Sandy tambien conducia deprisa. Formaba parte de su imprudencia natural. A el le aterraba que algun dia Sandy tuviera un accidente grave, porque parecia incapaz de comprender las leyes naturales de la fisica que determinaban cuando un coche lograria superar una curva y cuando no. Sin embargo, durante los siete anos que estuvieron juntos, no habia tenido ni un solo accidente, ni siquiera un rasguno.

Delante de ellos, para su alivio, vio el cartel «Deposito municipal de Bolney», clavado en una valla alta de chapas de metal rematada con alambre de puas. Branson dio un frenazo, giro, paso por delante de un letrero que advertia de la presencia de perros guardianes y entro en el patio delantero de un almacen grande y moderno.

Tras coger un paraguas del maletero y acurrucarse debajo, llamaron al timbre del portero automatico que habia junto a la puerta gris. Momentos despues, les abrio un hombre rellenito de pelo grasiento. Tendria unos treinta anos, vestia un mono azul encima de una camiseta mugrienta y sujetaba un sandwich a medio comer en una mano tatuada.

– Somos el sargento Branson y el comisario Grace -dijo Branson-. He llamado antes.

Mientras masticaba con la boca llena, el tipo los miro impasible unos instantes. Detras de el, en el almacen, habia varios coches y furgonetas destrozados. Puso los ojos en blanco pensativamente.

– La Transit, ?verdad?

– Si -dijo Branson.

– ?Blanca? ?La que trajo Wheeler el martes?

– Exacto.

– Esta fuera.

Firmaron en el registro, luego le siguieron por el almacen y salieron por la puerta lateral a un recinto que mediria unos cuatro mil metros cuadrados, calculo Grace, lleno de coches destrozados hasta donde alcanzaba la vista. Algunos estaban cubiertos con lonas, pero la mayoria estaban expuestos a los elementos.

Sosteniendo en alto el paraguas, justo por encima de la cabeza de Branson, miro una furgoneta Rentokil que se habia incendiado despues de un grave choque frontal -era dificil imaginar que hubiera habido supervivientes. Luego se fijo en un Porsche, tan comprimido que no debia de medir mas de tres metros de largo. Tambien en un Toyota sedan con el techo arrancado.

Aquel lugar siempre le ponia los pelos de punta. Grace nunca habia trabajado en Trafico, pero durante la epoca en la que habia patrullado las calles habia presenciado numerosos accidentes de coche y era imposible no quedar afectado. Podia pasarle a cualquiera. Podias emprender un viaje, feliz, lleno de planes y, unos momentos despues, en un abrir y cerrar de ojos, quiza sin que fuera culpa tuya, tu coche se convertia en un monstruo que te destrozaba, te amputaba las extremidades y quiza incluso te quemaba vivo.

Se estremecio. Los vehiculos que acababan en aquel lugar, cerrados bajo siete llaves, eran los que habian sufrido accidentes graves o mortales en aquella region. Se guardaban aqui hasta que la Unidad de Investigacion de Accidentes y, a veces, los investigadores de la escena del crimen hubieran obtenido toda la informacion que necesitaban. Luego, se los llevaban al desguace.

El hombre gordo del mono senalo una masa blanca retorcida. Tenia parte del techo arrancado, la cabina, sin el parabrisas, estaba separada violentamente del resto de la furgoneta y unas planchas de plastico cubrian gran parte del interior.

– Es esa.

Grace y Branson se quedaron mirandola en silencio. Grace no pudo evitar que su mente se detuviera en el horror de la imagen durante unos momentos desagradables. Los dos dieron una vuelta a la furgoneta. Grace se fijo en el barro que cubria los cubos de las ruedas y en que habia mas barro endurecido en las soleras de las puertas; tambien salpicaduras en la pintura, que la lluvia iba disolviendo lentamente.

