belleza clasica. Le encantaba entrar en los sitios con ella. En cualquier lugar. Los ojos se volvian, la miraban. Dios santo, ?le encantaba! Tenia algo especial. Absolutamente unico.

Su madre tambien lo decia y, por lo general, nunca le gustaban sus novias; pero Ashley era distinta. Ashley se habia trabajado a su madre y la habia seducido. Era otra de las cosas que le gustaba de ella, que podia cautivar a cualquiera. Incluso al cliente mas apatico. Se enamoro de ella el mismo dia que entro en el despacho que compartia con Mark, para una entrevista de trabajo. Ahora, tan solo seis meses despues, iban a casarse.

Le picaban un horror la entrepierna y los muslos. Tenia las nalgas irritadas. Su vejiga habia cedido hacia tiempo. Ya habian pasado veintiseis horas.

Algo debia de haber ocurrido, pero no tenia ni idea de que. Veintiseis putas horas gritando por el walkie- talkie, marcando numeros en su movil y recibiendo el mismo puto mensaje: «Sin servicio».

Martes. Ashley queria que la despedida de soltero fuera mucho antes de la boda: «Te emborracharas y estaras hecho una mierda. No quiero que te sientas asi el dia de nuestra boda. Celebralo a principios de semana para que te de tiempo a recuperarte».

Empujo hacia arriba con las manos por enesima vez. Quiza por enesima vez mas una. Quizas incluso por enesima vez mas mil. Daba igual. Ya habia intentado hacer un agujero en la tapa con la unica herramienta que tenia: la caja del walkie-talkie. El movil y la linterna eran de plastico; pero la caja tampoco era lo bastante dura.

Volvio a encender el walkie-talkie.

– ?Hola? ?Hay alguien ahi? ?Hola?

Aparecieron las interferencias.

Se le ocurrio un pensamiento oscuro. ?Estaba Ashley al tanto de todo esto? ?Esa era la razon por la que habia insistido tanto en que celebrara su despedida de soltero a principios de semana, el martes? ?Para que pudiera estar aqui encerrado -estuviera donde estuviera- durante veinticuatro horas enteras, mas, y no supusiera ningun problema?

Imposible. Ella sabia que era claustrofobico y no tenia ni un apice de crueldad en su cuerpo. Siempre pensaba primero en los otros, siempre pensaba en las necesidades de los demas.

La cantidad de regalos que habia comprado para su madre y para el le dejo estupefacto. Todo era exquisitamente adecuado. Para ella, su perfume preferido; un CD de su cantante preferido, Robbie Williams; un jersey de cachemira que anhelaba. Para el, una radio Bose que deseaba. ?Como habia averiguado Ashley todas esas cosas? Era una habilidad suya, un don, solo uno de la lista interminable de atributos que la convertian en una persona tan especial.

Y que lo convertian a el en el hombre mas afortunado del mundo.

La luz de la linterna se debilito perceptiblemente. La volvio a apagar para ahorrar pilas y se quedo quieto en la oscuridad otra vez. Oyo que se le aceleraba la respiracion. ?Y si? ?Y si no volvian nunca?

Eran casi las 23.30. Espero, con la esperanza de escuchar unas voces que le dijeran que sus amigos habian vuelto.

Dios santo, cuando saliera de alli iban a acordarse. Volvio a mirar el reloj. Las doce menos veinticinco. Llegarian pronto, en cualquier momento, ya.

Tenian que llegar.

Capitulo 11

Sandy se puso delante de el, sonriendo, tapandole la luz a proposito para provocarle. Su cabello rubio colgaba a cada lado de su rostro pecoso y le rozaba las mejillas.

– ?Eh! Tengo que leer… este informe… Yo…

– Que aburrido eres, Grace. ?Siempre tienes que leer! -Le dio un beso en la frente-. ?Leer, leer, leer, trabajar, trabajar, trabajar! -Le dio otro beso en la frente-. ?Es que ya no te gusto?

Llevaba un vestido de tirantes brevisimo, los pechos casi sobresalian por el escote; vislumbro sus piernas largas y bronceadas, el dobladillo a la altura de los muslos, y, de repente, se puso cachondo.

