Capitulo 60
A las once y cuarto de la noche, Emma-Jane Boutwood y Nick Nicholl aun estaban en sus mesas en el area de trabajo. El resto del equipo se habia marchado a casa, donde esperaba la vida, con la excepcion de Norman Potting, que justo ahora se levantaba, se enderezaba la corbata y se ponia la chaqueta.
En las otras dos areas de trabajo quedaban algunas personas. Las mesas estaban llenas de tazas de cafe vacias, latas de refresco, envases de comida, y las papeleras estaban rebosantes. La sala siempre estaba impecable por la manana, penso Emma-Jane, y al final del dia olia como una cantina: una mezcla de aromas ligeramente empalagosa:
Potting bostezo largamente y luego eructo.
– Ups -dijo-. Perdon. La comida india siempre me sienta asi. -Dudo un momento al ver que no obtenia ninguna reaccion-. Bueno, me voy. -Luego, se quedo donde estaba-. ?A alguno le apetece una cervecita rapida? ?Antes de ir a casa? Conozco un sitio que estara abierto.
Los dos dijeron que no con la cabeza. Nick Nicholl estaba enfrascado en lo que parecia ser, al menos para Emma-Jane, una dificil llamada personal por el movil. Por las pocas palabras que habia oido, parecia que intentaba calmar a su mujer, que estaba disgustada por algo: seguramente, porque su marido aun estuviera trabajando un domingo a aquellas horas. En cierto sentido, aunque echaba de menos tener novio -hacia un ano que habia roto con Olli-, Emma-Jane se sentia aliviada por no tener a nadie en su vida en estos momentos. Conllevaba la posibilidad de concentrarse en su carrera y no sentirse culpable por la locura de horas que le dedicaba.
Sin hacer caso al hecho de que Nicholl estaba hablando, Potting se inclino sobre el y le pregunto:
– Supongo que no sabras el resultado del partido de criquet. He intentado buscarlo en Internet.
Nicholl lo miro, nego con la cabeza y volvio a centrarse en su llamada.
Dudando de nuevo, Potting se metio las manos en los bolsillos de los pantalones y repitio:
– Bueno, me voy.
Emma-Jane levanto una mano.
– Adios, buenas noches.
– El tiempo justo para llegar a casa y volver manana -gruno-. Nos vemos a las ocho y media.
– ?Lo estoy deseando! -dijo ella en un tono ligeramente de burla.
Mientras bebia un sorbo de agua mineral de una botella, le observo cruzar la sala, un hombre sin forma con un traje totalmente arrugado. Aunque le parecia un ordinario, en realidad le daba un poco de pena porque parecia estar muy solo. Decidio que manana intentaria ser mas amable con el.
Enrosco el tapon de la botella, luego se puso a trabajar de nuevo en las declaraciones de los vecinos de Reggie D'Eath, que habia recogido a lo largo del dia el equipo encargado de los interrogatorios puerta por puerta. Tambien intentaba recabar mas informacion sobre la furgoneta Ford Transit blanca que uno de los vecinos del muerto habia visto delante de su casa la noche anterior.
Aunque la investigacion del asesinato de Reginald D'Eath la llevaba un equipo distinto, Grace creia que tenia la relevancia suficiente para la Operacion Ruisenor para que en esta fase su equipo estuviera informado de todos los aspectos de la investigacion.
Tenia la matricula sobre la mesa, GU03 OAG. El propietario registrado era una empresa llamada Bourneholt International Ltd., con una direccion, un apartado de correos, que no podria comprobar hasta la manana siguiente. Antes, cuando se la habia ensenado a Norman Potting, este le habia dicho que era muy probable que no fuera mas que un domicilio postal. Parecia probable, ya que la busqueda en Internet no habia dado ningun resultado.
Uno de los telefonos del area de trabajo empezo a sonar. Nick aun estaba encorvado en su mesa hablando por el movil, asi que Emma-Jane descolgo el auricular.
– Centro de investigaciones -dijo.
La voz al otro lado era energica pero educada.
– Hola, soy Adam Davies de Southern Resourcing. ?Podria hablar con el comisario Grace?
Southern Resourcing era el centro de gestion de llamadas donde teleoperadores formados, como Davies, contestaban y atendian todas las llamadas no urgentes.
– Me temo que ahora no esta. ?Que desea?
– Necesito hablar con alguien de la Operacion Ruisenor.
– Soy la detective Boutwood, estoy en el equipo de la Operacion Ruisenor -contesto, y se sintio orgullosa al decirlo.
– Tengo al telefono a un caballero, el senor Seiler, que llama por una furgoneta blanca. He comprobado la matricula que me ha dado y en el sistema aparece que el comisario Grace ha registrado este vehiculo. He pensado que querria hablar con el senor.
– ?Es el propietario?
– No, al parecer esta aparcada delante de su piso. Ha llamado antes para presentar una queja. Esta registrada a las seis cuarenta de la tarde.
– ?Si? -dijo Emma-Jane, sorprendida, preguntandose por que nadie la habia atendido-. Pasemelo, por favor.
Al cabo de un momento, estaba hablando con un hombre mayor furioso con un acento gutural aleman.
– Hola, si. ?Usted no es el agente de policia con quien he hablado antes? -pregunto.
Sujetando el telefono entre la oreja y el hombro, la joven detective escribia freneticamente en el teclado. Al cabo de unos segundos, encontro la entrada de las seis cuarenta, registrada por un tal sargento Jon Rye de la Unidad de Delitos Tecnologicos.
«Conduccion belica. Atendida telefonicamente por el sargento Rye.»
?Que diablos significaba?
– Me temo que es domingo por la noche, senor. Mucha gente se ha marchado a casa.
– Si, y el tipo de la furgoneta blanca vuelve a estar delante de mi piso, robandome el Internet. Estaria bien que fuera el quien se marchara a casa.
«?Robandome el Internet?», penso. ?Que diablos significaba eso? Pero en estos momentos le interesaba mas la furgoneta.
– ?Podria leerme la matricula del vehiculo, senor?
Al cabo de un momento, y exasperantemente despacio, dijo:
– G de golf, U de…, mm, Urano. Cero, tres. O, de Oscar. A de Alfa, G de Golf. La anoto. GU03 OAG.
De repente, Emma-Jane se puso de pie, con la adrenalina hirviendole en las venas.
– Senor, dejeme su numero de telefono y ahora mismo le llamo. ?Su direccion es Freshfield Road, 138, Piso D?
El hombre confirmo que era correcta y le dio el telefono. La detective lo introdujo directamente en su movil.
– Por favor, no salga ni lo ahuyente. Me pondre en contacto con usted dentro de unos minutos. Voy a colgar y le llamare dentro de dos minutos.
– Si -dijo-. Gracias, muchisimas gracias.
Nick seguia enfrascado en su llamada y no hizo caso a sus gesticulaciones freneticas. Desesperada, le arranco el telefono de la oreja.
– ?Ven conmigo! -le dijo-. ???Ya!!!
Capitulo 61