Rye miro la hora en la pantalla del ordenador: las siete menos veinticinco. Queria terminar con la llamada e irse a casa. Y el operador ya podria haber mencionado que el hombre parecia no hablar casi ingles.

– «Robando el Internet.» No se si entiendo muy bien que quiere decir. ?Senor?

– Estoy descargando un plano de un colega de mi antiguo despacho, de un puente que estan disenando en el puerto de Kuala Lumpur. Despues, mi Internet va tan lento que el plano no se descarga. Ya ha pasado antes.

– Creo que tiene un problema o bien con su proveedor de acceso a Internet o con su ordenador, senor -dijo Rye-. Deberia ponerse en contacto con el servicio tecnico de su proveedor de Internet.

– Bueno, ya lo he hecho, por supuesto. Y examino mi ordenador. No hay ningun problema. Es de fuera. Creo que es un hombre en una furgoneta blanca.

Ahora Rye se quedo un poco perplejo. Y estaba cada vez mas irritado con este tipejo que le hacia perder el tiempo.

– ?Un hombre en una furgoneta blanca hace que su conexion a Internet vaya mas lenta?

– Si, eso es.

– Lo siento, senor… -El sargento Rye miro sus notas-, senor Seiler. Estoy un poco confuso. ?Donde se encuentra usted exactamente?

– Soy suizo, pero estoy aqui, en Brighton, trabajando.

– ?En que parte de Brighton, senor?

– En Freshfield Road.

– Bien. -Rye conocia bien la zona. Una calle excepcionalmente ancha, en una cuesta, con casas de ladrillo rojo de dos y tres plantas, muchas de las mayores transformadas en pisos-. En cuanto a su conexion a Internet…, ?tiene banda ancha?

– Banda ancha, si.

– ?Tiene usted una conexion inalambrica?

– ?Quiere decir airport? ?Wi-Fi?

– Si, senor.

– Si, es lo que tengo.

Rye sonrio para si al darse cuenta de cual seria seguramente el problema del hombre.

– ?Tiene encriptada su conexion a Internet?

– ?Encriptada? -contesto el hombre, vacilante-. Creo que no. Estoy en el piso de mi hijo, ?sabe? El ordenador que estoy usando es el suyo.

– ?No tiene que introducir ninguna contrasena para utilizar la banda ancha inalambrica?

– No, no hay contrasena.

Sin una contrasena, cualquier transeunte que tuviera instalada una tarjeta de conexion inalambrica a Internet en su portatil podia conectarse a la red utilizando la banda ancha inalambrica de otra persona. El propio Rye lo habia hecho en un par de ocasiones, accidentalmente, sentado en un coche patrulla con el portatil encendido. Sintiendose un poco culpable, penso que nunca se habia molestado en proteger con una contrasena la conexion de banda ancha inalambrica de casa.

– ?La furgoneta sigue ahi fuera?

– Si, asi es.

– ?Puede leer la matricula?

El anciano ingeniero suizo se la leyo. Rye la anoto en su libreta por ninguna razon en especial.

– Mi consejo es que active la contrasena… Eso le impedira conectarse.

– Hablare con mi hijo.

– Buena idea, senor.

Rye termino la llamada y colgo. Luego, como estaba harto, decidio que el resto del cuerpo de policia tenia que saber que seguia en el despacho a las siete menos veinte de una maldita tarde de domingo y decidio registrar la llamada como incidente oficial en el ordenador.

Tecleo su nombre y el departamento, introdujo el numero de la matricula y la descripcion de la furgoneta, por imprecisa que fuera, y registro el incidente como: «Conduccion belica. Atendida telefonicamente por el sargento Rye».

Era infantil, lo sabia, pero le puso de muchisimo mejor humor.

Capitulo 55

– He encontrado una lasana en el congelador -anuncio la agente de Relaciones Familiares cuando Tom entro en la cocina, con Jessica agarrada de una pernera del pantalon y Max de la otra, como si les aterrorizara que fuera a desaparecer como su madre si se soltaban-. ?Quiere que se la prepare para la cena?

Tom se quedo mirando a la agente Buckley, perplejo; ni habia pensado en la cena. En estos momentos, solo podia pensar en la cara que habia puesto el sargento Branson cuando habia senalado en la imagen de la camara de seguridad al capullo del tren.

Recordaba la respuesta extranamente sucinta que le dio cuando Tom le pregunto si sabia quien era: «Si, sabemos quien es».

Y luego el detective se habia negado a decir mas.

Tom se dirigio a la agente y le contesto distraidamente:

– Si, gracias, estaria bien.

– Hay algunas verduras en la nevera. Tomates, lechuga, rabanos. Podria improvisar una ensalada.

– Genial -dijo Tom.

Lady entro dando saltos por la gatera, miro a Tom y ladro una vez, luego movio la cola. Volvia a estar como nueva.

– ?Tienes hambre, Lady? -le pregunto.

La perra volvio a ladrar, luego lo miro expectante.

– ?No me gusta la ensalada! -protesto Max.

– ?Solo me gusta la ensalada de mama! -dijo Jessica, como solidarizandose con el.

– Es la ensalada de mama -replico Tom-. La compro ella.

– Pero no va a prepararla ella, ?verdad? -dijo Max.

– Pero va a prepararla esta senorita tan encantadora.

Tom cogio el cuenco del perro y lo lleno de pienso. Luego, abrio una lata de comida. La veterinaria no habia podido determinar que le pasaba a Lady, creia que seguramente solo era un virus. El detective le habia preguntado si podia ser que la hubieran drogado, pero la veterinaria respondio que era posible. Tendria que mandar una muestra de sangre al laboratorio para que la analizaran, y los resultados tardarian unos dias. Branson le habia pedido que lo hiciera.

– He encontrado un rico helado de limon en el congelador -dijo la agente alegremente-. ?Podeis comer helado despues!

– Quiero el helado de mama -dijo Max.

– Yo lo quiero de chocolate o de fresa -exigio Jessica.

Tom intercambio una mirada con la agente. Tendria unos treinta y cinco anos, calculo, el pelo rubio corto, un rostro sincero y agradable y un caracter afectuoso pero eficaz. Parecia una persona capaz de hacer frente a estas situaciones. Tom se encogio de hombros como diciendo «que le vamos a hacer», dejo el cuenco en el suelo y se dirigio a Max.

– Es el helado de mama. ?Vale?

Max lo miro con sus grandes ojos redondos, pero parecian carecer totalmente de expresion. Tom no pudo interpretar su mirada, no podia imaginar exactamente que sentia su hijo. O su hija.

O el mismo.

Se moria por interrogar un poco mas a Jessica sobre el tema del vodka que bebia Kellie. ?De que iba todo eso?

– No me gusta el helado de limon -dijo Jessica.

Tom se arrodillo y la rodeo con sus brazos.

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