chino, a un indio. No le apetecio ninguno. Ashley estaba enfadada con el; nunca la habia visto enfadada y eso le afligia y le asustaba. Era como si se hubiera apagado la llama entre ellos. Tenia que volver a encenderla y el unico modo de conseguirlo era darle una satisfaccion. Hacer lo que le habia dicho. Hacer lo que hacia varios dias que sabia que tenia que hacer.
Queria llamarla, decirle que la queria, oirla decir que ella tambien lo queria; pero Ashley no haria eso, ahora no, aun no. Hacia bien en estar enfadada con el; que idiota habia sido, casi lo habia echado todo a perder. Dios santo, ?por que se habia comportado de un modo tan estupido con aquel policia?
Arranco el coche y la radio se encendio. Las ocho. Las noticias de la emisora local. Despues, una informacion sobre Tony Blair y la Union Europea. Luego se le tensaron los oidos al escuchar que el animado locutor decia: «La policia de Sussex ha intensificado la busqueda del promotor inmobiliario de Brighton Michael Harrison. Su prometida, Ashley Harper, y sus invitados han sufrido un desengano terrible cuando no se ha presentado a la boda programada para esta tarde en la iglesia de Todos los Santos, en Patcham, lo cual confirma las sospechas de que esta imposibilitado debido a una broma que le gastaron en la despedida de soltero y que acabo con la vida de cuatro de sus mejores amigos. El comisario Roy Grace, del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex, que se ha hecho cargo de la investigacion sobre el paradero de Michael Harrison, ha dicho esta manana que la policia ha elevado esta desaparicion a la categoria de investigacion principal».
Mark subio mas el volumen de la radio y oyo la voz del comisario.
– Creemos que Michael Harrison podria ser la victima de una broma que ha acabado en tragedia y rogamos a todas aquellas personas que crean disponer de informacion sobre los acontecimientos sucedidos el martes por la noche que se pongan en contacto urgentemente con el centro de investigaciones del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex.
A Mark se le nublo la vista; todo el aparcamiento parecia vibrar y oia un pitido, como si se encontrara en un avion en pleno despegue o sumergido en el fondo del mar. Se tapo la nariz, soplo y se le destaparon los oidos. Tenia las manos sudadas; luego se dio cuenta de que tenia todo el cuerpo sudado. Notaba las gotas de agua deslizandose por su piel.
«Respira hondo», recordo. Era el modo de combatir la ansiedad. Ashley se lo habia ensenado justo antes de ir a ver a un cliente especialmente dificil.
Asi que se quedo sentado en el coche a la luz del atardecer, escuchando los fuertes latidos de su corazon, y respiro hondo.
Durante un buen rato.
Capitulo 53
Una vez que se elevaba un caso -como un asesinato, un secuestro, una violacion, un robo a mano armada, un fraude o una desaparicion- a la categoria de investigacion principal, se le asignaba una palabra clave.
Ahora todos los casos importantes se coordinaban desde la central del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex, razon por la cual a las ocho y veinte de un sabado por la noche, cuando la mayoria de las personas normales que tenian vida propia estaban en su casa o pasandolo bien, Roy Grace, que ahora dirigia oficialmente la investigacion, se encontraba subiendo las escaleras de Sussex House, pasando por delante de las fotografias enmarcadas de los miembros clave del equipo y de las porras colgadas en las paredes.
Tomo la decision -y las medidas adecuadas al respecto- de elevar la investigacion de la desaparicion de Michael Harrison a la categoria de investigacion principal a los pocos minutos de marcharse de la casa de Gill Harrison. Habia sido una decision importante, que suponia una gran inversion de tiempo y dinero, una decision que tendria que justificar ante el director y Alison Vosper. No habia ninguna duda de que seria una situacion complicada -ya podia imaginar algunas de las preguntas mordaces que le formularian.
El detective Nick Nicholl y la sargento Bella Moy, cuyos planes para la noche del sabado ya se habian fastidiado de todos modos, iban hacia alli, junto con la nueva incorporacion al equipo, Emma-Jane Boutwood, y llevaban consigo todo lo que tenian en el centro de investigacion de la comisaria de Brighton -que no era mucho, por el momento.
Entro en la Unidad de Investigaciones Principales y cruzo la zona de moqueta verde flanqueada de mesas donde se sentaban las ayudantes de gestion de los policias de alto rango del Departamento de Investigacion Criminal. Cada uno de estos policias tenia su propio despacho alrededor de esta zona, con su nombre impreso en la puerta en una tarjeta fotocromatica azul y amarilla.
