—?Que palabra?

—Jorobado. En realidad no lo eres.

Ivan lo miro con amistosa preocupacion.

Miles cerro el puno, lo abrio con gesto de desden.

—Volvamos a los cetagandanos. Si tienen a alguien haciendo lo mismo que haces tu…

Ivan asintio.

—Lo conozco. Se llama ghem-teniente Tabor.

—Entonces saben que los dendarii estan aqui, y saben que el almirante Naismith ha sido visto. Probablemente tienen una lista de todas las ordenes de compra que hemos introducido en la red de comunicacion… o la tendran pronto, cuando le presten atencion. Estan en guardia.

—Quiza lo esten, pero no pueden recibir ordenes de arriba mas rapido que nosotros —razono Ivan—. Y en cualquier caso, van faltos de gente. Nuestro personal de seguridad es cuatro veces superior al suyo, gracias a los komarreses. Quiero decir que esto puede ser la Tierra, pero sigue siendo una embajada menor, aun mas para ellos que para nosotros. No temas —adopto una pose en su asiento, la mano sobre el pecho—, el primo Ivan te protegera.

—Eso no es ninguna garantia —murmuro Miles.

Ivan sonrio por el sarcasmo y volvio a su trabajo.

El dia se arrastro interminablemente en la habitacion tranquila e inamovible. Su claustrofobia, descubrio Miles, estaba mucho mas desarrollada de lo que solia. Asimilo las lecciones de Ivan y camino de pared a pared entre tanto.

—Podrias hacer eso el doble de rapido, ?sabes? —observo Miles, senalando su analisis de datos.

—Pero entonces habria acabado justo despues de almorzar y no tendria nada mas que hacer.

—Sin duda Galeni te encontraria algo.

—Eso es lo que me temo —dijo Ivan—. El cambio de turno llegara pronto. Luego nos vamos de parranda.

—No, luego tu te vas de parranda. Yo me voy a mi habitacion, como me han ordenado. Tal vez pueda recuperar el sueno, por fin.

—Eso es, piensa en positivo —dijo Ivan—. Entrenare contigo en el gimnasio de la embajada, si quieres. No tienes buen aspecto, ?sabes? Palido y, um… palido.

«Viejo —se dijo Miles—, es la palabra que acabas de evitar.» Contemplo la imagen distorsionada de su rostro en el cromado de la consola. ?Tan mal?

Ivan se golpeo el pecho.

—El ejercicio te sentara bien.

—Sin duda —murmuro Miles.

Los dias adoptaron rapidamente una pauta monotona. Ivan lo despertaba en la habitacion que compartian. Miles hacia un poco de ejercicio en el gimnasio, se duchaba, desayunaba y acudia a trabajar a la sala de datos. Empezaba a preguntarse si le permitirian volver a ver la maravillosa luz solar de la Tierra. Al cabo de tres dias, Miles le quito a Ivan el trabajo del ordenador y empezo a terminarlo a mediodia con el fin de disponer al menos de las horas de tarde para leer y estudiar. Devoro los procedimientos de la embajada y de seguridad, historia terrestre, noticias galacticas. Mas tarde, se agotaban en el gimnasio otra vez. Las noches en que Ivan no salia, Miles veia dramas de vid con el; las noches en que salia, leia guias de viaje de todos los lugares de interes que no le permitian visitar.

Elli informaba diariamente por el enlace seguro de la situacion de la Flota Dendarii, todavia en orbita. Miles, a solas con el enlace, se sentia cada vez mas ansioso de aquella voz externa. Los informes de ella eran sucintos. Pero despues pasaban a charlas sin importancia, ya que a Miles le resultaba cada vez mas dificil cortar la comunicacion, y Elli nunca le colgo. Miles fantaseo con cortejarla en su propia personalidad: ?aceptaria una comandante una cita de un simple teniente? ?Le gustaria siquiera lord Vorkosigan? ?Le dejaria Galeni alguna vez abandonar el complejo de la embajada para averiguarlo?

