muerto hoy en su casa del pueblo de Rottingdean en East Sussex.

En la pantalla aparecio una fotografia de D'Eath. A Tom se le cayo el tenedor, horrorizado.

Era el capullo del tren.

Capitulo 58

El club nautico de Brighton llevaba en construccion desde que Roy Grace tenia memoria, desde su infancia. Hoy en dia seguia en obras y quizas estaria asi siempre, especulo. En una gran zona polvorienta cerrada al paso habia dos gruas, una excavadora JCB y una excavadora de oruga, entre montanas de materiales de construccion debajo de lonas impermeabilizadas que la fuerte brisa agitaba.

Nunca se habia parado a pensar si le gustaba el proyecto o no. Ocupaba una posicion extrana al pie de los acantilados altos y blancos al este de la ciudad y albergaba darsenas interiores y exteriores de yates, alrededor de las cuales crecia y seguia creciendo el Marina Village, que era el nombre que le habian puesto al club nautico. Habia grupos de casas adosadas de imitacion de la epoca de la Regencia y bloques de pisos, docenas de restaurantes, cafes, pubs y bares, un par de proveedores de yates, numerosas tiendas de ropa, un supermercado enorme, una bolera, un cine multisalas, un hotel y un casino.

No obstante, siempre le habia parecido un poco una maqueta. Como una version adulta de una construccion de Lego hecha por un nino. Incluso despues de treinta anos, todo seguia pareciendo nuevo y un poco frio e impersonal. La unica parte que le gustaba de verdad era el lugar adonde se dirigian ahora el y Nick Nicholl: el paseo maritimo entarimado, construido hacia solo unos anos, que recorria todo el muelle.

En una calida noche como la de hoy, habia mucho movimiento, con gente de todas las edades sentada en los cafes y restaurantes, contemplando los pocos yates que regresaban a sus atracaderos entre los pontones, hablando, besuqueandose, escuchando la musica estridente y los chillidos de las gaviotas.

Grace, que se sentia mas humano tras la inyeccion de azucar del donut, noto una gran punzada en el corazon al pasar por delante de una pareja de jovenes sentados en una terraza, mirandose a los ojos, claramente enamorados. ?Por que Cleo no habia mencionado que estaba prometida?

?Por que no se le habia ocurrido preguntarle si tenia una relacion?

Ese largo beso en el taxi -todo el trayecto hasta el piso de Cleo- no se correspondia con el comportamiento de una mujer enamorada de su prometido, ?verdad? ?Incluso habiendo bebido tanto?

Con el sol que se ponia, pero aun bien visible en el horizonte, Grace contemplo su sombra alargada rozando los tablones de madera, la sombra notablemente mas alta de Nicholl se extendia a su lado. El detective, con las manos en los bolsillos y con un sobre que contenia las fotografias de Janie Stretton debajo del brazo, le seguia a paso rapido, un poco encorvado, como si se avergonzara de sus casi dos metros de estatura. Habia estado callado, como siempre, durante el camino; un silencio que Grace agradecio aquella noche, pues no estaba de humor para chacharas.

Pasaron por delante del modernisimo Seattle Hotel, luego llegaron al Karma Bar, con su terraza acordonada frente a la pasarela de madera, todas las mesas y casi todas las sillas ocupadas.

Grace siguio a Nicholl al interior. A lo largo de los ultimos anos, se habia dejado arrastrar en alguna ocasion a aquel local por amigos bienintencionados que habian insistido en que era el lugar ideal en Brighton para que un hombre de su edad conociera a mujeres. El interior exotico era distinto de cualquier otro bar de la ciudad: era espacioso, los farolillos orientales le daban un resplandor calido y tenia cojines esparcidos por bancos empotrados que invitaban a sentarse, una barra larga y decoracion inspirada -al menos eso le parecio a el- en la India, en Marruecos y en el Lejano Oriente.

Nick Nicholl se acerco a una chica guapa que estaba detras de la barra.

