Falco hablo aduladoramente y Herman Macmilan se pavoneo. Falco penso que los presumidos siempre son capaces de presumir de algo mas.

—No esta mal —respondio Macmilan y asintio juiciosamente.

—Para llevar a cabo el plan, necesitaremos el vigor y la inteligencia de los jovenes. Crear nuevas tierras de cultivo siempre ha sido un proceso lento. El trabajo obligatorio es la unica solucion para limpiar deprisa superficies extensas. Si continuan los disturbios en el Arrabal, podemos hacer que buena parte de los campesinos rebeldes sean condenados a trabajos forzados. Como son pura palabra y nada de accion, quizas haya que presionarlos, tal vez tengamos que restallar el latigo para que luchen, tal vez tengamos que arrastrarlos a la rebelion, ?comprende? ?Que le parece este tipo de accion?

—Un autentico placer, senhor. Aqui la vida es aburrida. Lo que queremos es accion.

Tambien a mi me interesa la accion, penso Falco. Me gustaria arrancarle los dientes a este jovencito condescendiente. Pero como sera util, lo usare y sonreire.

—?Era exactamente lo que esperaba oir! Preste atencion, don Herman. Tiene influencia entre los jovenes, dotes naturales para el liderazgo. Digame que opina de lo siguiente. Aunque bastante leales, los guardias regulares son plebeyos, estupidos, y se dejan confundir facilmente por las artimanas de los arrabaleros. Necesitamos que los dirija un escuadron de soldados de elite, aristocratas jovenes, valientes, inteligentes y correctamente mandados. Hombres que amen el combate, como nuestros corajudos antepasados de la Tierra. ?Cree que existe la posibilidad de reunir y adiestrar a un escuadron de estas caracteristicas? ?Como sugiere que lo hagamos?

—Solo necesita un lider —respondio Herman Macmilan sin titubear—. Yo podria formar un grupo semejante en una o dos semanas.

A partir de esa noche, el joven Macmilan se convirtio en un visitante asiduo de Casa Falco y aparecia por lo menos una vez al dia para hablar con el concejal. Cada vez que se encontraba en la zona delantera de la casa, Luz tenia la impresion que Macmilan estaba alli. La muchacha acabo pasando cada vez mas tiempo en su habitacion, en el desvan o en la sala de estar del jardin. Siempre habia evitado a Herman Macmilan, no porque le desagradara —era imposible que un joven tan guapo te desagradara—, sino porque resultaba humillante saber que, cada vez que Luz y Herman se dirigian la palabra, todos pensaban y decian: «Ah, pronto contraeran matrimonio». Se lo propusiera o no, Herman acarreaba consigo la idea del matrimonio y la forzaba a pensar en el tema; como Luz no queria pensar en ese tema, siempre se habia mostrado muy cautelosa con el. Hoy ocurria lo mismo salvo que, al verlo diariamente como un intimo de la casa, Luz habia llegado a la conclusion que —pese a que era excesivo y lamentable— podia llegar a aborrecer a un joven tan apuesto.

Herman se presento en la sala de estar trasera sin llamar a la puerta y se detuvo en el umbral: una figura elegante y fuerte con su tunica de cenido cinturon. Escudrino la estancia, que daba al interior del amplio jardin central en torno al cual se levantaba la parte posterior de la casa. Las puertas que daban al jardin estaban abiertas y el sonido de la lluvia fina y suave que caia sobre los senderos y los arbustos poblaba de serenidad la sala.

—De modo que es aqui donde se oculta —dijo.

Luz se habia puesto de pie al verlo. Vestia una falda oscura tejida en casa y una blusa blanca que brillaba tenuemente bajo la luz mortecina. Tras ella, entre las sombras, otra mujer hilaba con un huso abatible.

—Siempre se esconde aqui, ?eh? —repitio Herman. No entro en la sala, quiza porque esperaba que lo invitara o tal vez porque era consciente de su espectacular presencia enmarcada en la puerta.

—Buenas tardes, don Herman. ?Busca a mi padre?

—Acabo de hablar con el.

Luz asintio. Aunque se moria de curiosidad por saber de que hablaban ultimamente Herman y su padre, no tenia la menor intencion de preguntarlo. El joven entro en la sala, se detuvo delante de Luz y la miro con su sonrisa mas jovial. Extendio el brazo, le tomo la mano, se la llevo a los labios y la beso. Luz retiro la mano con un gesto espasmodico provocado por el enfado.

