—Si que la hay: irse.

—?Irse?

—?Si, claro! Irse al norte, al valle que ustedes descubrieron. Simplemente irse, partir. Es lo que yo hice — anadio y lo miro autoritariamente porque Lev no reacciono enseguida—. Me fui.

—Y ahora vendran a buscarte —apostillo amablemente.

Luz se encogio de hombros.

—No lo han hecho. No les importa.

Vientosur emitio un suave murmullo de advertencia, de protesta, de solidaridad; aunque no hacia falta decir nada mas, Lev lo tradujo:

—Claro que les importa y vendran, Luz. Tu padre…

—Si me persigue, me ire mas lejos. Seguire adelante.

—?Adonde?

La muchacha se volvio y no dijo nada. Todos pensaron lo mismo: la inmensidad. Fue como si la inmensidad se colara en la cabana, como si las paredes cayeran y no hubiera refugio. Lev habia estado alli, Andre habia estado alli, habian pasado meses en ese aislamiento interminable y silente; ahora impregnaba sus almas y ya nunca los abandonaria. Aunque Vientosur no habia estado en la inmensidad, su amor yacia para siempre en ella. Incluso Luz, que jamas la habia visto ni la conocia, que era hija de aquellos que durante un siglo habian construido murallas para aislarse de la inmensidad y la negaban, la conocia y la temia, sabia que era una insensatez hablar de abandonar la Colonia en solitario. Lev la miraba anonadado. La compadecia profundamente, como se compadece a un chiquillo herido y obstinado que rechaza el consuelo, se mantiene a distancia, no llora. Pero Luz no era una chiquilla. Era una mujer a la que Lev veia de pie junto a la ventana, una mujer que estaba sola en un sitio sin ayuda ni amparo, una mujer en la inmensidad; la compasion se torno admiracion y temor. Le temia. En ella residia una fuerza que no procedia del amor, la confianza ni la comunidad, que no emanaba de una fuente productora de fuerza, una fuente que el pudiera identificar. Temia esa fuerza y, al mismo tiempo, la deseaba ardientemente. En los tres dias que habia compartido con Luz, habia pensado constantemente en ella, todo lo habia visto en funcion de ella: era como si su lucha solo adquiriera sentido si Luz podia llegar a comprenderla, como si la eleccion de la joven pesara mas que los planes y los ideales por los que se regia la comunidad. Luz era lastimera, admirable, preciosa como cualquier alma humana, pero no debia permitir que se apoderara de su mente. Debia ser una de ellos y actuar con el, apoyarlo en lugar de ocupar y obnubilar sus pensamientos. Mas tarde habria tiempo para pensar en ella y comprenderla; tendria tiempo cuando acabara la confrontacion, cuando ganaran el camino de la paz. Mas tarde tendria todo el tiempo del mundo.

—No es este el momento de ir al norte —dijo Lev pacientemente, aunque con cierta frialdad—. Si ahora partiera un grupo, debilitaria la unidad de los que se quedan aqui. Ademas, la Ciudad rastrearia a los colonos. Tenemos que lograr que se reconozca nuestra libertad de movimientos…, lograrlo aqui y ahora. Entonces nos iremos.

—?No entiendo por que les entregaron los mapas, les ensenaron el camino! —exclamo Luz vehemente e impaciente—. Fue una estupidez. Podrian haberse ido.

—La Ciudad y el Arrabal formamos una comunidad —afirmo Lev y no anadio palabra.

Andre echo a perder el momento diciendo:

—Ademas, no podiamos escabullirnos. La emigracion de tanta gente deja una huella facil de seguir.

—Aunque los siguieran hasta el norte, hasta vuestras montanas…, ya habrian llegado y podrian decir: «?Que pena, esto es nuestro, busquense otro valle, hay espacio de sobra!».

—Y entonces apelarian a la fuerza. En primer lugar tiene que estar reconocido el principio de igualdad y de libre eleccion. Aqui.

—?Pero si es aqui donde emplean la fuerza! Vera esta privada de la libertad, los demas estan en la carcel, el viejo perdio un ojo y los fanfarrones vendran a darles una paliza o a bajarlos a tiros…, todo eso a cambio de dejar sentado un «principio». ?Y pensar que ustedes podrian haberse ido, haber salido, ganado la libertad!

—La libertad se gana mediante el sacrificio —declaro Vientosur.

Lev la miro y en seguida volvio a concentrarse en Luz; no sabia si Luz estaba enterada de la muerte de Timmo durante la travesia hacia el norte. Probablemente lo sabia despues de haber compartido las tres ultimas noches con Vientosur en la cabana. De todos modos, la serenidad del tono de Vientosur la calmo.

—Ya lo se —reconocio Luz—. Hay que correr riesgos. Pero el sacrificio…, ?detesto la idea del sacrificio!