Despues de pasarle el paraguas a su companero, abrio la puerta doblada del conductor y, de inmediato, recibio el impacto fuerte y empalagoso del hedor a sangre putrefacta. No importaba cuantas veces lo hubiera olido, siempre era igual de terrible. Era el olor de la muerte personificada.

Aguantando la respiracion para no percibirlo, aparto las planchas. El volante estaba arrancado y la parte del conductor del banco delantero estaba inclinada hacia atras totalmente. Habia manchas de sangre por todo el asiento delantero, el suelo y el salpicadero.

Tras cubrirlos con las planchas, entro en la furgoneta. Estaba oscura y reinaba un silencio artificial. Le daba escalofrios. Parte del motor habia atravesado el revestimiento del suelo y los pedales estaban levantados en una posicion artificial. Alargo la mano, abrio la guantera y saco el manual del usuario, un fajo de justificantes de aparcamiento, algunos recibos de gasolina y un par de cintas de casete sin etiqueta. Le paso los casetes a Glenn.

– Sera mejor que los escuchemos.

Branson se los guardo en el bolsillo.

Agachandose bajo el corte irregular del techo, Grace paso a la parte trasera de la furgoneta, los zapatos resonaron en el suelo combado. Branson abrio las puertas traseras para que entrara mas luz. Roy vio una lata de gasolina de plastico, una rueda de recambio, una llave de cruceta y un billete de aparcamiento dentro de una bolsa de plastico. Saco el tique y vio que estaba fechado varios dias antes del accidente. Se lo paso a Branson para que lo metiera en una bolsa. Habia una solitaria zapatilla deportiva de la marca Adidas, del pie izquierdo, la cual tambien entrego a Branson, y una bomber de nailon. Metio la mano en los bolsillos, saco un paquete de cigarrillos, un encendedor de plastico y un resguardo de tintoreria con una direccion de Brighton. Branson guardo todos los articulos en bolsas.

Grace examino con cuidado el interior, para comprobar que no se le escapaba nada, meditabundo. Luego, tras bajarse y protegerse bajo el paraguas, le pregunto a Branson:

– ?De quien es el vehiculo?

– De Houlihan's, la funeraria de Brighton. Uno de los chicos que murio trabajaba alli. La empresa es de su tio.

– Cuatro entierros. Deberian hacerle un buen descuento -dijo Grace con gravedad.

– A veces eres un cabronazo enfermizo, ?lo sabias?

Sin hacerle caso, Grace se quedo pensativo un momento.

– ?Has hablado con alguien de Houlihan's?

– Ayer por la tarde interrogue al senor Sean Houlihan, el propietario. Esta bastante afectado, como te puedes imaginar. Me dijo que su sobrino era un chico muy trabajador, que siempre queria complacer a todo el mundo.

– ?Acaso no son todos asi? ?Y le dio permiso para coger la furgoneta?

Branson nego con la cabeza.

– No, pero dice que no era tipico de el.

Roy Grace se quedo pensando un momento.

– ?Para que usan la furgoneta normalmente?

– Para recoger cadaveres. En hospitales, asilos, residencias de ancianos y sitios asi, donde daria mal rollo ver un coche funebre. ?Tienes hambre?

– Antes de venir aqui, si tenia.

Capitulo 29

Diez minutos despues, estaban sentados a una mesa inestable en un rincon de un pub rural casi desierto, Grace con una pinta de Guiness entre las manos y Branson con una coca-cola light, mientras esperaban a que llegara la comida. A su lado tenian una chimenea grande y tenebrosa con troncos amontonados sin encender y en las paredes habia colgada una coleccion de herramientas agricolas antiguas. Era la clase de pub que le gustaba a Grace, un autentico pub rural antiguo. Detestaba los bares tematicos con nombres falsos que, insidiosamente, formaban parte cada vez mas del paisaje sin personalidad de todas las ciudades.

– ?Has investigado el telefono movil?

– Esta tarde deberian llegarme los informes -dijo Branson.

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