de sus hijos con tarjetas y regalos generosos y llevandole flores las pocas veces que lo habian invitado a comer. Habia momentos en los que pensaba que estaba haciendo progresos, pero esta manana no era uno de ellos. No parecio alegrarse en absoluto de oir su voz.

– Hola, Roy -dijo con sequedad-. ?Quieres hablar con Glenn?

«En realidad, no. Quiero hablar con el duendecillo que vive en la luna», estuvo a punto de decir, pero no lo dijo, sino que le pregunto, sin mucha conviccion:

– ?Esta en casa?

– Tenemos bastante prisa -contesto ella. De fondo, oyo los chillidos de un nino. Luego, Ari grito-: ?Sammy! ?Daselo, tu ya has jugado, ahora le toca a tu hermana!

Luego, el chillido fue mas fuerte. Al final, Branson se puso al telefono.

– ?Que pasa, perro viejo? Te has levantado temprano.

– Muy gracioso. ?Que me dijiste que hacias hoy?

– Tengo la fiesta del treinta cumpleanos de la hermana de Ari, en Solihull. Parece que puedo elegir entre encontrar a Michael Harrison o salvar mi matrimonio. ?Que harias tu?

– Salva tu matrimonio. Da gracias por tener amigos imbeciles que carecen de vida propia y pueden pasarse los fines de semana haciendote el trabajo.

– Te lo agradezco. ?Que vas a hacer tu?

– Me voy de boda.

– Eres un sentimental. ?Sombrero de copa? ?Chaque? ?Todo limpito y bien planchado?

– ?Alguna vez te han dicho que eres un gilipollas?

– La esposa que casi ya no tengo.

Grace sintio una punzada de dolor. Sabia que Glenn lo habia dicho sin mala intencion, pero aquellas palabras le hirieron. Todas las noches, aunque fuera tarde, y aunque hubiera problemas, Glenn al menos volvia a casa con sus queridos hijos y una mujer guapa y carinosa le esperaba en la cama. Las personas que tenian eso eran incapaces de comprender que significaba vivir solo. La soledad.

La soledad podia ser una mierda. Era una mierda.

Grace comenzaba a hartarse, pero no sabia que hacer al respecto. ?Que pasaba si encontraba a alguien? ?Si se enamoraba de una mujer locamente y luego Sandy regresaba? ?Que haria entonces?

Racionalmente, sabia que no iba a volver nunca, pero una parte de su corazon se negaba a recorrer ese camino, como si fuera incapaz de avanzar, igual que la aguja de un viejo tocadiscos encallada eternamente. Una o dos veces, todos los anos, cuando estaba deprimido, iba a ver a un medium para intentar establecer contacto con ella, o al menos intentar obtener alguna pista sobre que pudo haberle sucedido, pero Sandy seguia evitandole, como el negativo de una fotografia que permaneciera siempre negro e invariable en el liquido fijador de la bandeja de revelado.

Le deseo a Branson que pasara un buen fin de semana, y envidio su vida, su esposa exigente, sus preciosos hijos, su maldita normalidad. Frego los cacharros del desayuno mientras miraba por la ventana de la cocina a Noreen Grinstead, que estaba al otro lado de la calle y que con un traje pantalon marron de poliester, delantal, guantes de goma amarillos y un sombrero de plastico en la cabeza para protegerse de la lluvia enjabonaba el Nissan plateado en la entrada de su casa. Un gato blanco y negro cruzo veloz la carretera. En la radio, el locutor de Home Truths entrevistaba a una mujer cuyos padres no le habian dirigido la palabra durante toda su infancia.

Diecinueve anos en la policia le habian ensenado a no infravalorar jamas el caracter extrano de la especie humana; sin embargo, apenas pasaba un dia sin que pareciera cada vez mas extrano.

Regreso al estudio, marco el numero de la comisaria de policia de Brighton y pregunto si podia hablar con alguien del Departamento de Investigacion de Escenas de Crimenes. Al cabo de unos momentos, le pasaron con Joe Tindall, un hombre del que tenia una opinion excelente.

