—?No es peligroso?

—?Peligroso? —repitio el, fingiendo no haber entendido a que se referia su esposa.

—El tener a ese hombre en casa… ?Quien es?

—?Como quieres que lo sepa? —respondio Arbin con irritacion—. Pero de todas formas no podemos dejar en la calle a un hombre enfermo, ?verdad? Si no tiene documentos de identidad, manana notificaremos lo ocurrido al Consejo Regional de Seguridad y ahi terminara todo.

Arbin se dio la vuelta para poner fin a la conversacion.

—No supondras que puede ser un agente de la Sociedad de Ancianos, ?verdad? No olvides que tenemos en casa a Grew… —insistio Loa.

—?Te refieres a lo que dijo esta noche? Oh, eso esta mas alla del limite de lo razonable. No quiero hablar de eso, Loa.

—No me refiero a eso, y tu lo sabes. Quiero decir que… Bueno, hace dos anos que tenemos aqui a Grew aun sabiendo que es ilegal, y ya sabes que con eso estamos violando la Costumbre mas importante.

—No hacemos dano a nadie —mascullo Arbin—. Cubrimos nuestra cuota a pesar de que esta fijada para tres personas…, para tres trabajadores. La cubrimos, ?verdad? De acuerdo en que violamos la Costumbre, ?pero por que van a sospechar que lo estamos haciendo? Venga, si ni tan siquiera permitimos que salga de casa…

—Podrian seguir la pista de la silla de ruedas. Tuviste que comprar las piezas y el motor, ?no?

—No vuelvas a empezar con eso, Loa. Te he explicado un monton de veces que cuando construi la silla de ruedas solo compre equipo de cocina de lo mas comun… Ademas, no hay ninguna razon logica para suponer que ese hombre pueda ser un agente de la Hermandad. ?Acaso crees que recurririan a un truco tan complicado para descubrir a un pobre anciano invalido? ?Note parece que podrian venir de dia con una orden de registro totalmente legal? Intenta analizar las cosas, por favor.

—Entonces… Arbin, si realmente piensas eso… —Los ojos de Loa habian empezado a brillar, y su voz adquirio un tono de excitacion—. Yo deseaba que lo pensaras, ?sabes? Entonces tiene que ser un espacial… No puede ser un terrestre.

—?Por que dices que no puede ser un terrestre? Esto es todavia mas ridiculo que lo que decias antes. Loa, por favor, se razonable. ?Que motivos podria tener un habitante del Imperio para venir a la Tierra?

—?No tengo ni idea de cuales pueden ser sus motivos! Quiza cometio un crimen en su mundo… —Loa se dejo arrastrar por aquella fantasia apenas la hubo concebido—. ?Por que no? Es logico, ?verdad? La Tierra seria el mejor lugar para esconderse… ?A quien se le podria pasar por la cabeza la idea de buscarle aqui?

—Siempre que realmente sea un espacial, claro. ?Que pruebas tienes de eso?

—No habla nuestro idioma, ?verdad? Tienes que admitirlo, ?eh? Venga, ?acaso entendiste una sola palabra de todo lo que dijo? Tiene que venir de algun rincon lejano de la Galaxia donde se habla un dialecto extrano… Dicen que los habitantes de Fomalhaut tienen que aprender un idioma practicamente nuevo para hacerse entender en la corte del Emperador en Trantor. ?Pero es que no comprendes lo que puede significar todo esto? Si es un espacial que ha venido a la Tierra de manera ilegal no estara registrado en el Consejo del Censo, y lo que mas debe desear es que nadie se entere de su presencia aqui. Podriamos utilizar a ese hombre en la granja como sustituto de papa, y entonces volverian a ser tres personas y no dos las que tendrian que cubrir la cuota fijada para tres trabajadores durante la proxima temporada… Incluso podria ayudarnos ahora con la cosecha.

Loa contemplo con expresion anhelante el rostro apesadumbrado de su esposo, quien analizo el problema en silencio durante un buen rato.

—Bueno, acuestate —dijo por fin—. Lo veremos todo mas claro con la luz del dia, asi que ya volveremos a hablar de eso manana…

Los murmullos cesaron, la luz fue apagada y el sueno acabo aduenandose del dormitorio.

A la manana siguiente le llego el turno a Grew de estudiar el problema. Arbin se lo planteo con expresion esperanzada. Cuando se trataba de pensar, Arbin siempre habia tenido mas confianza en su suegro que en el mismo.