A su izquierda, a traves de una ancha cristalera, vio el impresionante despacho del hombre que tecnicamente era su jefe inmediato -aunque en la practica lo era Alison Vosper-, el director Gary Weston. Se conocian desde hacia mucho tiempo: los emparejaron cuando Grace entro en el Departamento de Investigacion Criminal como agente novato y Weston tampoco tenia mucha mas experiencia.
Tan solo se llevaban un mes, y Grace se preguntaba, a veces con cierta envidia, como Gary habia logrado un ascenso tan meteorico comparado con el, y estaba claro que acabaria muy pronto de jefe de la policia en algun lugar de Gran Bretana; aunque, en el fondo, conocia la respuesta. No era porque Gary Weston fuera mejor policia o estuviera mejor preparado academicamente -habian estado juntos en muchos de los mismos cursos avanzados-; sencillamente era porque a Gary siempre se le daria mejor la politica que a el. No sentia celos de su ex companero por aquello -seguian siendo buenos amigos-, pero nunca podria ser como el, nunca podria callarse sus opiniones tal como Gary tenia que hacer tan a menudo.
Eran las ocho y media de un sabado por la tarde y no habia rastro de Gary en su despacho. El director sabia vivir bien, podia combinar familia, placer y trabajo con facilidad.
Las fotografias enmarcadas de galgos y pura sangres que flanqueaban las paredes eran una prueba de su pasion por las carreras, y las fotografias de su atractiva mujer y sus cuatro hijos pequenos colocadas estrategicamente en cada superficie no dejaban ninguna duda a los que visitaban su despacho de cuales eran sus prioridades en la vida.
Seguramente, esta noche Gray estaria en una carrera de galgos, imagino Grace. Cenando animadamente con su esposa y sus amigos, apostando, relajandose, esperando con ganas que llegara el domingo para pasarlo en familia. Vio el reflejo espectral de su propia cara en el cristal y siguio caminando por la sala desierta. Paso por delante de las luces de mensajes que parpadeaban en las mesas, los faxes silenciosos y los protectores de pantalla, con sus dibujos de curvas eternas. A veces -en momentos asi, en los que se sentia tan desconectado del mundo real-, se preguntaba si ser un fantasma era aquello: pasar sin rumbo y sin ser visto por delante de las vidas de los demas.
Despues de acercar la tarjeta de seguridad al panel que habia al fondo de la sala, empujo la puerta y entro en un pasillo largo, silencioso, con moqueta gris, que olia a recien pintado. Paso por delante de un gran tablon de anuncios de fieltro rojo titulado «Operacion Lisboa» debajo del cual habia la foto de un hombre oriental, con barba rala, rodeado de diversas fotografias diferentes, cada una con un circulo rojo, de la playa rocosa que habia al pie de los altos acantilados de Beachy Heat, un lugar de belleza excepcional.
Habian hallado el cuerpo de aquel hombre sin identificar al pie del acantilado hacia cuatro semanas. Al principio, supusieron que era otro suicida que habia saltado al vacio, hasta que la autopsia revelo al patologo que ya estaba muerto cuando cayo.
En la pared de enfrente estaba la «Operacion Cormoran», con una fotografia de una hermosa joven morena a la que habian encontrado violada y estrangulada en las afueras de Brighton.
Grace paso por el despacho del equipo externo de investigacion, que estaba a la izquierda. Era una sala grande donde los detectives llamados para ocuparse de casos importantes establecian su centro de operaciones mientras duraba la investigacion. Luego cruzo la puerta que habia justo enfrente, identificada como «Intel uno».
El despacho de Inteligencia era el nuevo centro neuralgico para todos los casos importantes. Al entrar, todo parecia nuevo, olia a nuevo, incluso la actitud de las personas que trabajan alli -salvo que esta noche habia un nitido aroma a comida china. A pesar de las ventanas opacas demasiado altas para asomarse, la sala, con sus paredes blancas recien pintadas, era espaciosa, tenia mucha luz, daba buenas vibraciones y era muy distinta al bullicio caotico de los centros de investigaciones con el que Grace habia crecido.
Tenia un aire casi futurista, como si pudiera albergar tranquilamente el centro de control de Houston; era una