Emperatriz. Tambien el gobernador iba vestido, como todos los haut presentes, con la tunica blanca suelta y los pantalones blancos de duelo, ademas de una sobretunica blanca de muchas capas que le llegaba hasta los talones.
El antiguo titular de su cargo, a quien Miles habia conocido una vez, habia dejado claro que los barbaros extranjeros apenas eran soportables, pero aquel hombre hizo una reverencia profunda y aparentemente sincera, las manos colocadas formalmente delante de su pecho. Miles parpadeo, sorprendido, pues el gesto se parecia mas a la reverencia de un ba a un haut que al saludo de un haut a un extranjero.
—Lord Vorkosigan. Lady Vorkosigan. Practico Thorne. Nicol de los cuadrumanos. Soldado Roic de Barrayar. Bienvenidos a Rho Ceta. Mi casa esta a su servicio.
Todos devolvieron murmullos de agradecimiento adecuadamente civilizados. Miles considero las palabras: mi casa, no mi gobierno, y recordo que lo que estaba viendo aquella noche era una ceremonia privada. El gobernador haut se distrajo momentaneamente con las luces de una lanzadera que abandonaba la orbita en el horizonte, y sus labios se abrieron cuando contemplo el cielo nocturno, pero la nave se dirigio al extremo opuesto de la ciudad. El gobernador se volvio, frunciendo el ceno.
Unos cuantos minutos de chachara amable entre el gobernador haut y Benin (deseos formales para la continuada salud del Emperador de Cetaganda y sus emperatrices, y preguntas algo mas espontaneas sobre conocidos comunes) fueron interrumpidos cuando las luces de otra lanzadera aparecieron en la oscuridad previa al amanecer. El gobernador se volvio a mirar de nuevo. Miles miro por encima de la silenciosa multitud de hombres haut y burbujas de damas haut esparcidos como petalos de flores blancas sobre el hueco de la colina. No emitieron ningun grito, apenas parecian moverse, pero Miles sintio mas que oyo un suspiro recorrer sus filas, y la tension de su espera aumento.
Esta vez la lanzadera se hizo mas grande, sus luces aumentaron cuando revoloteo sobre el lago, que espumeo en su estela. Roic dio un paso atras, nervioso, y luego avanzo para acercarse de nuevo a Miles y Ekaterin, mientras la masa de la nave se alzaba casi sobre ellos. Las luces de sus costados dejaban ver en el fuselaje el dibujo de un pajaro aullando, esmaltado en rojo, que brillaba como una llama. La nave aterrizo sobre sus patas extendidas con la suavidad de un gato, y se poso, mientras los chasquidos y chirridos de sus calientes costados al contraerse resonaban con fuerza en mitad del silencio.
—Hora de levantarnos —le susurro Miles a Ekaterin, y deposito en tierra su flotador. Ekaterin y Roic lo ayudaron a levantarse, dar un paso al frente y ponerse firmes. La hierba recien cortada, bajo las suelas de sus botas, parecia una alfombra hermosa y gruesa; su olor era humedo y rico.
Se abrio una enorme compuerta y una rampa se extendio sola, iluminada desde abajo por un brillo palido y difuso. Lo primero en descender fue una burbuja de dama haut: su campo de fuerza no era opaco, como los otros, sino transparente como una gasa. Dentro, se podia ver que su silla flotante estaba vacia.
—?Donde esta Pel? —le murmuro Miles a Ekaterin—. Creia que esto era su… criatura.
—Es para la Consorte de Rho Ceta que se perdio con la nave secuestrada —susurro ella—. La haut Pel sera la siguiente, cuando conduzca a los ninos en lugar de la consorte muerta.
Miles habia conocido a la mujer asesinada, brevemente, hacia una decada. Para su pesar, apenas podia recordar mas que una nube de cabello marron chocolate que la rodeaba, una belleza sorprendente camuflada en un grupo de otras mujeres haut de igual esplendor, y una furiosa dedicacion a su deber. Pero la silla flotante parecio de pronto aun mas vacia.
Otra burbuja la siguio, y otra mas, y ghem-mujeres y servidores ba. La segunda burbuja se acerco al grupo del gobernador haut, se volvio transparente y luego se apago. Pel, con su tunica blanca, estaba sentada regiamente en su silla flotante.
—Ghem-general Benin, ya que esta usted al mando, por favor comunique el agradecimiento del Emperador, el haut Fletchir Giaja, a estos extranjeros que nos han devuelto las esperanzas de nuestras Constelaciones.
Hablaba en tono normal, y Miles no llego a ver los registradores de voz, pero un leve eco desde el anfiteatro le dijo que sus palabras estaban siendo transmitidas a toda la asamblea.
