Ashley, sentada con el rostro sombrio en el sillon viejo y hundido del minusculo salon de la casa de la madre de Michael, miraba inexpresiva al frente a traves de un velo de lagrimas. Miro sin apetito el plato intacto de galletas variadas que descansaba sobre la mesita de cafe, luego la fotografia a color que habia en la repisa de la chimenea electrica. Era Michael, con doce anos, montado en una bicicleta; luego miro afuera, a traves de los visillos, hacia el otro lado de la calle azotada por la lluvia, a los campos de juego que habia justo debajo del hipodromo de Brighton.

– El modisto viene a las dos -dijo-. ?Que crees que tendria que hacer?

Bebio un sorbo de cafe y luego se seco los ojos con un panuelo. Bobo, el diminuto shih-tzu blanco de Gill Harrison, con un lazo en la cabeza, miro a Ashley y, con un aullido, le suplico que le diera una galleta. Ella respondio acariciandole el pelo suave de la barriga.

Gill Harrison estaba sentada en el borde del sofa delante de ella.

Llevaba una camiseta sin forma, unos pantalones de chandal y unas deportivas blancas baratas. Una columna delgada de humo salia del cigarrillo atrapado entre sus dedos. La luz se reflejaba en un anillo de compromiso de diamantes demasiado grande para ser autentico, junto a una alianza fina de oro. En su muneca colgaba un brazalete.

Hablo en voz grave, con un ligero acento tosco de Sussex que revelaba tension.

– Es un buen chico. Nunca en su vida ha defraudado a nadie, es lo que le he dicho al policia que ha venido. Esto no es propio de el, no es propio de Michael. -Meneo la cabeza con incredulidad y dio una gran calada al cigarrillo-. Le gustan las bromas… -Solto una risa ironica-. Cuando era pequeno, en navidades, estaba hecho un diablillo con esa almohadilla que simulaba flatulencias. Siempre daba sustos a la gente; pero esto no es propio de el, Ashley.

– Lo se.

– Le ha pasado algo. Los chicos le hicieron algo. O tambien ha tenido un accidente. No te ha abandonado. Vino a verme el domingo por la tarde, tomamos el te. Me conto lo mucho que te queria, lo feliz que era, bendito sea. Le has hecho tan feliz… Me hablo de esa casa que habiais encontrado en el campo y que queriais comprar, todos los planes que tenia para ella. -Dio otra calada al cigarrillo, luego tosio-. Es un chico con recursos. Desde que su padre… -Fruncio la boca, y Ashley vio que aquella situacion era verdaderamente dificil para ella-. Desde que su padre… ?te lo ha contado?

Ashley asintio.

– Ocupo el lugar de su padre. No podria haber salido adelante sin Michael. Era tan fuerte. Una roca, para mi y para Carly. Carly te caera bien. Michael le mando el dinero del billete desde Australia para que pudiera asistir a la boda, bendito sea. Debe de estar al caer. Me ha llamado desde el aeropuerto hace un par de horas. -Meneo la cabeza, con suma desesperacion.

Ashley, que llevaba unos vaqueros anchos marrones y una blusa blanca con jirones, sonrio.

– Conoci a Carly justo antes de que se marchara a Australia. Vino al despacho.

– Es una buena chica.

– ?Siendo hija tuya tiene que serlo!

Gill Harrison se inclino hacia delante y apago el cigarrillo.

– ?Sabes, Ashley? Durante toda su vida, Michael ha trabajado muchisimo. Repartiendo periodicos cuando era pequeno para ayudarnos a mi y a Carly y luego en su negocio con Mark. Nadie ha sabido valorarlo nunca. Mark es buen chico, pero…

– Pero ?que?

Gill meneo la cabeza.

– Cuentame.

– Conozco a Mark desde que era pequeno. Michael y el eran inseparables, pero Mark siempre ha vivido gracias al exito de mi hijo. A veces creo que esta un poco celoso de el.

– Creia que formaban un buen equipo -dijo Ashley.

Gill saco una cajetilla de Dunhills de su bolso, la agito y se llevo un cigarrillo a los labios.

– Siempre le he dicho que tuviera cuidado con Mark. Michael es inocente, confia demasiado deprisa en la gente.

– ?Que quieres decir?

Saco del bolso un mechero de plastico barato y encendio el cigarrillo.

– Tu eres una buena influencia para Michael. Te aseguraras de que este bien, ?verdad?

Bobo comenzo a aullar de nuevo para que le dieran una galleta.

– Michael es fuerte -dijo Ashley haciendo caso omiso al perro-. Esta bien, no le ha pasado nada.

– Si, claro que esta bien. -Gill lanzo una mirada al telefono que estaba sobre una mesa en el rincon-. Esta bien. Llamara en cualquier momento. Pobres chicos. Eran una parte tan importante de la vida de Michael. No puedo creer que…

– Yo tampoco.

– Tienes hora con el modisto, querida. No la anules. El espectaculo debe continuar. Michael aparecera. Lo crees, ?verdad?

– Claro que lo creo -dijo Ashley tras dudar unos segundos.

– Hablamos luego.

Ashley se levanto, se acerco a su futura suegra y le dio un fuerte abrazo.

– Todo saldra bien.

– Eres lo mejor que le ha pasado nunca. Eres una persona maravillosa, Ashley. Me alegre tanto cuando Michael me conto que…, que… -Se esforzaba por no llorar, la emocion ahogaba sus palabras-. Que vosotros…, que vosotros dos…

Ashley le dio un beso en la frente.

Capitulo 28

Grace estaba sentado en el Ford azul, con los labios apretados, agarrado a los bordes del asiento mientras contemplaba nervioso a traves de los limpiaparabrisas y la lluvia intensa la carretera rural que se extendia delante de ellos. Ajeno al miedo de su pasajero, Glenn Branson tomo metodicamente una serie de curvas, demostrando con orgullo la habilidad que habia adquirido recientemente en un curso de la policia de conduccion a grandes velocidades. La radio, sintonizada en una emisora de rap, estaba demasiado alta para Grace.

– Lo hago bien, ?verdad?

– Eh, si -dijo Grace.

Decidio darle la conversacion justa, la distraccion justa a Branson, lo cual, a su vez, significaba aumentar la esperanza de vida de ambos. Extendio el brazo y bajo el volumen.

– Jay-Z -dijo Branson-. Es genial, ?verdad?

– Genial.

Entraron en una larga curva a la derecha.

– Te dicen que te pegues a la izquierda, para abrir el campo de vision. Es un buen consejo, ?verdad?

Se acercaban a una curva a la izquierda y lo unico que veia Grace era que iban a cogerla a demasiada velocidad.

– Un consejo estupendo. -La frase salio del fondo de su garganta.

Salieron de la curva y bajaron por una hondonada.

– ?Te estoy asustando?

– Solo un poco.

– Cagueta. Supongo que es por la edad. ?Te acuerdas de Bullitt?

– ?La de Steve McQueen? Te gusta, ?verdad?

– ?Es genial! La mejor persecucion en coches del cine.

– Acababa en un accidente terrible.

– Esa pelicula es genial -dijo Branson, que no oyo el comentario o, mas bien, lo obvio a proposito, penso Grace.

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