Miles decidio que diez dias de vida ordenada, ejercicio y horarios regulares habian sido malos para el. Su nivel de energia estaba a tope. A tope y embotellado en la inmovilizada personalidad de lord Vorkosigan, mientras la lista de deberes a los que se enfrentaba el almirante Naismith aumentaba y aumentaba y aumentaba…

—?Quieres dejar de moverte, Miles? —se quejo Ivan—. Sientate. Inspira. Quedate quietecito durante cinco minutos. Puedes hacerlo si lo intentas.

Miles recorrio una vez mas la sala del ordenador, luego se arrojo sobre una silla.

—?Por que no me ha llamado Galeni todavia? ?El correo del cuartel general del Sector llego hace una hora!

—Chico, dale tiempo para ir al cuarto de bano y tomarse una taza de cafe. Dale tiempo para leer sus informes. Estamos en epoca de paz, todo el mundo tiene tiempo de sobra para sentarse a escribir informes. Les molestaria si nadie los leyera.

—Ese es el problema de las tropas mantenidas por el Gobierno —dijo Miles—, estais mal acostumbrados. Os pagan para no hacer la guerra.

—?No hubo una flota mercenaria que hizo eso una vez? Aparecia en la orbita de cualquier parte y cobraba… para no hacer la guerra. Funcionaba, ?no? No eres un comandante mercenario suficientemente creativo, Miles.

—Si, la flota de LaVarr. Funciono bastante bien hasta que la Armada de Tau Ceti los alcanzo, y entonces lo enviaron a la camara de desintegracion.

—No tienen sentido del humor, los taucetanos.

—Ninguno —reconocio Miles—. Ni mi padre tampoco.

—Muy cierto. Bien…

La comuconsola trino. Ivan tuvo que hacerse a un lado mientras Miles se abalanzaba hacia ella.

—?Si, senor? —dijo Miles, sin aliento.

—Venga a mi despacho, teniente Vorkosigan —ordeno Galeni. Su cara, tan saturnina como siempre, nada dejaba entrever.

—Si, senor; gracias, senor —Miles corto la comunicacion y corrio hacia la puerta—. ?Mis dieciocho millones de marcos, por fin!

—O bien eso —bromeo Ivan—, o te ha encontrado un trabajito para que hagas inventario. Tal vez te ponga a contar los peces de colores de la fuente del patio principal.

—Seguro, Ivan.

—?Eh, es un autentico desafio! No paran de dar vueltas, ?sabes?

—?Y tu como lo sabes? —Miles hizo una pausa, los ojos encendidos—. Ivan, ?te ordeno hacer eso?

—Tuvo que ver con un fallo de seguridad —dijo Ivan—. Es una larga historia.

—Apuesto a que si. —Miles dio un pequeno redoble en la mesa, y la rodeo—. Mas tarde. Me voy.

Miles encontro al capitan Galeni contemplando dubitativo la pantalla de su comuconsola, como si estuviera aun en codigo.

—?Senor?

—Mm. —Galeni se arrellano en su asiento—. Bien, han llegado sus ordenes del cuartel general del Sector, teniente Vorkosigan.

—?Y?

La boca de Galeni se tenso.

—Y confirman su asignacion temporal a mi personal. Oficial y publicamente. Ahora podra obtener su paga de teniente en mi departamento con fecha de hace diez dias. Respecto a sus ordenes, son las mismas que las de Vorpatril, con el nombre cambiado. Me ayudara en lo que se le pida, se mantendra a disposicion del embajador y su esposa para servicios de escolta y, cuando el tiempo se lo permita, se aprovechara de las ventajas educativas que son unicas en la Tierra y apropiadas para su condicion de oficial imperial y lord de los Vor.

—?Que? ?No puede ser! ?Que demonios son servicios de escolta?

«Suena a chica de alterne.»

Una leve sonrisa torcio la boca de Galeni.

—Principalmente, permanecer en posicion de descanso en los acontecimientos sociales de la embajada y hacer de Vor para los nativos. Hay un sorprendente numero de gente que encuentra a los aristocratas, incluso a

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