– ?Me has traido algo, como te he pedido? -le pregunto Harry Frame a Grace mientras este se subia al coche detras del volante.

Grace saco una caja de su bolsillo y se la entrego al medium. Frame la abrio y saco un par de gemelos de oro.

– No hay duda de que son de Michael Harrison -dijo Grace-. Los he cogido de su piso de camino aqui.

– Perfecto.

El trayecto por la costa desde la casa de Harry Frame en Peacehaven hasta Newhaven era corto. Mientras pasaban por delante de las hileras de tiendas y restaurantes de comida para llevar que parecian no acabar nunca, Harry Frame sujetaba los gemelos en el puno cerrado.

– ?Newhaven, has dicho?

– Un coche en el que estabamos interesados ha tenido un accidente en Newhaven hace unas horas. Ademas, la senal del movil de Michael Harrison procedia de ese mismo lugar. He pensado que podriamos ir hasta alli y ver si captas algo. ?Te parece buena idea?

– Ya estoy captando algo -dijo el medium con su voz efusiva y aguda-. Estamos cerca, ?sabes? Seguro.

Grace, siguiendo las indicaciones que le habian dado, comenzo a reducir. Algunas marcas de neumaticos, una mancha de aceite en la carretera y unos fragmentos brillantes de cristales de seguridad le mostraron donde habia tenido el accidente el Mercedes. Giro a la derecha en una urbanizacion moderna de casas pequenas con jardines inmaculados y, luego, de inmediato, se coloco en el arcen y paro.

– Bien -dijo-. Aqui es donde ha ocurrido el accidente esta manana.

Harry Frame, con los gemelos en la mano izquierda, comenzo a balancear el pendulo sobre el mapa, respirando cada vez mas hondo. Cerro los ojos con fuerza y, al cabo de unos momentos, dijo:

– Sigue conduciendo, Roy, tu sigue conduciendo recto. Despacio.

Grace hizo lo que le ordeno.

– ?Nos estamos acercando! -dijo Frame-. Seguro. Veo que dentro de poco llegaremos a un desvio a la izquierda. Puede que no sea ni una carretera, solo un sendero.

En efecto, al cabo de unos cien metros, habia un sendero que subia hacia la izquierda. Lo habian engravillado, pero ya hacia muchisimos anos, por lo que habia caido en un estado de abandono total. Subia por un paramo cubierto de maleza y azotado por el viento y, al menos por lo que veia, no parecia que fuera a llevarles a ninguna parte.

– ?Gira a la izquierda, Roy!

Grace lo miro, preguntandose si estaba haciendo trampa y, en realidad, tenia los ojos entreabiertos; no obstante, si Harry miraba a algun sitio era a su regazo. Grace entro en el sendero y subio durante unos cuatrocientos metros, luego aparecio ante ellos una horrible casa achaparrada en la cima de la colina. Tenia buenas vistas de Newhaven y del puerto, pero poco mas para recomendarla.

– Veo una casa, aislada. Michael Harrison esta en la casa -dijo Frame, la emocion elevaba aun mas su voz.

Grace se detuvo enfrente. El pendulo oscilaba deprisa y formaba un circulo pequeno. Harry Frame, que aun tenia los ojos bien cerrados, sacudia el cuerpo como si hubiera metido los dedos en un enchufe.

– ?Aqui?

Sin abrir los ojos, Harry Frame lo confirmo.

– Aqui.

Grace lo dejo en el coche, luego se detuvo en la verja de entrada y miro el cesped abandonado y los parterres, que eran una marana de enredaderas. La casa tenia algo raro que no pudo explicar de inmediato. Parecia ser una construccion de los anos treinta, o quiza de principios de los cincuenta, y tenia un diseno extrano, asimetrico.

Subio por un sendero de losas de hormigon con hierbajos saliendo de las grietas y pulso el timbre de plastico roto de la puerta. Se oyo un timbrazo estridente, pero nadie acudio a abrir. Volvio a llamar. Tampoco hubo respuesta.

Luego, dio una vuelta a la casa, mirando por todas las ventanas en su recorrido. Tenia un aire triste y abandonado, tanto por dentro como por fuera. Todos los muebles parecian tener veinte o treinta anos, igual que el diseno y los electrodomesticos de la cocina. Luego se fijo, sorprendido, en que sobre la mesa de la cocina habia un fajo de periodicos.