Extendio los brazos para cogerle la cara, la acerco a el, miro esos ojos azules y confiados y se sintio increible, intensa, profundamente enamorado de ella.

– Te adoro -le dijo.

– ?Si, Grace? -dijo ella, coqueteando-. ?De verdad me adoras mas que a tu trabajo? -le pregunto, y echo la cabeza hacia atras e hizo un mohin con los labios, socarronamente.

– Te quiero mas que a nada en el…

De repente, oscuridad. Como si alguien hubiera apagado la luz.

Grace oyo el eco de su voz en el aire frio y vacio.

– ?Sandy! -grito, pero el sonido quedo atrapado en su garganta.

La luz del sol se transformo en un debil resplandor naranja; el alumbrado de la calle se filtraba por las cortinas del dormitorio.

La pantalla del reloj digital marcaba las 3.02.

Estaba sudando y tenia los ojos muy abiertos y el corazon desbocado en el pecho, como una boya en una tormenta. Oyo un golpeteo de un cubo de basura: un gato o un zorro que escarbaban. Al cabo de unos momentos, oyo el motor de un diesel, seguramente seria el vecino que vivia tres puertas mas abajo; conducia un taxi y trabajaba hasta tarde.

Durante algunos momentos, se quedo quieto. Cerro los ojos, calmo la respiracion e intento volver a dormirse, aferrandose tanto como pudo al recuerdo. Como todos los suenos recurrentes que tenia sobre Sandy, le parecio muy real. Como si aun estuvieran juntos, pero en una dimension distinta. Si pudiera encontrar el modo de localizar la puerta y cruzarla, volverian a estar juntos de verdad, estarian bien, serian felices.

Tan felices, maldita sea.

Una gran tristeza se apodero de el. Luego se convirtio en terror, cuando comenzo a recordar. El periodico. Ese maldito titular de anoche en el Argus. Lo estaba recordando todo. Dios. Dios mio. ?Que diablos iban a decir los periodicos de la manana? Podia hacer frente a las criticas, pero enfrentarse al ridiculo era mas complicado. Ya habia aguantado palos de varios agentes por sus escarceos con lo sobrenatural. El anterior jefe de policia, que tambien sentia una curiosidad genuina por lo paranormal, le habia advertido de que expresar sus intereses abiertamente podia perjudicar sus perspectivas de ascenso:

– Todo el mundo sabe que eres un caso especial, Roy, por haber perdido a Sandy. Nadie va a criticarte por remover cielo y tierra. Todos hariamos lo mismo si estuvieramos en tu lugar, pero tienes que mantener esto en el ambito privado, no puedes traertelo al trabajo.

En ocasiones, pensaba que la estaba olvidando, que volvia a ser fuerte. Luego se producian momentos como este, en los que se daba cuenta de que apenas habia avanzado. Solo deseaba desesperadamente haber podido abrazarla, acurrucarla, hablar del problema. Sandy era de esas personas que veian el vaso medio lleno, siempre positiva y muy sensata. Le habia ayudado a enfrentarse a un tribunal disciplinario en sus primeros tiempos en el cuerpo, debido a un caso que podria haber acabado con su carrera. La Autoridad policial de quejas y demandas lo habia acusado de uso de fuerza excesiva en la detencion de un atracador. Lo habian exculpado, en gran parte por seguir los consejos de Sandy. Ella habria sabido exactamente que debia hacer ahora.

A veces, se preguntaba si estos suenos eran intentos de Sandy de comunicarse con el. Desde donde estuviera.

Jodie, su hermana, le decia que habia llegado el momento de seguir adelante, que tenia que aceptar que Sandy estaba muerta, sustituir su voz del contestador, sacar su ropa del dormitorio y sus cosas del bano. En resumen -y Jodie podia resumir mucho-, dejar de vivir en esa especie de santuario de Sandy; empezar de nuevo.

Pero ?como podia seguir adelante? ?Y si Sandy estaba viva y algun maniaco la retenia contra su voluntad? Tenia que seguir buscando, seguir con el expediente abierto, seguir actualizando las fotografias que mostraban que aspecto tendria ahora, seguir examinando todos los rostros con los que se cruzaba por la calle o veia entre la multitud. Continuaria hasta…

Hasta que lo resolviera.

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