—Es una costumbre absurda —declaro y se aparto.

—Todas las costumbres son absurdas, pero los viejos son incapaces de seguir viviendo sin ellas, ?eh? Creen que el mundo se derrumbaria si se perdieran sus costumbres. Besar la mano, hacer una reverencia, senhor esto y senhora lo de mas alla, asi se hacia en el Viejo Mundo, historia, libros, tonterias… ?Es excesivo!

A pesar de todo, Luz rio. Le encantaba oir que Herman descartaba por ridiculas todas las cosas que se perfilaban tan importantes e inquietantes en su vida.

—Los Guardias Negros estan funcionando muy bien —informo—. Tendria que asistir a una de nuestras practicas. Venga manana por la manana.

—?De que «Guardias Negros» habla? —pregunto Luz con desden, se sento y reanudo su trabajo, una obra de costura fina para el cuarto hijo de Eva.

Ese era el problema de Herman: si le sonreias, le decias algo espontaneo o te entraban ganas de admirarlo, el joven insistia, aprovechaba la ventaja y tenias que frenarlo inmediatamente.

—De mi pequeno ejercito —respondio—. ?Y eso que es?

El joven Macmilan se sento junto a Luz en el sillon de mimbre. No habia espacio suficiente para el corpachon de Herman y la delgada figura de Luz. La muchacha tironeo de su falda hasta quitarla de debajo del muslo del joven.

—Es un gorro —replico intentando contener la colera, que subia como la espuma—. Para el bebe de Evita.

—?Oh, Dios, si, esa chica es toda una reproductora! Aldo tiene el carcaj lleno. Los hombres casados no pueden formar parte de mi escuadron. Es un grupo excelso. Tiene que venir a vernos. —Luz hizo un nudo microscopico en el bordado y no respondio—. He ido a contemplar mis tierras. Por eso ayer no vine.

—Ni me entere —dijo Luz.

—Estuve eligiendo mi propiedad. Esta en un valle del Rio Molino. El terreno resultara de primera en cuanto se desbroce. Construire mi casa en lo alto de una colina. Escogi el emplazamiento en cuanto lo vi. Sera una casa grande, como esta, pero aun mas grande, de dos plantas y rodeada de porches. Tendra establos, herreria y todo lo demas. Valle abajo, cerca del rio, se alzaran las chozas de los campesinos, en un sitio donde pueda bajar la mirada y verlas. Cultivare arroz en las marismas donde el rio se bifurca por el lecho del valle. Pondre huertos en las laderas…, arboles de la seda y frutales. Talare parte de los bosques y mantendre otra parte tal cual esta para cazar conejos. Sera un lugar hermoso, un reino. Venga conmigo a verlo la proxima vez que baje. Le enviare el triciclo a pedal de Casa Macmilan. Esta muy lejos para que una muchacha recorra el camino a pie. Deberia verlo.

—?Para que?

—Le gustara —afirmo Herman con absoluta seguridad—. ?No le agradaria tener un lugar asi? Poseeria todo lo que puede ver hasta donde alcanza su mirada. Una gran casa, montones de criados. Su propio reino.

—Las mujeres no son reyes —declaro Luz. Bajo la cabeza para dar una puntada. Aunque la luz era demasiado debil para seguir cosiendo, la labor le proporcionaba una excusa para no tener que mirar a Herman.

El joven la miraba fijamente, con expresion absorta e insondable; sus ojos estaban mas oscuros que de costumbre y ya no sonreia. Repentinamente abrio la boca y rio con una risa demasiado delicada para un hombre tan corpulento.

—?Ja, ja! No. De todos modos, las mujeres saben como conseguir lo que se proponen, ?no es asi, mi pequena Luz?

La muchacha siguio bordando y no replico.

Herman acerco su rostro al de ella y murmuro:

—Haga desaparecer a la vieja.

—?Que ha dicho? —inquirio Luz con tono normal.

—Hagala desaparecer —repitio Herman e inclino ligeramente la cabeza.

Luz guardo celosamente la aguja en el estuche, doblo el bordado y se incorporo.

—Disculpeme, don Herman, pero tengo que hablar con la cocinera —dijo y salio.

Вы читаете El ojo de la garza
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату