, si podia localizarle. Si tenia el presentimiento de que algo no iba bien, Grace iria a ver al ex novio en persona. Pero si, como sospechaba, no era Justin Remington, entonces, ?quien? ?Por que? ?Donde estaba ahora el asesino? ?Ahi fuera, en algun lugar, a punto de volver a matar?

La noche anterior, despues de ir a ver a Brent Mackenzie, habia comprado fish and chips y cebollitas con vinagre, y se llevo la comida al casi desierto MIR Uno. La acompano con una taza de te de sabor astringente de la maquina expendedora, mientras estudiaba las notas del caso actualizadas que Hannah Loxley, la mecanografa del equipo, le habia preparado.

Se quedo sentado un buen rato, mirando la fotografia de Janie Stretton, luego las dos grandes pizarras blancas. En una estaba clavada una seccion de un mapa de Peacehaven del servicio oficial de cartografia, con los dos lugares donde habian encontrado la mano y el resto del cuerpo sin cabeza marcados con un circulo rojo. Tambien habia fotografias del cadaver donde se encontro, un par tomadas durante la autopsia, una del escarabajo hallado en el recto. Podia imaginar, con total claridad, todos los detalles de las mismas y, de repente, se estremecio.

«?Que te paso el martes por la noche, Janie? ?Y quien era Anton? ?Fue Anton quien te hizo esto?»

Volvio a pensar en Derek Stretton. Mas del 95 por ciento de las victimas de homicidio del Reino Unido eran asesinadas por un familiar o un conocido. ?Se les habia escapado algo a el y a Glenn Branson el dia anterior cuando habian ido a ver al padre de Janie? ?Habia dicho algo ese hombre que sugiriera que habia despedazado a su propia hija? Todo era posible; Grace lo habia aprendido durante sus anos en el cuerpo. Pero Stretton parecia sincero, un padre triste, deprimido y perdido. No tenia el aura de un hombre que hubiera matado a alguien.

La radio del coche emitio un ruido. Ahora estaban fuera del alcance de las ondas de la policia de Sussex y recibian a un controlador de la zona de Bromley que solicitaba que un coche acudiera a un accidente de trafico. Emma-Jane bajo el sonido.

– Casi estamos -dijo-. Pasa la siguiente rotonda, luego coge la segunda calle a la izquierda.

De repente, como si el cielo hubiera estado reservandose, un torrente de lluvia exploto sobre el parabrisas, bailo en el capo del Ford y repiqueteo como guijarros en el techo. Grace busco a tientas los limpiaparabrisas, luego los acciono, primero despacio, luego mas deprisa; apartaron la lluvia, con lo que crearon una pelicula opaca y, durante unos momentos, tuvo que concentrarse intensamente hasta que el cristal se despejo un poco.

– ?Te gustan los insectos?-pregunto Grace.

Emma-Jane hizo una mueca.

– En realidad, no. ?Y a ti?

– No me vuelven loco -admitio.

Giro a la izquierda donde le habia indicado y entraron en una calle de casas pareadas de los anos treinta, no muy distinta a las de su propia calle. Al final, vio un pequeno poligono industrial; mas alla, la calle pasaba por debajo de un puente de ferrocarril. Al fondo, a la izquierda, habia mas casas pareadas, luego una calle comercial concurrida.

– Es aqui -dijo la detective.

Grace aminoro, buscando un espacio para aparcar delante de las tiendas. Vio una panaderia, una farmacia y una tienda de baratijas con sillas viejas, un coche de juguete, una mesa de pino y otros artefactos desparramados por la acera; habia un centro medico al lado y, despues, una tienda de trofeos deportivos. Luego, vio lo que

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