—El Impe…
Pero Grew levanto la mirada y lanzo un rugido tan potente que hizo temblar las piezas.
—?Oye, Schwartz, ya estoy harto de tus preguntas! ?Eres un perfecto idiota o que? ?Acaso te parece que la Tierra es duena de algo? —Hubo un tenue susurro producido por la silla de ruedas de Grew cuando este rodeo la mesa, y un instante despues Schwartz sintio los dedos del anciano clavandose en su brazo—. ?Mira! ?Mira hacia alli! —ordeno Grew con voz aspera—. ?Ves el horizonte? ?Ves el resplandor?
—Si.
—La Tierra es asi…, toda la Tierra es asi, salvo en algunos lugares donde existen unos pocos oasis como este en el que vivimos.
—No lo entiendo…
—La corteza terrestre es radiactiva. El suelo brilla y ha brillado siempre, y siempre brillara. No se puede cultivar nada, nadie puede vivir sobre el… ?De veras no lo sabias? ?Por que crees que tenemos la Costumbre de los Sesenta?
El lisiado se sereno y volvio a su lugar al otro lado de la mesa.
—Te toca jugar.
?Los Sesenta! Otro contacto mental envuelto en un indefinible halo amenazador. Las piezas de ajedrez de Schwartz jugaban solas mientras el meditaba con el corazon oprimido. Su peon de rey se comio al peon de alfil que se le oponia. Grew movio su caballo a reina 4, y la torre de Schwartz se desplazo lateralmente pasando a caballo 4. El caballo de Grew volvio a atacar moviendose a alfil 3. La torre de Schwartz evito el nuevo ataque colocandose en caballo 5, pero el peon de torre de Grew avanzo de manera casi timida y la torre de Schwartz se precipito a comerse el peon de caballo dando jaque al rey. El rey de Grew se comio la torre, pero la reina de Schwartz lleno el hueco de inmediato colocandose en caballo 4 y volviendo a dar jaque al rey de Grew, que se refugio en torre 1. Schwartz adelanto su caballo poniendolo en rey 4. Grew movio su reina a rey 2 en una decidida tentativa de movilizar sus defensas, y Schwartz respondio avanzando dos cuadros su reina hasta dejarla en caballo 6, con lo que el cerco se fue estrechando mas y mas. Grew ya no podia elegir. Movio su reina a caballo 2, y las dos majestades femeninas quedaron frente a frente.
El caballo de Schwartz retrocedio comiendose el caballo enemigo en alfil 6, y cuando el alfil blanco que estaba siendo atacado se movio rapidamente a alfil 3, el caballo paso a reina 5. Grew vacilo durante unos momentos, y acabo avanzando su reina por la diagonal libre para comerse el alfil de Schwartz.
Entonces hizo una pausa y lanzo un suspiro de alivio. Su astuto adversario tenia una torre en peligro y un jaque en perspectiva, y la reina de Grew estaba preparada para atacar; ademas de lo cual llevaba ventaja de una torre por un peon.
—Te toca jugar —dijo con satisfaccion.
—?Que…, que son los Sesenta? —pregunto Schwartz.
—?Por que lo preguntas? —exclamo Grew, y su voz no podia ser mas seca ni hostil—. ?Que pretendes…?
—Por favor… —murmuro Schwartz humildemente, sintiendose a punto de darse por vencido—. Te aseguro que no tengo ninguna mala intencion, Grew. No se quien soy ni que me ocurrio…, quiza sufro de amnesia.
—Es muy probable —fue la desdenosa respuesta de Grew—. ?Estas huyendo de los Sesenta? Vamos, responde.
—?Pero si te repito que no se que son los Sesenta!
Su tono habia resultado muy convincente. Hubo un silencio bastante prolongado. El contacto mental de Grew se habia vuelto tan oscuro y terrible que Schwartz se estremecio, pero no podia discernir con claridad ninguna palabra.
—Los Sesenta son…, son los sesenta anos de cada ser humano —le explico Grew lentamente—. La Tierra no puede mantener a mas de veinte millones de habitantes, y para vivir tienes que producir. Si no puedes producir…, entonces tampoco puedes vivir. Despues de los sesenta ya no puedes producir…
—Y entonces… —susurro Schwartz, y se quedo con la boca abierta.
—Eres eliminado. Sin sufrimientos.
—?Quieres decir que…, que te matan?
—No se trata de un asesinato —respondio secamente Grew—. Tiene que ser asi, ?comprendes? Los otros mundos se niegan a aceptar inmigrantes terrestres, y tenemos que dejar espacio para los ninos. La vieja generacion tiene que ir dejando lugar a la nueva.
—?Y si no confiesas que tienes sesenta anos?
—?Y para que vas a ocultarlo? Despues de los sesenta la vida no resulta muy divertida, creeme; y cada diez anos se lleva a cabo un censo para descubrir a cualquiera que sea lo bastante estupido como para querer seguir viviendo. Ademas, tienen registradas las edades de todo el mundo.
—La mia no —dijo Schwartz. Las palabras se le habian escapad., sin que hubiese podido evitarlo—. Ademas, apenas tengo cincuenta anos… Los cumplire pronto, pero aun no los tengo.
—No importa. Pueden determinar tu edad a partir de tu estructura osea. ?No lo sabias? No hay ninguna forma de ocultarlo… La proxima vez se me llevaran y… Oye, te toca jugar.
—?Quieres decir que…? —murmuro Schwartz sin prestar ninguna atencion a la invitacion de su interlocutor.
—Si. Aun no he cumplido los cincuenta y cinco, pero… Bueno., echa un vistazo a mis piernas. No puedo trabajar, ?verdad? En nuestra familia hay registradas tres personas, y nuestra cuota esta ajustada a una base de tres trabajadores. Tendrian que haber informado cuando sufri el derrame, y entonces la cuota hubiese sido reducida; pero entonces me habrian aplicado los Sesenta de manera prematura, y Arbin y Loa no quisieron hacerlo. Fue una estupidez por su parte, porque eso les obligaba a cargar con un exceso de trabajo…, hasta que llegaste tu. Y de todos modos el ano que viene me descubriran, asi que… Tu mueves.
—?El ano proximo se llevara a cabo un censo?
—Asi es… Mueve.
—?Espera! —exclamo Schwartz—. ?Todos los hombres y mujeres son eliminados despues de los sesenta? ?No hay absolutamente ninguna excepcion?
—Para gente como tu o como yo no, desde luego. El Primer Ministro y los miembros de la Sociedad de Ancianos cumplen su ciclo vital completo, al igual que algunos cientificos o quienes prestan servicios muy importantes a la sociedad. Hay muy pocos casos, puede que unos doce cada ano… ?Vamos, te toca mover!
—?Y quien decide las excepciones?
—El Primer Ministro, naturalmente. ?Vas a mover de una vez, si o no?
Pero Schwartz se puso en pie.
—Olvidalo. Te dare jaque mate en cinco jugadas, ?sabes? Mi reina se comera el peon dando jaque al rey; tu llevaras el rey a caballo 1; yo dare jaque al rey con mi caballo en rey 2; tu lo desplazaras hasta alfil 2; dare jaque con mi reina en rey 6; apartaras tu rey a caballo 2; mi reina ira a caballo 6, y como entonces estaras obligado a poner tu rey en torre 1 le dare mate con la reina en torre 6. Ha sido una partida muy interesante — anadio Schwartz de manera casi automatica.
Grew contemplo el tablero en silencio durante unos momentos hasta que lanzo un grito y lo arrojo al suelo. Las piezas resplandecientes rodaron y se dispersaron sobre el cesped.
—?Tu y tu maldita charla que me distrae! —grito Grew.
Pero Schwartz no prestaba atencion a nada…, a nada salvo a la imperiosa necesidad de escapar de los Sesenta; pues aunque Browning habia dicho ?Envejece a mi lado! Lo mejor aun no ha venido, esa promesa solo podia existir en una Tierra habitada por miles de millones de seres humanos que contaba con alimentos ilimitados. Ahora lo mejor que vendria serian los Sesenta…, y la muerte.
Y Schwartz tenia sesenta y dos anos.
Sesenta y dos anos…
12. LA MENTE QUE MATA
La idea se fue formando nitidamente en el cerebro cada vez mas metodico de Schwartz. No queria morir,