Benin llamo a Bel. Con palabras de ceremonia, presento un alto honor cetagandes al betano: un papel envuelto en un lazo, escrito por la Propia Mano del Emperador, con el extrano nombre de Orden de la Casa Celestial.
Miles conocia a ghem-lores cetagandeses que habrian cambiado a sus propias madres por pertenecer a la lista de Ordenes del ano, excepto que no era nada facil tener los meritos necesarios. Bel hizo descender su flotador para que Benin le colocara el rollo en las manos, y aunque sus ojos brillaban de ironia, murmuro su agradecimiento al lejano Fletchir Giaja, y por una vez mantuvo su sentido del humor bajo control. Probablemente algo tuvo que ver que el herm estuviera tan agotado que apenas podia mantener la cabeza erguida, una circunstancia que Miles nunca habria creido tener que agradecer.
Miles parpadeo, y contuvo una amplia sonrisa cuando el ghem-general Benin llamo a continuacion a Ekaterin y le otorgo un honor semejante. El obvio placer de Ekaterin tampoco carecia de gracia, pero contesto con elegantes palabras de agradecimiento.
—Milord Vorkosigan —dijo Benin.
Miles dio un paso adelante, un poco aprensivo.
—Mi Amo Imperial, el Emperador, el haut Fletchir Giaja, me recuerda que la verdadera delicadeza de dar regalos tiene en cuenta los gustos del receptor. Por tanto me encarga solo que le comunique su agradecimiento personal, por su propio Aliento y Voz.
Primer premio, la Orden Cetagandesa de Merito, y que embarazosa habria sido esa medalla, hacia una decada. Segundo premio, ?dos Ordenes Cetagandesas de Merito? Evidentemente no. Miles dejo escapar un suspiro de alivio, solo ligeramente tenido de pesar.
—Digale a su Amo Imperial de mi parte que ha sido un placer.
—Mi Ama Imperial, la Emperatriz, la haut Rian Degtiar, Primera Dama del Nido Estelar, tambien me encargo que le comunicara su propio agradecimiento, por su propio Aliento y Voz.
Miles hizo una reverencia aun mayor.
—Estoy a su servicio.
Benin dio un paso atras; la haut Pel avanzo.
—En efecto. Lord Miles Naismith Vorkosigan de Barrayar, el Nido Estelar lo convoca.
Lo habian advertido sobre aquello, y lo habia hablado con Ekaterin. Como asunto practico, no tenia sentido rechazar el honor: el Nido Estelar debia de tener un kilo de su carne archivada en privado ya, recogida no solo durante su tratamiento alli, sino de su memorable visita a Eta Ceta todos aquellos anos atras. Asi que con solo un leve encogimiento de estomago dio un paso al frente, y permitio que un servidor ba le subiera la manga y presentara a la haut Pel la bandeja con la brillante aguja.
Los largos dedos blancos de Pel hundieron la aguja en el antebrazo de Miles. La aguja era tan fina que apenas la sintio: cuando la retiro, una gota infima de sangre se formo en su piel. El servidor la limpio. Pel deposito la aguja en su propia caja congeladora, la alzo un momento para mostrarla publicamente, la cerro y la guardo en el brazo de su silla flotante. El leve murmullo de la multitud del anfiteatro no parecio escandalizado, aunque hubo, tal vez, un atisbo de sorpresa. El mas alto honor que ningun cetagandes podia alcanzar, mas alto aun que la concesion de una esposa haut, era que su genoma fuera llevado formalmente al banco del Nido Estelar: para desentranarlo, examinarlo y probablemente insertar de manera selectiva las partes aprobadas en la siguiente generacion de la raza haut.
Miles, mientras se bajaba la manga, le murmuro a Pel:
—Probablemente sea cosa de la alimentacion, no de la naturaleza, ya sabe.
Los exquisitos labios de ella resistieron una sonrisa para formar la silenciosa silaba, «Chis».
La chispa de oscuro humor en sus ojos se oscurecio de nuevo cuando reactivo su escudo de fuerza. El cielo al este, al otro lado del lago y mas alla de la cordillera, palidecia. Jirones de bruma se formaban sobre las aguas del lago, cuya suave superficie se volvia de un gris acerado al reflejar la luz que precede el amanecer.
Un silencio aun mas profundo cayo sobre los haut reunidos mientras de la lanzadera salian flotando bastidor tras bastidor de replicadores, guiados por las ghem-mujeres y los servidores ba. Constelacion tras constelacion, los ba fueron llamados por la consorte en funciones, Pel, para recibir sus replicadores. El gobernador de Rho Ceta dejo al grupito de dignatarios/heroes de visita para unirse a su clan, y Miles advirtio que su humilde reverencia de antes no habia sido ninguna ironia, despues de todo.
Los hombres y mujeres cuyos hijos eran entregados aqui podian tal vez no haberse tocado o visto unos a