Se quedo mirando el saten blanco. Le estallaba la cabeza, tenia la boca seca, las piernas bien juntas, intentando aplacar el dolor que le subia por el cuerpo desde la bufeta. No sabia cuanto tiempo mas podria aguantar.

Frustrado, aporreo la tapa con los nudillos.

– ?Eh! ?Cabrones! -chillo.

Volvio a mirar el movil: sin cobertura. No hizo caso, busco el numero de Luke y pulso el boton de «Marcar». El aparato solto un pitido agudo y en la pantalla aparecio: «Sin conexion».

Luego busco a tientas el walkie-talkie, lo encendio y volvio a decir los nombres de sus amigos. A continuacion, llamo a esa otra voz que recordaba vagamente.

– ?Davey? Hola, ?Davey?

Solo recibio el crujido de las interferencias.

Se moria por beber agua; tenia la boca arida y pastosa. ?Le habian dejado agua? Levanto el cuello solo los pocos centimetros que habia disponibles antes de dar con la cabeza en la tapa, vio el destello de la botella y alargo la mano. Whisky Famous Grouse.

Desilusionado, rompio el precinto, desenrosco el tapon y bebio un trago. Por un momento, la sensacion de saborear un liquido fue como un balsamo; despues, se volvio fuego y le quemo la boca y luego la garganta; pero casi al instante se sintio un poco mejor. Bebio otro trago, Aun se sintio un poco mejor y dio un tercer trago, largo, antes de volver a tapar la botella.

Cerro los ojos. Parecia que le pasaba un poquitin el dolor de cabeza. Las ganas de mear remitian.

– Cabrones… -murmuro.

Capitulo 8

Ashley parecia un fantasma. Su largo pelo castano enmarcaba un rostro tan palido como el de los pacientes que estaban tumbados en las camas de la sala que tenia detras, entre un bosque de respiradores, goteros y monitores. Estaba apoyada en el mostrador de la recepcion de la sala de enfermeras en la UCI del hospital del condado de Sussex. Su vulnerabilidad hacia que estuviera mas guapa que nunca, a los ojos de Mark.

Embotado tras pasar la noche en vela, vestido con un traje fino y unos mocasines negros Gucci inmaculados, se acerco a ella, la rodeo con los brazos y la abrazo con fuerza. Miro una maquina expendedora, un dispensador de agua y un telefono publico con una pequena cupula de plastico. Los hospitales siempre le ponian los pelos de punta. Le sucedia desde que fue a visitar a su padre, que habia sufrido un ataque al corazon casi mortal, y vio a aquel hombre tan fuerte en su dia con un aspecto tan fragil, tan patetico, inutil y asustado. Estrecho a Ashley tanto por si mismo como por ella. Cerca de su cabeza, un cursor parpadeaba en una pantalla de ordenador verde.

Ella se agarro a el como si fuera un mastil solitario en un oceano zarandeado por la tormenta.

– Oh, Mark, gracias a Dios que estas aqui.

Una enfermera estaba ocupada al telefono; daba la impresion de que hablaba con un familiar de alguien de la unidad. La otra de detras del mostrador, cerca de ellos, tecleaba algo en un ordenador.

– Es terrible -dijo Mark-. No me lo puedo creer.

Ashley asintio, tragando saliva con fuerza.

– Si no hubiera sido por la reunion, habrias estado…

– Lo se. No dejo de pensarlo. ?Como esta Josh?

El pelo de Ashley olia a recien lavado y su aliento ligeramente a ajo, algo que apenas noto. Las chicas habian celebrado su despedida de soltera anoche, en algun restaurante italiano.

– No esta bien. Zoe esta con el.

Senalo y Mark siguio la linea de su dedo, a traves de varias camas, de respiradores que silbaban y del parpadeo de las pantallas digitales, hasta el fondo de la sala, donde vio a la mujer de Josh sentada en una silla. Llevaba una sudadera blanca y pantalones anchos, tenia el cuerpo encorvado y los rizos rubios desgrenados le tapaban la cara.