Miro el reloj. Eran las seis pasadas. Deberia conseguir una orden de registro, lo sabia, pero tardaria un par de horas mas en obtenerla; ademas, a cada minuto que pasaba, las opciones de encontrar a Michael Harrison con vida disminuian.

?Cuanto confiaba en Harry Frame? El medium habia acertado en varias ocasiones en el pasado, pero se habia equivocado la misma cantidad de veces.

«Mierda.»

Le preocupaba que le diria Alison Vosper si lo sorprendian entrando en una casa sin orden de registro.

No disponia de base suficiente con que apoyar su juicio, pero tendria que servir. A Michael Harrison se le estaba acabando el tiempo.

Con un ladrillo suelto del jardin, rompio una ventana de la cocina, retiro los fragmentos de cristal que quedaron enganchados en la masilla del marco, encontro el cierre, lo abrio y se colo dentro.

– ?Hola! -grito-. ?Hola! ?Hay alguien?

El sitio tenia un aire y un olor lugubres. La cocina estaba limpia y, aparte de los periodicos, todos con fecha de ayer, no habia rastro alguno de que alguien hubiera vivido alli ultimamente. Comprobo todas las habitaciones de la planta baja. El gran salon era muy triste y tenia un par de grabados de marinas colgados en las paredes. Se fijo en que la alfombra tenia unas rayas marcadas, como si alguien hubiera movido el sofa hacia poco. Siguio caminando hasta un comedor oscuro, que tenia una mesa de roble y cuatro sillas y papel pintado con relieve de terciopelo en las paredes. Luego, fue hasta un pequeno aseo, donde habia un cuadro de punto de cruz colgado en la pared que rezaba: «Dios bendiga esta casa».

En el piso de arriba, reinaba el mismo ambiente de abandono y fealdad. Habia tres habitaciones, todas las camas con colchones sin sabanas y, encima, almohadas amarillentas sin fundas, y un pequeno bano, con un calentador de agua, un lavabo y una banera de acero inoxidable.

Encima de la cama del cuarto mas pequeno estaba la trampilla de un desvan. Coloco una silla, inestablemente, sobre el colchon, y luego, tras subirse a ella, pudo abrir la trampilla y mirar dentro. Para su sorpresa, habia un interruptor justo en el interior, y funcionaba. Al instante, vio que alli arriba no habia nada. Tan solo un pequeno deposito de agua, un cepillo mecanico y una alfombra enrollada.

Abrio todas las puertas de los aparadores y los armarios. Arriba, toda la ropa de cama y todas las toallas de bano estaban dobladas y guardadas en los armarios. Abajo, los aparadores de la cocina contenian lo basico: cafe, te, un par de latas, pero nada mas. Podia hacer tranquilamente un ano o dos que nadie vivia alli. Ni rastro de Michael Harrison. Nada.

Por ningun lado.

Comprobo el armario del vestibulo, por si correspondia a la entrada de un sotano, aunque sabia que pocas casas posteriores a la epoca victoriana lo tenian. Debia averiguar de quien era aquel lugar y cuando habia vivido alguien alli por ultima vez. ?Quiza los propietarios habian muerto y estaba en manos de albaceas? ?Quizas iba de vez en cuando una senora de la limpieza?

?Una senora de la limpieza que leia todos los periodicos nacionales?

Grace salio por la puerta trasera y se dirigio al lateral de la casa, donde habia dos cubos de basura. Levanto la tapa del primero y, al instante, vio algo que le llamo la atencion. Habia cascaras de huevo, bolsas de te usadas, un carton vacio de leche desnatada con fecha de caducidad de hoy y un paquete de lasana marca Marks and Spencer que aun no habia caducado.

Muy concentrado, volvio a la parte delantera de la casa, intentando comprender otra vez que le parecia tan extrano de aquel diseno. Entonces, se dio cuenta. Donde ahora habia una horrible ventana con marco de plastico, a la derecha de la puerta principal, tendria que haber un garaje adosado. Ahora lo veia, claramente: el tono de los ladrillos no encajaba con el resto de la casa. En algun momento, alguien lo habia transformado en una sala de estar.

Y, de repente, recordo algo de su infancia: a su padre haciendo pequenas reparaciones. Le gustaba poner a punto el mismo el coche; cambiaba el aceite, forraba los frenos: «no se ponia en manos de los comerciantes de

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