– Hola -le dijo-. Estoy buscando a Ricky.

Ella miro a su alrededor, luego dijo en un tono muy agradable:

– Creo que esta en el despacho. ?Le espera?

– Si. ?Podria decirle que el detective Nicholl y el comisario Grace han venido a verle? Hemos hablado hara una media hora.

La chica se fue a buscarlo.

– El tipo de la Met, ese tal inspector Dickinson, el que dirige la investigacion del caso de Wimbledon de la chica asesinada que llevaba un brazalete con un escarabajo… Hemos quedado en verle manana al mediodia, ?verdad? -consulto Grace a Nick.

– Si.

– Seguramente es mejor que no haya querido hacerlo hoy. Creo que no habriamos encontrado el momento de quedar con el.

Los dos se apoyaron en la barra. Sonaba una cancion de Joss Stone.

– Me gusta -dijo Grace.

Nicholl se encogio de hombros.

– En realidad, a mi me mola la musica country.

– ?Que cantantes te gustan?

Volvio a encogerse de hombros.

– Johnny Cash es el mejor. Rachel y yo ibamos a clases de country. Tuvimos que dejarlo cuando se quedo embarazada.

– Dicen que te cambian la vida, los hijos -dijo Grace, que miro hacia un fajo de revistas Absolute Brighton que reposaban junto a un cenicero.

– Las clases de preparacion al parto no son tan divertidas -admitio el detective, asintiendo con la cabeza apesadumbrado.

Un par de minutos despues, la camarera regreso y los condujo por unas escaleras hasta un comodo despacho con muebles anodinos y funcionales que contrastaban enormemente con el bar. Habia una mesa, a la que estaba sentado un joven con el pelo de punta y vestido con camiseta y vaqueros, un sofa y un par de sillones, un equipo de musica sofisticado y una hilera de monitores en blanco y negro que mostraban imagenes de las camaras de seguridad del interior y del exterior del bar.

El joven se levanto sonriendo alegremente y paso delante de la mesa.

– Hola, encantado de conocerle, senor Nicholl -dijo, y les estrecho la mano. Mirando a Grace, anadio-: Soy Ricky el encargado. Lei sobre usted en el Argus, ?ayer, puede ser?

– Podria ser.

– Pense que se habian pasado un poco. ?Puedo ofrecerles algo de beber?

– Yo quiero agua mineral, si es posible.

– ?Una coca-cola light? -dijo Nick Nicholl.

El encargado descolgo el telefono y pidio las bebidas, luego les indico que se sentaran. Ocuparon un sitio en el sofa y Ricky cogio una silla.

– Si, bueno -dijo, dirigiendo sus comentarios al detective y dandose un golpecito con el dedo en la sien-. Tengo buena memoria para las caras, aqui la necesito, para recordar a los folloneros. Como le he dicho por telefono, estoy seguro de que la chica que busca estuvo aqui hace poco mas de una semana. Un viernes por la noche, con un tipo. Hemos tenido suerte, normalmente borramos las cintas al cabo de una semana, pero hemos tenido algunos problemillas. No van a hacernos una redada, ?verdad?

Grace sonrio.

– No me interesa hacerles una redada. Solo quiero encontrar al asesino de Janie Stretton.

– Muy bien, todo claro. -Entonces, Ricky fruncio el ceno-. ?Que es eso que he leido sobre un escarabajo, un escarabajo pelotero?

– No es importante -contesto Grace, un poco mas cortante de lo que pretendia.

– Era por curiosidad, porque aqui tenemos uno, en un estante de la sala VIP, uno pequeno de bronce, forma parte de la decoracion. Esta empujando una bola de mierda de bronce. ?Que asco!

– ?De donde lo sacaron? -pregunto Grace.

– No lo se, el decorador fue quien se encargo de todo eso. -Ricky cogio un mando y pulso un boton-. Miren el monitor del centro -dijo.

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