– Michael aun no ha aparecido. ?Donde esta, Mark? Seguro que lo sabes, ?no?

Cuando la enfermera concluyo la llamada, sono el telefono y se puso a hablar de nuevo.

– No tengo ni idea -dijo-. No tengo la menor idea.

Ashley lo miro ahora con dureza.

– Pero llevabais semanas planeandolo. Lucy dice que ibais a vengaros de Michael por todas las bromas que les gasto a los otros antes de que se casaran.

Mientras se separaba de el un paso, apartandose el pelo de la frente, Mark vio que se le habia corrido el rimel. Ashley se seco los ojos con la manga.

– Quiza los chicos cambiaran de opinion en el ultimo momento -dijo-. Se les ocurrieron toda clase de ideas, claro, como echarle algo en la bebida y meterlo en un avion a algun sitio, pero logre convencerles de que no lo hicieran; al menos eso creia yo.

Ashley esbozo una sonrisa tenue de agradecimiento. El se encogio de hombros.

– Sabia lo preocupada que estabas, ya sabes, por si haciamos alguna estupidez.

– Lo estaba, estaba preocupadisima. -Miro a la enfermera, luego se sorbio la nariz-. Entonces, ?donde esta?

– ?Seguro que no estaba en el coche?

– Segurisimo. He llamado a la policia. Me han dicho que…, me han dicho…, me han… -Se echo a llorar.

– ?Que te han dicho?

– Que no pueden hacer nada -le espeto en un estallido de rabia.

Sollozo un poco mas, esforzandose por contenerse.

– Dicen que han inspeccionado a fondo la escena del accidente y que no hay rastro de el y que seguramente estara durmiendo la mona en algun lugar.

Mark espero a que se calmara, pero Ashley siguio llorando.

– Quiza sea verdad.

Ashley nego con la cabeza.

– Me prometio que no se emborracharia. -Mark la miro. Al cabo de un momento, Ashley asintio-. Era su despedida de soltero, ?verdad? Eso es lo que haceis los tios en las despedidas de soltero, ?no? Cogeros un pedo.

Mark bajo la mirada a las losetas de moqueta gris.

– Vamos a ver a Zoe -le dijo.

Ashley le siguio por la sala, unos metros por detras de el. Zoe era una belleza esbelta; a Mark aun se lo parecio mas cuando le puso la mano en el hombro y noto el hueso duro debajo del tejido suave de su sudadera de diseno.

– Dios santo, Zoe, lo siento.

Ella le dio las gracias encogiendose de hombros levemente.

– ?Como esta?

Mark esperaba que la preocupacion en su voz sonara autentica.

Zoe volvio la cabeza y lo miro, los ojos rojos, las mejillas casi translucidas sin maquillaje, surcadas de lagrimas.

– No pueden hacer nada -dijo-. Le han operado y ahora solo podemos esperar.

Tenia conectados dos bombas de infusion que le administraban antibioticos por via intravenosa, tres goteros y un respirador, que emitia un silbido constante, suave y estremecedor. Una serie de datos y lineas onduladas cambiaban continuamente en el monitor de la maquina.

El tubo que salia de la boca de Josh acababa en una pequena bolsa con una llave al final, llena hasta la mitad de un liquido oscuro. Habia un monton de tubos con etiquetas amarillas alli donde dejaban las bombas y los goteros y con etiquetas blancas escritas a mano en el otro extremo. De debajo de las sabanas y de la cabeza de Josh, salian cables que alimentaban las pantallas digitales y los graficos con fluctuaciones. La piel que Mark podia ver era del color del alabastro. Su amigo parecia un experimento de laboratorio.

Mark apenas miro a Josh. Miraba las pantallas, intentando interpretarlas, averiguar que decian. Intentaba

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