anotado la matricula de la furgoneta diligentemente.
Hizo doble clic sobre el registro para leer los detalles. El agente que habia interrogado al vecino habia comprobado la matricula del vehiculo, pero estaba limpio. El inspector jefe asignado al asesinato de Reggie D'Eath era el comisario Dave Gaylor, un policia que tenia mucha mas experiencia que el. No habia duda de que el equipo de Gaylor examinaria la furgoneta minuciosamente cuando la encontrara.
Nicholl se acerco y se agacho a su lado.
– Roy, acabo de recibir una llamada del encargado de un bar en el que estuve ayer, un local que se llama Karma Bar, en el club nautico. Estaban visionando unas cintas de la camara de seguridad de hace un par de semanas. Intentan solucionar un problema que tienen con un par de camellos que operan en el bar. Cree que tiene imagenes de Janie Stretton.
Grace se emociono de repente.
– ?Cuanto puede tardar en llegar?
– El hombre prefiere que vaya yo, necesita las cintas. Ha dicho que puedo verlas enseguida.
– ?Ahora?
– Si.
Grace se quedo pensando. Nick Nicholl no llevaba demasiado tiempo en el Departamento de Investigacion Criminal y aun le quedaba mucho por aprender. El joven detective era inteligente, pero podria escaparsele algo, y aquello prometia ser la primera pista del caso. Si asi era, obtener toda la informacion posible tenia una importancia crucial.
– Coge las fotografias que tenemos de ella -dijo Grace-. Ire contigo. -Se volvio hacia Branson y le dijo-: Iremos a ver al senor Bryce en cuanto vuelva.
– Se va a hacer muy tarde para el.
Era muy poco profesional, lo sabia, pero Glenn Branson no pudo evitar pensar en lo que le quedaba a el de domingo. Estaba deseando ver a sus hijos, aunque solo fuera cinco minutos antes de que se acostaran.
– Glenn, si el senor Bryce no ha matado a su esposa, o no ha montado algun chanchullo con ella, no pegara ojo en toda la noche, confia en mi.
Branson se encogio de hombros a reganadientes, sabia que el comisario tenia razon, y miro la hora. Grace tardaria como minimo una hora; tal vez, mucho mas. Cuando se marcharan de casa de los Bryce serian las once como muy pronto. No le daba miedo enfrentarse a media docena de matones con navajas en un callejon oscuro de Brighton, pero a veces le aterraba su mujer y, en estos momentos, le aterrorizaba llamar por telefono a Ari y decirle que seguramente no volveria a casa hasta medianoche.
Grace estaba tan entusiasmado con las imagenes del Karma Bar que, al revisar el resto del registro de los incidentes, se salto, sin darse cuenta, el informe que el sargento Jon Rye habia introducido hacia una hora, titulado «Conduccion belica».
Capitulo 57
Tom le leyo a Jessica unas paginas de El grufalo. No le puso ningunas ganas y la nina no le escuchaba demasiado. Tampoco le habia ido mejor con Max.
No hacia mas que pensar, abatido, en que debia de ser un padre horroroso. Los ninos querian a su madre, lo cual era totalmente comprensible, pero comenzaba a sentirse mas que inepto como sustituto. Ahora incluso parecian preferir la compania de Linda Buckley a la suya. La agente estaba sentada abajo, esperando a que llegara el companero de Relaciones Familiares que iba a reemplazarla durante la noche.
Tom cerro el libro, dio un beso de buenas noches a su hija, que estaba muy despierta y cerro la puerta. Luego entro en su estudio y realizo otra ronda de llamadas: a los padres de Kellie, que habian estado telefoneando practicamente a cada hora; a todos sus amigos; y, de nuevo, a su hermana de Escocia, que estaba preocupadisima. Nadie sabia nada de ella.
Despues, fue a su cuarto y abrio el cajon de arriba de la comoda victoriana donde Kellie guardaba su ropa. Hurgo entre sus jerseis, y olio su perfume en las prendas. Pero no encontro nada. Despues, abrio el cajon de abajo, que estaba atestado de ropa interior. Y su mano toco algo duro y redondeado. Lo saco.
