Brighton, rodeado de un alfiler verde, otro lila, otro amarillo y otro blanco.
– He marcado el telefono de Michael Harrison con alfileres azules. Los otros cuatro que iban con el tienen colores distintos.
Grace siguio su dedo mientras hablaba.
– Podemos ver que los cinco alfileres estuvieron juntos desde las siete de la tarde hasta las nueve. -Senalo tres puntos distintos-. En cada uno de estos lugares hay un pub -dijo-. Pero aqui es donde la cosa se pone interesante. -Senalo un punto a unos kilometros al norte de Brighton-. Aqui los cinco alfileres estan juntos. Luego, solo tenemos cuatro. Aqui.
– Verde, lila, amarillo y blanco -dijo Branson-. Azul, no.
– Exacto-dijo ella.
– ?Que movimientos del alfiler azul hay despues?
– Ninguno -dijo ella con rotundidad.
– Asi que se separaron -dijo Grace-. ?Sobre las ocho cuarenta y cinco?
– A menos que se le cayera el movil en alguna parte.
– Por supuesto.
– ?Asi que estamos hablando de un radio de ocho kilometros, a unos veinticinco kilometros al norte de Brighton? -dijo Glenn Branson.
– ?Su telefono sigue emitiendo senales? -pregunto Grace, distraido por la combinacion de inteligencia y belleza de Bella.
Ya conocia a aquella mujer, pero nunca se habia fijado en ella de verdad. Tenia una cara muy bonita y, a menos que llevara relleno en el sosten, unos pechos realmente grandes (algo que siempre le habia excitado). Desconecto su mente de ella y volvio a centrarse en el trabajo. Luego lanzo una mirada a la mano de Bella para ver si llevaba alianza. Un anillo de zafiros, pero no en el dedo anular. Archivo el dato.
– La ultima senal fue a las ocho cuarenta y cinco de la noche del martes. Desde entonces, nada.
– ?Tu que opinas, Bella? -le pregunto Grace.
Ella lo penso unos momentos, mirandolo fijamente con sus ojos azules y vivos; pero su expresion no transmitia mas que deferencia formal hacia un superior.
– He hablado con un tecnico de la compania telefonica. Dice que su movil o bien esta apagado, y lleva apagado desde el martes por la noche, o bien esta en una zona donde no hay cobertura.
Grace asintio.
– Este tal Michael Harrison es un hombre de negocios ambicioso y ocupado. Va a casarse manana por la manana con una mujer muy guapa, por lo que dicen todos. Veinte minutos antes de un accidente de coche en el que se matan cuatro de sus mejores amigos, se le muere el telefono. Durante el ultimo ano, ha estado transfiriendo a escondidas dinero de su empresa a una cuenta corriente de las islas Caiman: un millon de libras como minimo, que nosotros sepamos. Y su socio, que deberia haber estado en esa despedida de soltero mortal, no aparecio por algun motivo. ?Son correctos los hechos hasta aqui?
– Si -dijo Glenn Branson.
– Asi que podria estar muerto. O podria haber preparado una forma inteligente de esfumarse.
– Tenemos que inspeccionar la zona que Bella ha cercado. Ir a todos los pubs en los que podrian haber estado. Hablar con todas las personas que lo conocen.
– ?Y luego?
– Hechos, Glenn. Primero, reunamos todos los hechos. Si no nos conducen a el, podemos comenzar con las especulaciones.
Sono el telefono de la mesa de Bella. La sargento contesto y, casi al instante, su expresion anuncio que era importante.
– ?Esta seguro? -dijo-. ?Desde el martes? ?No puede estar seguro si fue el martes? ?Nadie mas pudo cogerlo? -Al cabo de unos momentos, dijo-: No, estoy de acuerdo. Gracias, podria ser muy importante. ?Puede darme su numero de telefono?
Grace la observo mientras anotaba en una libreta «Sean Houlihan», seguido de un numero.
– Gracias, senor Houlihan, muchisimas gracias. Le volveremos a llamar.
Colgo y miro a Grace y luego a Branson.
– Era el senor Houlihan, el propietario de la funeraria donde trabajaba Robert Houlihan, su sobrino. Acaban de descubrir que les falta un ataud.
Capitulo 30
– ?Les falta un ataud? -intervino Glenn Branson.
– No es algo que la gente acostumbre a robar, ?verdad? -dijo Bella Moy.
Grace se quedo callado un momento, distraido por una mosca azul que recorrio zumbando ruidosamente la sala unos instantes antes de estrellarse contra una ventana. El departamento forense estaba en el piso de abajo. La ropa y las herramientas manchadas de sangre eran un iman para las moscas azules. Grace las odiaba. Las moscas azules -o moscardas- eran los buitres de los insectos.
– Este tipo, Robert Houlihan, cogio prestada la furgoneta de la funeraria sin permiso. Parece posible que tambien cogiera un ataud del mismo modo. -Miro inquisitivamente a Branson, luego a Bella y despues a Nick Nicholl-. ?Tenemos entre manos una broma de muy mal gusto?
– ?Insinuas que sus colegas pudieron meter al novio en un ataud? -dijo Glenn Branson.
– ?Se te ocurre una teoria mejor?
Branson sonrio, nervioso.
– Trabajamos sobre los hechos. ?Verdad?
– ?Hasta que punto esta seguro ese tal Houlihan de que se han llevado un ataud suyo y que no lo han perdido y punto? -dijo Grace, mirando a Bella, pensando subconscientemente en lo atractiva que era.
– La gente pierde las llaves de su casa. No creo que nadie pierda un ataud -dijo Branson, en un tono un poco burlon.
– Esta muy seguro -le interrumpio Bella-. Era el ataud mas caro de su gama, de teca india, dice que duraria cientos de anos; pero tenia un defecto: la madera estaba combada o algo asi, no cerraba bien por abajo. Le echo la bronca al fabricante de la India.
– ?No puedo creer que tengamos que importar ataudes de la India! ?Es que no hay carpinteros en Inglaterra? -dijo Branson.
Grace estaba mirando el mapa. Dibujo un circulo con el dedo.
– Es una zona bastante grande.
– ?Cuanto tiempo podria sobrevivir una persona en un ataud? -pregunto Bella.
– Si la tapa estuviera bien colocada dependeria de si tiene aire, agua, comida. Sin aire, no mucho. Unas pocas horas, quizas un dia -contesto Grace.
– Ya van tres dias -dijo Branson.
Grace recordaba haber leido que a una victima de un terremoto en Turquia la habian rescatado con vida de entre las ruinas de su casa doce dias despues del seismo.
– Con aire, una semana por lo menos, quiza mas -dijo-. Deberiamos suponer que si le gastaron una broma estupida, le dejarian con aire. Si no, estamos buscando un cadaver.
Miro al equipo.
– Imagino que habreis hablado con Mark Warren, el socio del desaparecido.
– Tambien es su padrino -dijo Nicholl-. Dice que no tiene ni idea de lo que paso. Iban a ir de bares y el se quedo retenido fuera de la ciudad y se lo perdio.
Grace fruncio el ceno, luego miro su reloj, plenamente consciente de que el tiempo volaba.
– Una cosa es ir de bares y otra es llevarse un ataud. No se decide coger un ataud de improviso, ?verdad? - Miro fijamente a cada uno.
Los tres negaron con la cabeza.
– ?Alguien ha hablado con todas las novias, con las esposas?