A pesar de todo, Lev sonrio.

—?Y tu que has hecho?

—?No me he sacrificado por una idea! Simplemente hui… ?No te das cuenta? ?Es lo mismo que deberian hacer todos ustedes! —Luz no hablo con conviccion, sino desafiante, provocadora, en defensa propia.

La respuesta de Vientosur sorprendio a Lev:

—Quiza tienes razon. Mientras aguantemos y luchemos, aunque sea con nuestras armas, estamos librando la guerra de ellos.

Luz Falco era una intrusa, una desconocida, no sabia que pensaba y sentia el Pueblo de la Paz; oir de boca de Vientosur un comentario irresponsable resultaba chocante, era una afrenta a su unidad perfecta.

—Huir y esconderse en el bosque…, ?es una eleccion? —pregunto Lev—. Tal vez para los conejos, pero no para los seres humanos. El hecho de estar erguidos y de tener dos manos no nos vuelve humanos. ?Nos vuelve humanos estar en pie y tener ideas e ideales! Y ser fieles a esos ideales. Estar unidos. No podemos vivir solos…, ni morir solos, como los animales.

Vientosur asintio pesarosa y Luz lo miro con el entrecejo fruncido.

—La muerte es la muerte. ?Que importancia tiene que se produzca en la cama, en casa, o a la intemperie, en el bosque? Somos animales, por eso morimos.

—Pero vivir y morir en nombre de…, en nombre del espiritu…, es distinto, es muy distinto a huir y esconderse, aislados, egoistas, arrebatando comida, acobardados, odiandonos, cada uno en soledad… —Lev se interrumpio y noto que se ruborizaba. Sostuvo la mirada de Luz, tartamudeo y guardo silencio.

La mirada de la joven contenia un elogio, elogio que Lev nunca habia merecido, que jamas habia sonado con merecer, elogio y jubilo, por lo que se supo confirmado, en ese mismo instante de colera y discusion se supo plenamente confirmado en sus palabras, su vida, su ser.

He aqui el verdadero nucleo, penso. Las palabras atravesaron clara y raudamente su cerebro. Aunque no volvio a pensar en ellas, al otro lado de las palabras ya nada fue igual; nada volveria a ser igual. Acababa de coronar las montanas.

Ofrecio la mano derecha a Luz con un gesto de apremiante suplica. El lo percibio, ella lo percibio, ambos percibieron ese gesto inacabado. Subitamente cohibido, Lev aparto la mano y el gesto quedo sin acabar. Luz se movio bruscamente, se alejo y dijo colerica y desesperada:

—Ay, no entiendo, todo es tan extrano, jamas lo entendere, tu lo sabes todo y a mi nunca me han ensenado nada… —Parecia reducirse fisicamente a medida que hablaba, menuda, airada, rendida—. Ojala… —Callo.

—Ya llegara, Luz —afirmo Lev—. No necesitas correr hacia ello. Llega, llegara…, te lo prometo.

Luz no pregunto que le estaba prometiendo, ni Lev podria haber respondido.

Cuando Lev abandono la casa, el viento lluvioso lo golpeo en pleno rostro y le corto la respiracion. Jadeo y se le llenaron los ojos de lagrimas, pero no a causa del viento. Penso en la brillante manana, en el alba plateada y en su gran felicidad de hacia solo tres dias. Hoy todo era gris, no habia cielo, la luz era pobre, dominaban la lluvia y el barro. Barro, el nombre del mundo es Barro, penso y tuvo ganas de reir, pero aun tenia los ojos llenos de lagrimas. Luz habia puesto un nuevo nombre al mundo. Aquella manana en la carretera, penso, aquello fue la felicidad y esto es…, no supo como llamarlo, solo tenia su nombre: Luz. Todo estaba contenido en esa palabra: el plateado amanecer, el descomunal atardecer llameante sobre la Ciudad hacia unos anos, todo el pasado y todo el porvenir, incluso el trabajo presente, la charla y la planificacion, la confrontacion y su segura victoria, la victoria de la luz.

—Lo prometo, lo prometo —le susurro al viento—. Toda mi vida, todos los anos de mi vida.

Deseo ir mas lentamente, detenerse, retener el instante, pero el mismo viento que le azotaba el rostro le obligaba a avanzar. Habia tanto que hacer, tan poco tiempo. ?Mas tarde, mas tarde! Esa noche podria presentarse la pandilla de Macmilan, era imposible saberlo. Evidentemente habian sospechado que Luz habia revelado sus planes y los habian modificado. Hasta que acabaran de elaborar sus propios planes, no habia nada que hacer salvo esperar y estar preparados. Todo dependia del hecho que estuvieran atentos. No se desencadenaria el

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