Era una botella de vodka de la marca Tesco; sellada, sin abrir.
Encontro una segunda botella, tambien sin abrir. Luego una tercera.
Esta estaba medio vacia.
Se sento en la cama y se quedo mirandola. ?Tres botellas de vodka en el cajon de la ropa interior?
«Seguramente solo querra beber vodka. La vi. Prometi que no lo contaria.»
Dios santo.
Volvio a mirar la botella. ?Deberia llamar al sargento Branson y contarselo?
Intento estudiar la situacion detenidamente. Si se lo contaba, ?que pasaria? Quizas el detective perderia interes, quiza creeria que Kellie era rara y que tal vez se habia ido de juerga.
Pero el la conocia mejor. Al menos, hasta hacia un minuto.
Rebusco entre el resto de los cajones, pero no encontro nada mas. Dejo las botellas en su sitio, cerro el cajon y bajo.
Linda Buckley estaba sentada en el salon, viendo la tele, una serie policiaca ambientada en los sesenta. El sargento de la comisaria tenia una cajetilla de cigarrillos sobre la mesa y ofrecio uno a una mujer con el pelo recogido en un mono que parecia nerviosa.
– ?Le gusta ver series de policias? -le pregunto Tom sin conviccion, intentando entablar una conversacion.
– Solo las ambientadas en el pasado -dijo-. Las modernas no me gustan. Se equivocan en muchas cosas, me ponen histerica. Estoy todo el rato refunfunando, diciendome: «?Eso no es asi, por el amor de Dios!».
Tom se sento y se pregunto si era prudente confiar en ella.
– Tiene que comer algo, senor Bryce. ?Quiere que le caliente la lasana en el microondas? -le pregunto la policia antes de que tuviera ocasion de decir nada.
Tom le dio las gracias; tenia razon. Aunque lo unico que le apetecia era tomar un trago bien fuerte. La policia se levanto y fue a la cocina. Tom se quedo mirando fijamente la pantalla, pensando en las botellas de vodka, preguntandose por que Kellie tenia un escondite secreto. ?Cuanto tiempo hacia que bebia? Y, lo que era mas importante, ?por que?
?Explicaba aquello su desaparicion?
No lo creia. O, al menos, no queria creerlo.
La serie de policias termino y comenzaron las noticias de las nueve. Le llego el olor a carne, y se le revolvio el estomago. No tenia apetito. Tony Blair y George Bush se estrechaban la mano. Tom desconfiaba de los dos, pero hoy apenas se fijo en ellos. Vio unas imagenes movidas de Iraq, luego una fotografia de una adolescente guapa a quien habian encontrado violada y estrangulada cerca de Newcastle, seguida del ruego de un inspector torpe y con dificultades de expresion que llevaba el pelo de punta y que era evidente que carecia de experiencia ante los medios de comunicacion.
– ?La lasana esta en la mesa! -grito la agente de Relaciones Familiares con tono autoritario.
Manso como un cordero, entro en la cocina y se sento. El televisor estaba encendido, con las mismas noticias.
Comio un par de bocados de lasana, luego la dejo; le costaba tragar.
– Creo que deberiamos poner una nota en la puerta de entrada -dijo-, para que su companero no llame al timbre. No quiero que los ninos se despierten y piensen que es su madre que llega a casa.
– Buena idea -dijo la agente, que cogio un trozo de papel de su carpeta y se dirigio hacia la puerta-. Y quiero ver el plato limpio cuando vuelva.
– Si, jefa -dijo Tom, esbozando una sonrisa forzada. Luego se obligo a comer otro trozo de lasana mientras ella lo vigilaba.
Entonces, momentos despues de que la policia hubiera salido de la cocina, el presentador del informativo anuncio una noticia de ultima hora.
– La policia de Sussex investiga esta noche el asesinato del pederasta convicto Reginald D'Eath, hallado