Hubo un parpadeo que, durante un momento, se convirtio en una imagen borrosa, luego una sucesion rapida de imagenes cruzo la pantalla como si el control de reproduccion horizontal no funcionara. La imagen se estabilizo y mostro el bar atestado de gente desde un angulo amplio, con la fecha y la hora corriendo en la esquina inferior derecha.
– Fijense en la puerta, la de la entrada principal, ?ahora! -dijo Ricky, emocionado.
Grace vio a un hombre musculoso de unos treinta anos de rostro delgado, duro, y de expresion mezquina, como de rey de la jungla, que entraba agarrando a una chica de pelo largo, vestida con una minifalda muy estrecha. Era Janie Stretton. No cabia la menor duda.
Grace examino a su acompanante detenidamente, observo sus andares chulescos, que le recordaron a la forma de caminar de Paras, como si estuviera listo para enfrentarse a todo. El hombre llevaba el pelo corto de punta, lucia una cadena gruesa en el cuello y vestia una camiseta y pantalones anchos. Sin soltar a Janie Stretton en ningun momento, se abrio paso por entre la multitud y fue directamente a la barra, momento en el que la camara, que se movia en arco, los perdio.
Al cabo de unos minutos, la camara volvio a registrarlos. El hombre sujetaba una pinta de cerveza; Janie tenia un coctel de alguna clase. El brindo con ella, luego, con un movimiento curioso, deslizo la mano que tenia libre alrededor de su cuello, parecio agarrarla del pelo, le echo la cabeza hacia atras y le beso el cuello con ordinariez.
Nick Nicholl tenia las fotografias de Janie Stretton sobre las rodillas e iba mirandolas y alzando la vista a la pantalla alternativamente.
– Es ella -dijo.
– No hay duda -confirmo Grace-. No existe la menor duda. -Mirando al encargado, pregunto-: ?Quien es el pulpo?
– No lo se, no lo habia visto nunca.
– ?Esta seguro?
– Al cien por cien no, aqui viene muchisima gente. Pero creo que no.
Sono el movil de Grace. Sin apartar la vista del monitor, lo saco del bolsillo y miro la pantalla del telefono. Era Cleo Morey
Tras disculparse, pulso la tecla para contestar y salio del despacho.
Cleo estaba muy dulce y sumisa.
– Me preguntaba si querrias tomar una copa esta noche, si te gustaria venir a mi casa.
Grace se derritio al escuchar su voz.
– Me encantaria -dijo-, pero aun me quedan dos horas largas de trabajo.
– Bueno, pues pasate luego y… ?tomamos una copa antes de ir a dormir?
– Mmm -dijo, totalmente desconcertado. Aquel no era ni el momento ni el lugar para tener ese tipo de conversacion.
– Tengo vino, cerveza, vodka.
– ?Tienes whisky? -pregunto para fastidiar.
– Que extrana coincidencia. Tengo una botella entera de Glenfiddich que he comprado esta tarde.
– Estamos sincronizados, obviamente -dijo Grace, que intento transmitir mas frialdad de la que sentia, aunque no lo consiguio.
– Obviamente.
Capitulo 59
El agente de Relaciones Familiares que reemplazo a Linda Buckley era un policia joven, delgado y demasiado educado. Tenia unos veinticinco anos y se llamaba Chris Willingham. Llevaba una maleta pequena en la que dijo que tenia todo lo que necesitaba para pasar la noche entera despierto y, al cabo de unos minutos, estaba felizmente instalado en el salon con un iPod conectado a los oidos y una guia de Croacia abierta sobre el regazo.
Glenn Branson habia llamado para decir que volveria a pasarse dentro de una hora, y Tom se pregunto si tendria informacion. Tambien estaba decidido a interrogarle sobre por que aquella tarde en la central del Departamento de Investigacion Criminal no le habia dicho que Reginald D'Eath era el capullo del tren, cuando evidentemente habia visto que era el.
Tom dejo a Chris Willingham con un cafe solo y una bandeja de galletas digestivas de chocolate y se retiro al santuario de su estudio con el
Sin embargo, aquella noche era una perdida de tiempo intentar leer el periodico; lo unico que veia era la pagina borrosa. Se sentia tan solo, tan asustado. Estaba absolutamente perdido y aterrado.
Tenia muchisimo miedo por Kellie.
A Reginald D'Eath, el capullo del tren, el hombre que se habia olvidado el CD, lo habian encontrado muerto en su casa. Estrangulado en el bano.
?Quien habia sido?
?La misma gente que habia amenazado con matar a su familia?, se pregunto Tom.
En las noticias, habian informado que D'Eath -que se habia cambiado el nombre por el de Ron Dawkins- habia llegado a un trato con la fiscalia para declarar en un juicio proximo contra una red de pederastas. ?Lo habia asesinado un profesional? ?O habia sido la venganza del padre de un nino del que habia abusado?
O, especulo incoherentemente, la espiral de miedo que notaba en el estomago y que no dejaba de ofuscarle, ?era un castigo por haber perdido el disco? ?El mismo castigo que les amenazaba a el y a su familia por haberlo encontrado?
Hacia veinticuatro horas, estaban bebiendo champan en el salon de la casa de Philip Angelides. No habia sido una gran noche, pero al menos la vida era normal. Ahora simplemente no sabia que hacer. Intentaba concentrarse en manana, lunes, pero le costaba trabajo pensar mas alla de los minutos siguientes. No podia cancelar la presentacion de Land Rover e imagino que tendria que delegar en uno de los miembros de su equipo, lo que implicaria tener que pagar a uno de los dos vendedores una comision sobre el pedido, si llegaba a concretarse, y reducir, otra vez mas, los margenes de beneficio y su capacidad para ofrecer un precio competitivo, Pero, en estos momentos, esa era la menor de sus preocupaciones.
Entonces, de repente, se enfado con Kellie. Era irracional, lo sabia, pero no pudo evitarlo. ?Como habia podido hacerle esto en un momento asi?
Casi de inmediato se sintio culpable por el mero hecho de pensar aquello.
«Dios santo, cielo, ?donde demonios estas?» Enterro la cara entre las manos y se esforzo por pensar con claridad a pesar de la confusion de aquella pesadilla, y se odio a si mismo por sentirse tan inutil.
Al cabo de mas de una hora, un turismo azul se detuvo delante de la casa. Al mirar por la ventana del estudio, Tom vio que Glenn Branson se bajaba por la puerta del conductor y que otro hombre -blanco, de casi cuarenta anos, con el pelo muy corto y que parecia un poli de los pies a la cabeza- salia por el otro lado.
Bajo corriendo las escaleras, antes de que llamaran al timbre y despertaran a los ninos. Abrio la puerta.
– Buenas noches, otra vez, senor Bryce. Sentimos molestarle.
– No. Gracias. Me alegro de verlos.
– El es el comisario Grace, el inspector jefe de este caso -dijo Branson.
Bryce miro brevemente al comisario, sorprendido de que vistiera de un modo tan informal, pero lo unico que sabia el de la policia era lo que veia de vez en cuando en algun episodio de