—Bien, Arbin —dijo Grew—, es evidente que todas tus dificultades derivan del hecho de que yo estoy registrado como trabajador, por lo que en consecuencia la cuota de produccion esta fijada para tres personas. Estoy harto de crear problemas, ?sabes? Este es el segundo ano que vivo de mas… Ya es suficiente.

—No se trata de eso —replico Arbin empezando a ponerse nervioso—. No estoy intentando sugerir que su presencia aqui suponga un problema para nosotros, Grew.

—Bueno, ?y cual es la diferencia despues de todo? El Censo se realizara dentro de dos anos, y entonces tendre que marcharme de todas maneras.

—Por lo menos habra podido disfrutar de dos anos mas de descanso y lectura. ?Por que habriamos de privarle de eso?

—Porque les ocurre lo mismo a muchos otros. ?Y que sera de ti y de Loa? Cuando vengan a por mi tambien se os llevaran a vosotros. ?Que clase de hombre tendria que ser yo para consentir e„ vivir unos cuantos anos mas a cambio de que…?

—Basta, Grew. No quiero tragedias, ?entendido? Ya le hemos dicho muchas veces lo que pensamos hacer. Notificaremos su situacion una semana antes del Censo.

—Y supongo que pensais enganar al medico, ?no?

—Sobornaremos al medico.

—Hum. Y ese hombre…, agravara la situacion, claro. Tambien vais a esconderle, ?eh?

—Dejaremos que se vaya. En nombre del espacio, ?por que hemos de preocuparnos ahora pensando en todo eso? Disponemos de dos anos… ?Que vamos a hacer con el?

—Un espacial que surge de la nada para llamar a nuestra puerta —murmuro Grew—. No se sabe de donde viene, habla un idioma que no entendemos… Francamente, no se que consejo daros.

—Se comporta de una manera muy humilde y educada, y parece estar terriblemente asustado —explico el granjero—. No puede hacernos ningun dano.

—Esta asustado, ?eh? ?Y si se tratara de un retrasado mental? ?Y si sus balbuceos resultan ininteligibles no porque hable en un idioma extranjero, sino porque son las divagaciones de un loco?

—No me parece que eso sea posible —replico Arbin, pero se estremecio.

—Quieres convencerte de eso porque deseas utilizar al desconocido. Esta bien, te dire que tienes que hacer… Lleva a ese hombre a la ciudad.

—?A Chica? —pregunto Arbin poniendo cara de horror—. ?Pero eso seria nuestra perdicion!

—Nada de eso —replico Grew sin inmutarse—. Tu gran problema es que no lees los periodicos, Arbin; pero por suerte para esta familia yo si lo hago. Bien, pues resulta que en el Instituto de Investigaciones Nucleares han inventado una maquina que se supone ayuda a aprender mas deprisa. El suplemento semanal traia una hoja entera dedicada a eso, y parece ser que necesitan voluntarios para probarla. Lleva alli a ese hombre, y deja que sea utilizado como voluntario.

—?Esta loco! —exclamo Arbin meneando energicamente la cabeza—. Nunca seria capaz de hacer eso, Grew… Empezaran por pedir su numero de registro, y el no tener las cosas en orden equivale a provocar una investigacion…, y entonces descubriran que vive con nosotros.

—No, Arbin, te equivocas. El Instituto de Investigaciones Nucleares solicita voluntarios porque la maquina aun se encuentra en la fase experimental. Probablemente ya ha matado a algunas personas, de modo que estoy seguro de que no haran ninguna clase de averiguaciones… Y si muere, el espacial no estara mucho peor que ahora, ?verdad? Ahora coge el lector de libros y pon la palanca de seleccion en la sexta bobina. Ah, y traeme el periodico apenas llegue, ?de acuerdo?

Cuando Schwartz abrio los ojos ya era mas de mediodia. Enseguida sintio ese dolor sordo que oprime el corazon y se alimenta de si mismo, el dolor provocado por la ausencia de una esposa que no estaba a su lado al despertar, de un mundo familiar irremisiblemente perdido…

Ya habia experimentado aquel mismo dolor en una ocasion anterior, y de repente su memoria le trajo un recuerdo fugaz que ilumino con nitido brillo una escena olvidada. Schwartz era mas joven y estaba en una aldea nevada azotada por el viento…, con el trineo esperando…, y al final de aquel viaje estaria el tren…, y despues del tren el barco inmenso…

Aquel miedo melancolico y abrumador provocado por la perdida del mundo conocido hizo que durante un momento Schwartz volviera a ser el muchacho de veinte anos que habia emigrado a los Estados Unidos.

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