menudo tambien vestian informalmente. El hombre tenia una cara robusta y agradable, penetrantes ojos azules y un aire convincente de autoridad.

– Gracias por venir -dijo Tom Bryce, que les indico que pasaran y luego los condujo a la cocina.

– ?Ninguna novedad, senor Bryce? -pregunto Glenn Branson, separando una silla de la mesa de la cocina.

– Una, pero creo que ya estan enterados. El hombre del tren era el pederasta al que encontraron muerto hoy. ?Reginald D'Eath? He reconocido su cara en las noticias.

Grace, con la mirada, recorrio rapidamente la estancia; registro los dibujos de los ninos en la pared, la nevera elegante con televisor incorporado y los armarios de aspecto caro; luego, se sento y mantuvo la mirada fija en los ojos de Tom Bryce.

– Senor Bryce, siento mucho lo que le ha sucedido a su esposa, Kellie. Solo quiero hacerle unas preguntas que nos ayuden a localizarla.

– Por supuesto.

– ?Puede decirme cuando compraron el Audi que se encontro quemado? -le pregunto Grace observando los ojos de Tom Bryce como un halcon.

Los ojos del hombre se movieron de inmediato hacia la derecha.

– Si, en marzo.

– ?En un concesionario de la ciudad?

De nuevo, sus ojos se movieron hacia la derecha, lo cual establecio que su memoria estaba en el hemisferio derecho del cerebro. Aquello significaba que si sus ojos se movian hacia la izquierda cuando respondiera una pregunta, Bryce estaria accediendo al hemisferio creativo de su cerebro y estaria en modo «Construccion»: mintiendo. En estos momentos, estaba diciendo la verdad.

– Si, en Caffyns.

Grace saco su libreta.

– Me gustaria comenzar por la cronologia de los hechos. ?Podemos repasar los acontecimientos que precedieron a la desaparicion de Kellie?

– Claro. ?Puedo ofrecerles algo de beber? ?Un te o un cafe?

El inspector jefe escogio un cafe solo, y Glenn Branson, un vaso de agua del grifo. Tom puso agua a hervir y comenzo a repasar detalladamente los acontecimientos de la noche anterior.

– ?Usted y su mujer no tuvieron ninguna pelea ni nada? ?Ni antes de salir ni en el camino de vuelta? -le pregunto Grace cuando acabo.

– En absoluto -contesto Tom, y sus ojos se movieron rapidamente a la derecha otra vez.

El hombre volvio a pensar en el trayecto de regreso anoche desde la casa de los Angelides. Kellie estaba un poco rara, pero era algo que ya le habia sucedido en numerosas ocasiones, y despues no habia desaparecido.

– ?Puedo hacerle una pregunta bastante personal? -dijo Grace.

– Adelante.

– ?Tienen un buen matrimonio? ?O hay problemas en su relacion?

Tom Bryce nego con la cabeza.

– No es que tengamos un buen matrimonio. -Y anadio energicamente-: Tenemos un matrimonio extraordinario.

El agua comenzo a hervir. Tom Bryce empezaba a levantarse cuando la siguiente pregunta de Grace lo dejo clavado en la silla.

– ?Su economia anda bien, senor Bryce?

Por la expresion de esos ojos penetrantes, Tom podia adivinar que Grace sabia algo de sus problemas.

– Pues no anda muy boyante, no.

– ?Tiene la senora Bryce un seguro de vida?

Tom se puso de pie, enfadado.

– ?Que diablos esta insinuando?

– Me temo que tendre que hacerle preguntas muy personales, senor Bryce. Si cree que se sentiria mas comodo con un abogado presente, o si hay algo que no quiera contestar sin que haya uno presente, esta en su derecho.

Mientras el hervidor de agua se apagaba solo, Tom volvio a sentarse.

– No necesito que nadie este presente.

– De acuerdo, gracias -dijo Roy Grace-. Entonces, ?puede decirme si la senora Bryce tiene un seguro de vida?

Los ojos del hombre se movieron rapidamente hacia la derecha otra vez.

– No. Los dos teniamos seguros de vida, por los ninos, pero tuve que cancelarlos hace unos meses por el coste.

Tom se levanto para preparar el cafe. Le sirvio a Branson un vaso de agua. Grace espero a que volviera a sentarse y pudiera verle la cara con claridad otra vez.

– ?Ha notado algun cambio en el comportamiento de la senora Bryce en los ultimos meses?

Y ahora Grace vio la vacilacion parpadeando en los ojos de Tom Bryce; se movieron muy claramente hacia la izquierda, hacia el modo «Construccion». Estaba a punto de mentirles.

– No, ninguno.

Luego, inmediatamente despues de contestar, Tom se pregunto si era el momento de ser claro y hablarles del tema del vodka. ?Y de los momentos extranos de Kellie? Pero le daba miedo que si lo hacia, perdieran interes. Asi que, ?que sentido tenia contarselo?

Grace levanto su taza de cafe, luego volvio a dejarla sin llevarsela a los labios.

– ?Le preocupa que Kellie pueda tener una aventura? -pregunto clavando la mirada de nuevo en los ojos de Bryce.

Ojos otra vez claramente a la derecha.

– No, en absoluto. Nuestro matrimonio es solido.

Roy Grace continuo con sus preguntas durante media hora mas, al final de las cuales Tom tuvo la impresion de que el comisario le habia descuartizado con pericia y a conciencia, y a veces, de manera mas que desagradable.

Casi a las once de la noche, cuando por fin cerro la puerta tras despedirse de los policias, se sentia agotado, y tambien incomodo. Por las preguntas del sargento -y la forma en que habia reaccionado a las respuestas de Tom-, parecia haberse convertido en el principal sospechoso de la policia. Era una situacion que queria cambiar, deprisa, porque mientras sospecharan de el, estarian centrando sus energias en la direccion equivocada. Y se dio cuenta de que habia olvidado preguntarle al sargento Branson por que aquella tarde habia guardado silencio respecto a la identidad del capullo.

Tom asomo la cabeza por la puerta del salon y vio al agente de Relaciones Familiares enfrascado en su libro. Le dijo que podia coger lo que le apeteciera de la cocina y se disculpo por no tener una cama libre. El detective Willingham le dijo que habia dormido un poco durante el dia y que tenia pensado estar despierto toda la noche.

Luego Tom subio las escaleras hasta su estudio, demasiado nervioso como para plantearse dormir. Tenia que escribir e-mails importantes sobre la presentacion de la manana y tenia que sacar fuerzas de algun lado para concentrarse en eso.

Pulso la tecla de retorno de su ordenador, para reiniciarlo. Al cabo de unos momentos, se descargo una gran cantidad de mensajes. Veinte, treinta, cuarenta. El filtro de correo basura arrastro la mayoria, asi que solo quedaron media docena. Tres eran de amigos, sin duda contenian chistes. Uno era de Olivia, su secretaria siempre eficiente, en el que le enumeraba las citas de la semana y en el que le recordaba lo que necesitaba para la presentacion de manana. Otro era de Ivanhoe, la pagina web de medicina a la que estaba suscrito, pero que rara vez tenia tiempo de leer como era debido.

El ultimo era de [email protected]. El asunto decia simplemente: «Privado y confidencial».

Hizo doble clic para leer el e-mail. El texto era breve y no estaba firmado:

Kellie tiene un mensaje para usted. Siga conectado.

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