Tindall era meticuloso, trabajador y una persona de recursos infinitos. Era un hombre bajito, delgado, con gafas y de pelo ralo y aspero; podria muy bien ser un profesor chiflado salido directamente de una agencia de casting. Antes de entrar en la policia, Tindall trabajo durante varios anos de arqueologo forense en el Museo Britanico. Joe era el hombre con el que trabajaba en el caso sin resolver de Tommy Lytle.

– ?Que tal, Joe? -dijo Grace-. ?No libras el fin de semana?

– ?Que va! Tengo que realizar las pruebas de balistica del asalto a la joyeria, todos los demas se han largado. Y tengo que ocuparme del apunalamiento del miercoles, muchas gracias.

Grace recordo que un hombre habia muerto apunalado en Brighton el miercoles por la noche. Nadie sabia aun si habia sido un atraco o una rina entre dos amantes gays.

– Joe, necesito tu ayuda. Tengo una muestra de tierra que he tomado de un vehiculo sospechoso. ?Como puedo averiguar, con la maxima celeridad, de que zona de Sussex proviene? ?Hasta que punto se podria especificar?

– ?Cuanto necesitarias?

– Unos metros cuadrados.

– Muy gracioso, Roy.

– No me estoy riendo.

– ?Tienes una muestra de la zona con la que supones que se corresponde? Podria realizar unas pruebas y ver si coinciden. En Sussex tenemos tierra caliza, arcilla, gravilla y arena.

– La zona podria ser Ashdown Forest.

– Alli predominan la arena y la arcilla. Podemos encontrar correspondencias a partir de polen, fosiles, semillas, excrementos de animales, hierbas, agua, todo tipo de elementos. ?Hasta que punto puedes especificar?

– Unos kilometros cuadrados.

– Tendras que ofrecerme algo mejor. Toda Inglaterra tiene zonas que coincidirian con Ashdown Forest.

– ?Cuanto tardarias en encontrar una correspondencia sin una muestra de la zona concreta?

– Hablamos de semanas, y necesitaria un equipo enorme, y un presupuesto de la hostia.

– Pero ?podrias hacerlo?

– Con recursos ilimitados y el tiempo suficiente, podria darte una correspondencia de una zona pequena.

– ?Como de pequena?

– Dependeria. Unos metros cuadrados.

– Bien, gracias. Quiero llevarte algo. ?Vas a estar aun un rato en el despacho?

– Todo el dia, Roy.

Capitulo 44

Una hora despues, vestido con traje azul, camisa blanca y corbata de un color vivo, Grace se dirigio al poligono industrial montanoso y de crecimiento descontrolado de Hollingbury a las afueras de Brighton. Paso por delante de una tienda ASDA, un horrendo edificio de poca altura de los anos cincuenta, y luego redujo al llegar a Sussex House, la construccion art deco baja y larga que albergaba la central del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex.

Originalmente habia sido una fabrica que la policia habia comprado hacia unos anos y habia rehabilitado. Si no fuera por la insignia de la policia que presidia la fachada, un transeunte podria haberlo confundido con un hotel chic y moderno. Pintado de blanco reluciente sobre ladrillo rojo, con un largo terraplen de cesped enfrente, no perdia el glamour hasta que pasabas por delante del guardia de seguridad y cruzabas las verjas altas hacia el aparcamiento trasero, lleno de vehiculos policiales, contenedores y un modulo de celdas imponente detras.

Grace dejo el coche en el aparcamiento subterraneo del edificio, entre un todoterreno y una furgoneta de la policia; camino hasta la entrada trasera, sostuvo su tarjeta de identificacion frente al panel electronico para abrir la puerta y entro en el edificio. Le mostro la tarjeta al agente de seguridad sentado detras de la mesa y subio las escaleras lujosamente alfombradas. Paso por delante de porras antiguas colgadas en tablones azules que formaban dibujos y de dos tablones azules mas, a mitad de las escaleras, en los que habia fotografias de algunos de los miembros clave del cuerpo de policia que trabajaban en esta seccion del edificio.

Вы читаете Una Muerte Sencilla
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату