quiere?
– Tiene que ver con el accidente del martes, el novio desaparecido.
Suavizo el tono al instante.
– Vale. De acuerdo, bajare.
A pesar de su tez blanquecina, Ashley Harper era exactamente igual de hermosa en persona que en la fotografia que habia visto en el piso de Michael Harrison. Vestia unos vaqueros de diseno, con un cinturon de pedreria, y llevaba un bolso estiloso. La condujo a una sala de interrogatorios, sirvio un cafe para cada uno, cerro la puerta y se sento frente a ella. Como todas las salas de interrogatorio, aquella era pequena y no tenia ventanas, estaba pintada de un color verde claro triste, tenia moqueta marron y sillas y mesa metalicas grises y apestaba a humo rancio de cigarrillo.
Ashley dejo el bolso en el suelo. Unos ojos verdes preciosos enmarcados por el rimel corrido lo miraban desde un rostro palido, apesadumbrado por el dolor. Le caian mechones de pelo castano sobre la frente y el resto de la cabellera descendia con una sola onda a cada lado de la cara y sobre los hombros. Llevaba las unas perfectas, como si viniera de hacerse la manicura. Su aspecto era inmaculado, lo que le sorprendio un poco. Las personas que se encontraban en su estado normalmente no se preocupaban por su aspecto, pero ella iba vestida para matar.
Al mismo tiempo, sabia lo dificil que era entender a las mujeres. Una vez, cuando su relacion con Ari paso por una etapa de incertidumbre, ella le habia regalado el libro Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus. Le habia ayudado a comprender un poco mejor el abismo mental que separaba a hombres y mujeres (pero no en su totalidad).
– Es dificil dar con usted -le dijo ella, y ladeo la cabeza, apartandose el largo pelo castano de los ojos-. Le he dejado cuatro mensajes.
– Si, lo siento. -Levanto las manos-. Dos de los hombres de mi equipo estan enfermos y dos mas se encuentran de vacaciones. Entiendo como debe de sentirse.
– ?Si? ?Tiene idea de como me siento? Se supone que el sabado me caso y mi prometido esta desaparecido desde el martes por la noche. Tenemos la iglesia reservada, el modisto va a venir para una prueba, hay doscientas personas invitadas y no dejan de llegar regalos de boda. ?Tiene idea de como me siento?
Las lagrimas resbalaron por las mejillas de la chica. Se sorbio la nariz, busco en su bolso y saco un panuelo.
– Mire, lo siento. He estado trabajando en la desaparicion de… Michael…, su prometido, desde que hemos hablado esta manana.
– ?Y? -pregunto secandose los ojos.
El mecio su taza de cafe, que estaba demasiado caliente como para beberselo. Tenia que dejar que se enfriara.
– Me temo que aun no hay nada -dijo, aunque aquello no era estrictamente cierto, pero queria escuchar lo que la chica tenia que decir.
– ?Que estan haciendo exactamente?
– Como le he dicho esta manana por telefono, habitualmente, cuando alguien desaparece…
Ella le interrumpio.
– Por el amor de Dios, esto no es habitual. Michael lleva desaparecido desde el martes por la noche. Cuando no estamos juntos, me llama cinco, diez veces al dia. Han pasado ya dos dias. Dos putos dias, ?por el amor de Dios!
Branson examino su rostro con detenimiento, en busca de algo que la delatara, pero no encontro nada. Solo era una joven desesperada por obtener noticias de su amado. O -el siempre tan cinico- una actriz estupenda.
– Escucheme, ?de acuerdo? En circunstancias normales, dos dias no son suficiente para alarmarse, pero estoy de acuerdo en que, en esta situacion, hay algo extrano.
– Le ha pasado algo, ?vale? No se trata de una situacion normal de alguien que desaparece. Sus amigos le hicieron algo, lo pusieron en algun sitio, lo mandaron a algun sitio, no se que diablos le hicieron… Yo… - balbucio.
La chica bajo la cabeza como para ocultar las lagrimas; busco su bolso, lo encontro, saco un panuelo y se seco los ojos, sin dejar de negar con la cabeza.
Glenn se emociono. La chica no tenia ni idea y aquel no era momento de decirselo.
– Estamos haciendo todo lo que podemos para encontrar a Michael -le dijo con dulzura.
– ?El que, por ejemplo? ?Que estan haciendo?
Su dolor se levanto momentaneamente, como si lo llevara recogido como un velo. Luego, otro mar de lagrimas y sollozos hondos y espasmodicos.
– Hemos inspeccionado las inmediaciones del lugar donde se produjo el accidente y aun hay agentes alli. A veces, la gente se desorienta despues de un accidente, asi que estamos registrando todos los alrededores y tambien hemos emitido una alerta urgente. Hemos informado a todos los cuerpos policiales. A los aeropuertos y puertos maritimos…
De nuevo, ella volvio a interrumpirle.
– ?Cree que se ha largado? ?Dios santo! ?Por que haria eso?
– ?Que ha almorzado hoy? -le pregunto utilizando una tecnica sutil que habia aprendido de Roy Grace para saber si alguien mentia.
Ella lo miro sorprendida.
– ?Que que he almorzado hoy?
– Si.
La miro fijamente a los ojos. Se movieron hacia la derecha: modo «Recuerdo».
El cerebro humano se divide en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. En uno se almacenan los recuerdos y en el otro tienen lugar los procesos creativos. Cuando se le pregunta algo a alguien, sus ojos se mueven casi invariablemente hacia el hemisferio que esta utilizando. Algunas personas almacenan los recuerdos en el hemisferio derecho y otras en el izquierdo; el hemisferio creativo es el opuesto.
Cuando alguien dice la verdad, sus ojos se mueven hacia el hemisferio de los recuerdos; cuando miente, hacia el de la creatividad. Branson habia aprendido a distinguir cual era cual observando los ojos ante la respuesta a una pregunta de control sencilla como la que acababa de formular, donde la necesidad de mentir seria inexistente.
– Hoy no he almorzado.
Ahora le parecio el momento oportuno de decirselo.
– ?Hasta que punto conoce el negocio de su prometido, senorita Harper?
– Fui su secretaria durante seis meses. Creo que no hay demasiado que yo no sepa.
– Entonces, ?sabe lo de su empresa en las islas Caiman?
Autentica sorpresa en su rostro. Sus ojos lanzaron una mirada a la izquierda. Modo «Construccion». Estaba mintiendo.
– ?En las islas Caiman? -dijo ella.
– El y su socio. -Hizo una pausa, saco su libreta y paso varias paginas-. Mark Warren. ?Esta al tanto de la empresa que tienen alli? Inmobiliaria Internacional HW.
Ella lo miro en silencio.
– ?Inmobiliaria Internacional HW? -repitio.
– Eso es.
– No, no se nada de eso.
El asintio.
– De acuerdo.
Se habia producido un cambio sutil en el tono de la voz de Ashley Harper. Gracias a las ensenanzas de Roy Grace sabia lo que significaba.
– ?Me cuenta mas?
– No se mucho mas, esperaba que me lo dijera usted.
Sus ojos lanzaron otra mirada a la izquierda. Otra vez el modo «Construccion».
– No -dijo ella-. Lo siento.
– De todos modos, seguramente no sera importante -advirtio el policia-. Despues de todo, ?quien no quiere