—Bien. Acabo de zafarnos del Cuadrispacio. Greenlaw se mostro razonable, o al menos, estaba demasiado agotada para seguir discutiendo.
—Tiene toda mi compasion. No creo que a mi me quede ya tampoco un nervio en funcionamiento.
—No te hacen falta los nervios, solo tu gracia habitual. En el momento en que puedas llegar a una comconsola, llama a Garnet Cinco. Quiero nombrar a ese joven idiota de Corbeau consul de Barrayar aqui, y encargarlo de que aclare todo el lio que he tenido que dejar a mi paso. Es justo: el ayudo a crearlo tambien, ?no? Gregor me pidio especificamente que me asegurara de que las naves barrayaresas pudieran volver a atracar aqui algun dia. El chaval esta dudando. Asi que diselo a Garnet Cinco, y asegurate de que ella se encargue de que Corbeau diga que si.
—?Oh! Que magnifica idea, amor. Harian un buen equipo, creo.
—Si. Ella por su belleza y, hum… ella por su inteligencia.
—Y el por su valor, sin duda. Creo que podria funcionar. Tengo que pensar en que enviarles como regalo de boda, junto con mi agradecimiento personal.
—?Un regalo por asociarse? No se, preguntale a Nicol. ?Oh! Hablando de Nicol.
Miles miro la figura cubierta por sabanas de la cama de al lado. Mensaje crucial entregado, Thorne se habia sumido en lo que Miles esperaba que fuera sueno y no un coma incipiente.
—Estoy pensando que Bel deberia tener alguien que lo acompanara y cuidara de el. O de sus cosas. Una especie de soldado de apoyo, vaya. Espero que el Nido Estelar tenga una cura para su propia arma… Tendrian que tenerla, contando con los accidentes de laboratorio y esas cosas. —«Si llegamos alli a tiempo»—. Pero parece que esto va a requerir cierta cantidad de desagradable convalecencia. No es que me haga mucha gracia a mi tampoco… —«Pero considera la alternativa»—. Preguntale si esta dispuesta. Podria viajar en la
Y si ni el ni Bel salian vivos de esta, se ofrecerian consuelo mutuo.
—Desde luego. Voy a llamarla desde aqui.
—Vuelve a llamarme cuando estes a salvo a bordo de la
—Por supuesto. —La voz de ella vacilo—. Te quiero. Descansa un poco. Parece que lo necesitas. Tu voz tiene ese sonido de fondo de pozo que adquiere cuando… Ya habra tiempo.
La determinacion destello en su propia y audible fatiga.
—No me atreveria a morir. Hay una feroz dama Vor que amenazo con matarme si lo hacia.
Miles sonrio debilmente, y corto la comunicacion.
Se sumergio durante un rato en un mareado cansancio, combatiendo el sueno que trataba de aduenarse de el, porque no podia estar seguro de que no fuera la enfermedad infernal del ba que le ganaba la partida, y podria no despertarse.
Advirtio un sutil cambio en los sonidos y voces que llegaban desde la camara exterior, mientras el equipo medico pasaba a modo de evacuacion. Paso un rato, y un tecnico se llevo a Bel en una plataforma flotante. Paso otro rato, y la plataforma regreso, y el propio Clogston y otro tecnomed subieron a bordo al Auditor Imperial y su incipiente grupo de trampas de soporte vital.
Uno de los oficiales de inteligencia se presento ante Miles, durante una breve pausa en la camara exterior.
—Finalmente encontramos los restos del teniente Solian, milord Auditor. Lo que queda de ellos. Unos cuantos kilogramos de… Bueno. Dentro de una unicapsula, doblada y guardada en su taquilla en el pasillo, justo ante la bodega de carga donde estaban los replicadores.
—Bien. Gracias. Traiganlo. Tal como esta. Como prueba, y como… El hombre murio cumpliendo con su deber. Barrayar le debe… una deuda de honor. Entierro militar. Pension, familia… Lo resolvere todo mas tarde…
La plataforma volvio a elevarse, y los techos de los pasillos de la
18
—?Hemos llegado ya? —murmuro Miles, adormilado.
Abrio unos ojos que, extranamente, no estaban pegajosos ni irritados. El techo sobre el no se agitaba y se doblaba ante su vision como si fuera un espejismo visto a traves del calor del desierto. El aliento entraba fresco por su nariz, sin impedimentos. No habia flema. Ni tubos. ?No habia tubos?
El techo era desconocido. Rebusco en su memoria. Bruma. Angeles y demonios en biocontenedor, atormentandolo; alguien exigiendole que orinara. Indignidades medicas, piadosamente vagas ahora. Intentar hablar, dar ordenes, hasta que una hipnospray de oscuridad lo abatio.
Y antes de eso: casi desesperacion. Enviar mensajes freneticos por delante de su pequeno convoy. La llegada de informes de varios dias con agujeros de gusano bloqueados, extranjeros internados por ambos bandos, cargamentos confiscados, concentracion de naves, todo contaba su propia historia a Miles, con sus peores detalles. Sabia demasiados detalles. «?No podemos librar una guerra ahora, idiotas! ?No sabeis que hay ninos casi presentes?» Su brazo izquierdo se sacudio, y no encontro mas resistencia que una suave colcha bajo sus dedos atenazados.
—?… llegado ya?
El hermoso rostro de Ekaterin se inclino sobre el desde un lado. No medio oculto tras el atuendo bioprotector. Miles temio por un momento que solo fuera una proyeccion holovid, o alguna alucinacion, pero el calido y real beso de su boca le reafirmo de su presente solidez antes incluso de que su mano vacilante le tocara la mejilla.
—?Donde esta tu mascarilla? —pregunto, inquieto. Se apoyo en un codo, combatiendo una oleada de nauseas.
Desde luego no estaba en la abarrotada y utilitaria enfermeria de la nave militar de Barrayar donde lo habian trasladado desde la
—?Donde estamos? ?Que esta pasando? ?Detuvimos la guerra? Esos replicadores que encontraron en su… es un truco, lo se…
El desastre final: sus rapidas naves interceptaron noticias de Barrayar por tensorrayo que anunciaban que las charlas diplomaticas se habian roto tras el descubrimiento, en un almacen en las afueras de Vorbarr Sultana, de un millar de replicadores vacios robados al parecer del Nido Estelar, con sus ocupantes desaparecidos. ?Supuestos ocupantes? Ni siquiera Miles estaba seguro. Una aturdidora pesadilla de implicaciones. Naturalmente, el Gobierno de Barrayar habia negado conocer como llegaron alli, o donde estaban ahora sus contenidos. Y no lo creyeron…
—El ba… Guppy, prometi… Todos esos bebes haut… Tengo que…
—Tienes que tumbarte y quedarte quieto. —Una firme mano sobre su pecho lo empujo hacia la cama—. Todos los asuntos mas urgentes han sido atendidos.
—?Por quien?
Ella se ruborizo un poco.
—Bueno…, por mi, principalmente. El capitan de la nave de Vorpatril no deberia de haberme dejado intervenir, tecnicamente, pero decidi no recordarselo. Ejerces una mala influencia sobre mi, amor.
«?Que? ?Que?»
—?Como?
—Tan solo repeti tus mensajes, y exigi que los transmitieran a la haut Pel y el ghem-general Benin. Benin