– ?Vas a ser una estrella!
Capitulo 67
A la 1.25 horas, hubo una explosion repentina de Jay-Z cuando el movil de Glenn Branson sono en el dormitorio. Al alargar el brazo a toda velocidad para contestar y silenciar el dichoso aparato antes de que Ari se despertara, tiro el vaso de agua de la mesita de noche y mando el telefono y el despertador al suelo.
Salto de la cama a oscuras, un poco confuso y busco a tientas debajo de la silla junto a la mesa donde habia caido el telefono, la musica cada vez mas fuerte. Por fin lo cogio y clavo el dedo en la tecla de contestar.
– Sargento Branson -contesto, susurrando, agazapandose como si, de algun modo, asi pudiera hablar aun mas bajo.
Era Tom Bryce, y por la voz parecia estar fatal.
– Sargento Branson, siento llamarle tan tarde.
– Tranquilo, Tom, no se preocupe. Espere un…
– ?Por el amor de Dios! -dijo Ari-. Llegas a casa pasadas las doce y me despiertas, y ahora me despiertas otra vez. Creo que deberiamos plantearnos dormir en habitaciones separadas. -Y se dio la vuelta a modo de indirecta.
Una forma genial de comenzar la semana, penso Branson con tristeza mientras salia del cuarto. Entro con el telefono en el bano color naranja intenso y cerro la puerta.
– Lo siento. Ahora le escucho -dijo, y se sento desnudo en la tapa del vater a falta de otro lugar-. Digame.
El cuarto olia a masilla. Miro la mampara nueva de cristal de la ducha, instalada hacia solo una semana, y los azulejos atigrados que Ari habia escogido y que el fontanero habia acabado de colocar el viernes. Se habian mudado a esta casa hacia tres meses. Estaba en una buena zona, a poca distancia tanto del mar como del campo, en Saltdean, aunque en estos momentos, le habia comentado Ari, todo el barrio estaba inquieto porque se encontraban a menos de kilometro y medio de donde habian hallado el cadaver de Janie Stretton.
– Tengo que saber si esta linea es segura -dijo Tom Bryce, que parecia casi histerico. Oia un rugido, como si estuviera conduciendo.
Branson miro la pantalla del telefono; Bryce llamaba desde su movil.
– Me ha llamado al movil, todas las senales que emite estan encriptadas. Es totalmente seguro -le dijo para intentar que Bryce mantuviera la calma. Decidio no mencionar que el movil de Tom, que suponia que seria normal, estaba abierto a cualquiera que sintonizara su frecuencia-. ?Donde esta, Tom?
– No quiero decirselo.
– De acuerdo. ?No esta en casa?
– No, no es seguro hablar desde casa. Hay micros.
– ?Quiere que nos veamos en algun lugar?
– Si. No. Si… Quiero decir… Tiene que ayudarme.
– Para eso estoy.
– ?Como se que puedo confiar en usted? ?Que nuestra conversacion sera confidencial?
Branson fruncio el ceno ante la pregunta.
– ?Que garantia necesita para sentirse comodo?
Hubo un largo silencio.
– ?Hola? Senor Bryce, Tom, ?sigue ahi?
– Si. -Apenas escucho su voz.
– ?Ha oido mi pregunta?
– No se si…, si deberia hacerlo. Creo que no puedo arriesgarme.
Tom Bryce colgo.
Glenn Branson marco el numero de la pantalla y le salto directamente el buzon de voz. Dejo un mensaje diciendo que habia llamado, luego espero un par de minutos, muy despierto, la cabeza a mil por hora, deseando que Ari fuera mas comprensiva. Si, era dificil, pero estaria bien que se mostrara un poco mas tolerante. Se encogio de hombros. Que diablos. Quiza deberia leer ese libro que le habia regalado por Navidad, Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus. Le habia dicho que tal vez lo ayudara a comprender como se sentia una mujer. Pero dudaba que alguna vez llegara a entender de verdad que querian las mujeres. Los hombres y las mujeres no eran de planetas distintos; eran de universos distintos.
Volvio a marcar el numero de Bryce. De nuevo, le salto directamente el buzon de voz. Despues, llamo al numero de casa de los Bryce, y sintio un profundo terror imposible de describir.
– ?No esta? -dijo Roy Grace, de pie junto a Branson en el recibidor de la casa de Tom Bryce a las dos y diez de la manana, mirando furioso y desconcertado al joven policia de Relaciones Familiares-. ?Que cono quieres decir con que no esta?
– Subi a ver si se encontraba bien y no estaba.
– Tom Bryce, su hija de cuatro anos y su hijo de siete se marchan de la casa, ?y tu ni te enteras?
– Yo…, bueno, mm… -balbucio Chris Willingham con impotencia.
– Te has quedado dormido estando de guardia, ?verdad?
– No, yo…
Grace, que mascaba chicle para disimular el olor a alcohol de su aliento, se quedo mirando al joven agente.
– Se suponia que tenias que vigilarlos. No quitarle el ojo de encima a Bryce porque era el sospechoso principal. ?Y te han dado esquinazo?
El agente de Relaciones Familiares explico a los dos detectives lo que habia pasado en las ultimas horas, en especial les hablo del e-mail que Tom Bryce decia haber recibido y que habia desaparecido de su ordenador.
Grace venia directamente del hospital del condado de Sussex, donde la joven detective en la que habia depositado tantas esperanzas, Emma-Jane Boutwood, estaba con respiracion artificial y a punto de entrar en el quirofano. Habia tenido que asumir el deprimente deber de llamar a sus padres y comunicarles la noticia de que los medicos no esperaban que su hija sobreviviera.
Se habia marchado de la cama de Cleo a reganadientes y flotando en una nube, pero despues de conocer la gravedad de las lesiones de Emma-Jane, todos los recuerdos del rato que habia pasado aquella noche con Cleo se habian borrado -al menos temporalmente- y ahora estaba muy deprimido y sumamente preocupado por Emma- Jane.
El conductor de la furgoneta, que seguia sin identificar, aun estaba inconsciente en la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo hospital. Grace habia ordenado una vigilancia las veinticuatro horas del dia junto a su cama y habia dejado instrucciones al agente encargado de la misma de que, en cuanto el hombre recobrara la conciencia, lo detuvieran por intento de asesinato de un policia. Grace solo esperaba que no tuvieran que elevar el cargo a asesinato.
Mientras tanto, el detective Nick Nicholl le esperaba en el centro de investigaciones con un ordenador portatil que queria que viera, y el esquivo senor Tom Bryce se habia largado con sus dos hijos. ?Por que habia hecho eso?
Y solo hacia dos horas que habia comenzado la semana.
– Esa llamada que has recibido de Tom Bryce -le dijo a Branson-, dices que parecia raro. ?Estaba asustado?
– Muy asustado -confirmo Branson.
Grace se quedo pensando un momento.
– ?Ayer le hiciste rellenar un formulario por la desaparicion de su mujer?
Branson asintio.
– ?Lo archivaste?
– Si.
– Llama a Nick, esta en el centro de investigaciones. Pidele que lo busque. Figuraran las direcciones de los